La definición de “actor de carácter” suele leerse como “alguien que se especializa en interpretar gente excéntrica o inusual más que en roles protagonistas”. Aunque Jake Gyllenhall, habitual estrella protagonista, no puede ser técnicamente etiquetado de ese modo, es innegable su status de actor que cubre fluidamente la brecha al encabezar películas en las que interpreta ese tipo preciso de personajes. De esa manera, Gyllenhaal juega en una liga propia.

Otro factor que ubica a Gyllenhaal a un costado del resto es una pasión al viejo estilo por lo artesanal, algo fácil de discernir luego de solo unos minutos en compañía de un actor al que evidentemente le importan de la misma manera sus primero y poco vistos roles (como Bubble Boy, una comedia de 2001) como aquellos que, en un mundo alternativo, deberían haberle hecho ganar todo premio psoible, como Primicia Mortal. No es exagerado decir que el entusiasmo de Gyllenhaal ha alcanzado una nueva cima tras su más reciente rol en Stronger, un proyecto apasionado que cuenta la historia real de la vida de Jeff Bauman, que sufrió la amputación de sus dos piernas tras el atentado a la maratón de Boston el 15 de abril de 2013. El actor es también productor de la película, basada en las propias memorias de Bauman y con guión de John Pollono.

A diferencia de Patriots Day, la dramatización de 2016 de Peter Berg sobre la cacería que siguió al atentado, este film pone el foco en la muy humana historia de la recuperación de un hombre tras el daño que significó un cambio drástico en su vida. Gyllenhaal no es ajeno a los cambios físicos para asumir un personaje (en 2015 engordó veinte kilos para Redención), pero Stronger lo puso frente a un desafío mayor, uno que él ubica como el más importante que enfrentó en toda su carrera.

“Todo el tiempo sentí una gran responsabilidad ante Jeff”, explica Gyllenhaal. “El es un ser humano real que todavía está aquí, y es vital y muy inteligente, con lo que todos esos aspectos conformaron un verdadero reto para mí. Quería hacerle justicia. Tratar de conceptualizar lo que significa no solo perder tus piernas sino también el modo en el que sucedió... realmente siento como si él fuera superhumano”.

El respeto de Gyllenhaal por Bauman es sincero. Ambos pasaron un año juntos ante de empezar la filmación, y consiguieron una camaradería que le permitió al actor entregar la que quizá sea una de las performances más formativas del año. En vez de hacer lo que podría haber sido la típica historia de vida cubierta de falsa sensiblería, el director David Gordon Green eligió una autenticidad que ejemplifica bien una escena clave, que muestra el momento en que a Bauman le retiran los vendajes tras la amputación. La cámara queda fijada en Gyllenhaal y Tatiana Maslaney –estrella de la serie televisiva Orphan Black que aquí interpreta a la novia de Bauman, Erin Hurley– y se queda en nada más que en su cruda emoción. 

Gyllenhaal asiente. “Esa escena está basada en un increíble momento en el que Jeff dijo que no quería ni ver él ni que Erin viera sus piernas cuando le quitaron el vendaje. Fue algo muy conmovedor. David podía mantener la cámara rodando en tomas muy largas, y había un momento en que todas las fronteras desaparecían, se disolvían y vivíamos el momento”. El resultado es la mejor escena de la    película. Aunque esporádicamente esimula los conductos lagrimales, Stronger es inesperadamente muy divertida, algo que desde el primer momento atrajo a Gyllenhaal.

“La razón por la que quise hacer la película es porque cuando leí el guión por primera vez terminé riéndome”, revela el actor. “De manera sorprendente, largué una carcajada en la cuarta página, luego me conmovió y luego me volví a reír. Eso fue lo que hizo que quisiera hacer este personaje. Jeff es una de las personas más graciosas que conozco”. El punto sirve para traer a la luz el hecho de que -salvo por la mencionada Bubble Boy, de Blair Hayes- la comedia ha estado largamente ausente en la filmografía del actor de 36 años, desde su debut como actor infantil en City Slickers, de 1991. Habiendo formado un exclusivo club de personajes intrigantes, desde su primer protagónico en Cielo de Octubre (1999), los espectadores aún no han visto a Gyllenhaal animándose al género.

