El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, hizo un duro editorial en el día número 500 del Gobierno de Javier Milei. Tras hacer un repaso sobre los indicadores económicos —datos que consideró que son “inapelables”—, los cruzó con una potente declaración del Papa Francisco en la que habló sobre el ajuste en el pueblo y la resistencia.
El editorial de Víctor Hugo Morales
Acabamos de escuchar a Francisco hablando de la educación pública, como de tantos otros temas lo hizo. Pero nos pareció que ese era un recorte interesante. Dijo que recortar la educación es un suicidio programado y señaló que es bueno ver a los jóvenes rechazando los ajustes, como yo les había dicho... haciendo lío.
Al mismo tiempo se cumplen 500 días de Milei. Se redujo el PBI. Cayó la producción industrial. La capacidad industrial está más abajo que durante la pandemia. Hay menos importaciones de bienes de capital. Se redujo la producción de automóviles. Cayó la construcción. Aumentó la deuda pública. La inflación acumulada llega al 196 por ciento. Hay menos ocupación. Descendieron las ventas minoristas. Se desplomó el consumo de bienes básicos. El poder adquisitivo cayó de forma estrepitosa.
En 500 días. Milei lo hizo.
Los datos del CELAG son inapelables. Comprobables en el día a día, no solamente en los papeles. Quiere decir que —aquella marcha universitaria que hoy cumple un año— estuvo, cada día transcurrido, más justificada.
Cuando Francisco dijo lo que dijo sobre la educación… Hacer ajuste en la educación es un suicidio programado. No se puede hacer ajustes en el desarrollo educativo. Es criminal, es un suicidio programado. Y cuando veo en diversas situaciones que hay tanta gente que se opone a ese ajuste, incluso los jóvenes que se oponen y arman lío, reclaman porque la educación es un alimento. Es igual a quitarles la comida.
En realidad, el Papa estaba también refiriéndose a todo lo perdido en este tiempo. El legado del Papa será eterno porque, al involucrarse en los intereses y necesidades de la gente, su palabra mantendrá vigencia siempre.
En algún sitio de la casa está el libro que llevamos a la plaza. ¿Se acuerdan? Leamos de nuevo la realidad. Escuchemos la palabra de Francisco. Y caminemos con la idea de que hacer lío, como él pedía, es mantenernos lúcidos. Tan firmes y solidarios como hace un año, cuando fuimos plaza y pueblo.