La cámara va y viene todo el tiempo con la imagen de Lisandro, un adolescente autista de 17 años. Muestra la vida cotidiana de un chico distinto, con su mamá llevándolo de un lugar a otro, tratando por momentos de conectar, por momentos de dejarlo libre para que haga lo que sea que lo haga feliz. 

Valentina Bassi protagoniza Presente Continuo y es la mamá de Lisandro en la vida real y en la película que mezcla ficción y realidad sin nunca marcar donde está el límite. Su papá, Ulises Rosell, es el director, por eso es un film tan personal y tan emotivo. Una especie de biopic real, que muestra a Lisandro y su mamá siendo ellos mismos.

Lisandro acompaña a Valentina a una marcha de protesta. También se la ve a ella hablando por radio sobre el recorte del gobierno. “Es una película política, estamos atravesados por el terrible ajuste en discapacidad”, asegura y agrega: “Ahora hay mucha más conciencia, pero falta un montón. Lo que más falta son políticas públicas, porque los chicos necesitan apoyos y el Estado no está, se retiró. También una sociedad que acompañe. Cuando la hacíamos sentíamos que el país se está desmoronando y tenemos un hijo que necesita un montón de apoyo, por eso nos pareció importante también mostrar eso”, dice a Las12.

La película se mostró en el último BAFICI y obtuvo el premio del público. Además de la resistencia a las políticas de ajuste del gobierno que busca reducir las pensiones que otorga el Estado a las personas con discapacidad, es una película de resistencia ante el ajuste que el Estado realiza al financiamiento del cine: “La película no se hizo con el apoyo del INCA, se hizo con nuestro dinero y el apoyo de amigos. Fue muy importante que haya entrado al BAFICI, para que tenga difusión, después tendrá su vida propia”. También es una película sobre la inclusión, que muestra de cerca la neurodiversidad, sin estereotipos, ni bajadas de línea, solo mostrando una realidad, que es la realidad de muchas familias.

¿Cómo surgió la idea de hacer esta película?

--La idea de hacer la película la trajo Ulises, hace mucho. En el 2020 me dice que lo quiere filmar a Lisandro a ver si hay una peli. Filmamos unos días y quedó ahí, vimos el material, charlamos un poco y quedó. En 2023, creo que a Ulises se le acomodó qué es lo que quería filmar y ahí arrancamos y no paramos. Fue todo muy rápido. Nace de la necesidad de contar una historia que nos atraviesa hace 17 años. Ulises me decía que veía el paso de la niñez a la adolescencia y eso lo conmovía lo suficiente como para animarse a hacer la película. Y nos dábamos cuenta que teníamos muchas ganas de contar esta historia.

Lisandro y Valentina van a una marcha, una escena de Presente continuo. Foto: Gentileza. 

¿Lisandro tenía conciencia de que estaban haciendo una película sobre él?

--Era otra incógnita. Pensábamos que no íbamos a poder hacerla, que era imposible, porque Lisandro es impredecible, reacciona de formas que se pueden más o menos vislumbrar pero siempre sorprende con algo, entonces no sabíamos muy bien, por eso hizo pruebas y las primeras veces siempre era “quiero ver si hay una peli”. Cuando empezamos nos dimos cuenta que tenía que ser algo artesanal, sin muchas máquinas, de hecho Ulises hace todo: sonido, df, cámara, director, vestuarista. Y descubrimos que Lisan tiene una relación con la cámara muy diferente, como es diferente en casi todo, también se relaciona distinto con la cámara. No tiene la noción que nosotros tenemos de lo que es una cámara, no le importaba en lo más mínimo. Eso estuvo bueno porque se dejaba ver muy transparente, sin filtros.

El género de la película es un poco incalificable, es un poco de documental un poco de ficción, ¿había un guión?

--No hay ningún guión para él. Nosotros sí teníamos pautas, sobre todo el personaje que hace del cuidador, que es la parte más de ficción, pero no sabíamos si se iba a conectar o no. Era pensar que si se conecta es una historia, si no se conecta es otra historia. La premisa que tenía el actor era de alguna forma tenés que lograr conectar y Jeff lo logra en una forma muy conmovedora, lo da todo, hace todas las monerías para poder comunicarse. Lisandro es una máquina de dejar pagando a la gente que se quiere comunicar.

¿Cómo encararon este juego entre ficción y realidad?

--Todo nace de muchas charlas, es lo que sucede en la película y lo que nos pasaba a nosotros. Era un matete, porque yo me preguntaba qué estamos haciendo, ¿es una película de ficción? La ficción y la realidad se nos confundía, encima que Ulises se metía donde yo trabajaba. Y justo fue muy particular que yo estaba haciendo dos trabajos que tenían que ver con mi vida real. En la obra Salvajada, soy la madre de un niño tigre, de un niño diferente y en Un león en el bosque era la acompañante terapéutica de un niño autista. A Ulises le gustó hacer esa mezcla y eso me atrajo mucho. No sabemos hasta qué punto Lisandro distingue, de chiquito nos preguntaban si tiene juego simbólico, un tema que me torturó años. No devela el misterio de qué distingue y qué no, tampoco en la película. La idea era meternos en sus ojos, mirar la vida como la mira él, es un juego hermoso, pero es un misterio.

Presente continuo se vio en el BAFICI y se está por estrenar en cines comerciales. 

Convivir a diario con la diferencia

Presente continuo además de ser una película sobre cómo mira el mundo un chico desde el trastorno del espectro autista, es una película sobre cómo una madre vive todos los días con un adolescente que no es como los demás. Desde las dificultades que implican la convivencia cotidiana hasta los obstáculos que todavía aparecen en la sociedad.

¿Creés que la película puede generar conciencia sobre la importancia de la inclusión?

--La película la vieron bastantes madres de chicos con discapacidad. Es una película poética, no es didáctica, es una catarsis, un drenaje catártico. Sin embargo, creo que si una persona ve la película y al otro día ve en el colectivo a una persona con autismo no le va a ser tan ajeno y eso es un triunfo. La identificación en el cine es más profunda porque entra por medio de la emoción.

¿Cómo es ser mamá de un hijo con discapacidad?

--Es pura demanda, es vivir el presente, el hoy, sin tener idea lo que va a pasar mañana. Si pienso mucho me asusto así que mejor no pensar. No puedo pensar en el futuro. No puedo pensar que la escuela a donde va mi hijo se va a fundir por toda esta problemática que hay sobre discapacidad. Es como una meditación budista, porque no me queda otra. También tengo la sensación que no pasan las etapas, es como si no pasara el tiempo, es todo una gran etapa. De ahí el nombre de presente continuo, que resume mucho lo que siento como mamá.