“Tampoco es necesario verme haciéndolo”, sonríe, analizando por qué este podría ser el caso. “Creo que gravito hacia cierto tipo de profundidad de personajes. Para mí, uno quiere sentir que el tiempo que pasa haciendo una película tiene significado por la razón que sea, y no tengo el deseo de, por ejemplo, hacer una película que exista solo en la superficie. Pero si es una comedia y tiene algo para decir, entonces me encantaría tomar parte”.

Podría decirse que Primicia Mortal, el aclamado thriller dirigido por Dan Gilroy en 2014, es de algún modo una comedia. Allí el actor interpreta a Lou Bloom, un periodista freelance que recorre las calles de Los Angeles de madrugada para documentar eventos violentos a cambio de dinero de una estación televisiva local. “Sí, absolutamente”, acuerda él. “Siempre pensé que varias de esas escenas eran hilarantes. La gente me dice que Bloom es medio siniestro, pero para mí también es gracioso, de muchas maneras. Es una especie de comentario social sobre muchas cosas. Fue muy interesante decir ‘En una toma voy a acercarme a Rick (el personaje de Riz Ahmed) como si fuera a atacarlo, y en otra como un amigo’... y creo que un personaje que me permite tomar esa clase de elecciones hace que mi trabajo sea más divertido”.

Los roles memorables no se detienen en Bauman y Bloom: el adolescente Donnie Darko, el policía de Los Angeles Brian Taylor de En la mira y el cowboy gay Jack Twist de Secreto en la montaña son solo tres de los personajes más definitorios del actor. Con la demanda de su talento en ningún riesgo de menguar, ¿ha adoptado Gyllenhaal alguna clase de código para elegir a qué guiones va a dedicar meses de su vida? “Es mi instinto, creo. Los personajes tienen que tener un sentido de la ironía y cierto filo en el que me pueda balancearme. Estos personajes siempre deben tener una miríada de facetas, que me den la posibilidad de decir ‘en esta toma puedo ir para acá, en la otra toma puedo ir hacia allá”.

Aunque muestra un amor similar por cada uno de sus films pasados, Gyllenhaal muestra una sincera diversión cuando descubre que su entrevistador posee una copia del film catástrofe de 2004 El día despues de mañana (“¡No! ¿En serio? ¿Y todavía la mirás?”) y del thriller psicológico La sospecha, que sigue siendo la mejor película de Denis Villeneuve a pesar del reciente lanzamiento de Blade Runner 2049. Gyllenhaal ha interpretado numerosos personajes de alto perfil, con lo que no sorprende que la prensa suela describir esas películas como capítulos o puntos de cambio en su vida. Pero para Gyllenhaal, de todos modos, es la experiencia detrás de cámaras lo que entraña marcas importantes en su vida personal. “Cuando veo mis performances, no se trata solo de los resultados sino de la experiencia. Acabo de hacer este show de Broadway, Sunday in the Park with George, que para mí marca algo muy grande”, declara, y también cita Primicia Mortal como un momento clave: “Estaba experimentando con un número de ideas y técnicas... me encantaron esos díalogos, fue triste terminarlo”.

Gyullenhaal acaba de terminar el trabajo de dos personajes que parecen destinados a remarcar su doble status de protagonista y actor de carácter. Aparecerá junto a Carey Mulligan en Wildfire, el debut como director de Paul Dano, que retrata la ruptura de un matrimonio a través de los ojos de un chico de 13 años. Y luego está la oscura comedia The Sisters Brothers, nueva película de Jacques Audiard, director de Un profeta. “Llevo veinte años haciendo esto, lo que es extraordinario”, dice. “Soy mucho más que afortunado de hacer esto”. Hace una pausa. “Pero no se lo digas a nadie. Soy un poco supersticioso”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.