En su editorial, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, cuestionó al Gobierno de Javier Milei en medio de la pantomima oficialista que por estas horas está enviando a una comitiva del Gobierno a Roma para participar del funeral del papa Francisco. Tras exponer el cambio rotundo de postura sobre este tema por parte de Javier Milei, afirmó que “lo más probable es que celebran habérselo quitado del medio”.

El editorial de Víctor Hugo Morales

¿Será que estamos dentro de una pesadilla? Esas situaciones graciosas resumidas en un “¿sabés qué soñé anoche?”.

Que Milei se iba a Roma a despedir a Francisco. ¿No son locos los sueños? Y que iba en una excursión como las de Bariloche, o los jubilados a Córdoba. Aparecían Karina, Adorni, Pettovello, Bullrich, Francos, Werthein, asistentes, secretarios.

Uno se restriega los ojos y piensa en el sueño, y trata de explicárselo como cuando soñamos con un número, un rostro que hace años no vemos. Cuesta creer que sí, lo soñamos.

Se sabe que esto no es un sueño. Que en serio Milei va a Roma a despedir al representante del maligno, al vituperado Papa argentino, al que no supo respetar para nada, igual que esos diarios cuyos títulos ahora aman a Francisco después de haberlo perseguido. ¿No es increíble?

Y mientras vuela Milei, y Clarín titula su amor por el Papa, entramos al día 501 del Gobierno de Milei, con ese alivio de la familia que se caía a pedazos y consigue un usurero que le presta plata para tirar para arriba. Tirá para arriba, tirá.

Cantan mirando por la ventanilla los integrantes de esa armada Brancaleone, a la que lo único que le importa no es Francisco sino Roma, un rato libre, dueños del mundo. Milei los llevará al Coliseo y les mostrará por qué puerta él salía a enfrentar al león, que era en realidad el perro Conan.

Y nosotros acá. Mansos, especialmente tranquilos, salvo los jubilados que no se resignan y los policías golpeadores de Bullrich, que libraban su batalla de miércoles dentro de una aureola dorada de otoño, una película en cámara lenta que vimos tantas veces y de la que el establishment se ríe.

Acá con estos salarios. Acá sin medicamentos los viejos. Acá sin presupuesto los que valen. Acá con la cultura con el rostro tumefacto como un boxeador en el último round. Acá leyendo cómo lo quieren ahora a Francisco y mirando a los corresponsales de los canales de la mafia emocionados ante la despedida. Lo más probable es que celebran habérselo quitado del medio.

Los otros vuelan, y los que nos ajustamos los cinturones y respiramos por máscaras de oxígeno somos los de acá. Buen viaje, caraduras.