En un juego de palabras con la famosa canción de Joaquín Sabina, este viernes 2 de mayo el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, se preguntó quién le ha robado el mes de abril al pueblo argentino. En medio de ajustes y quita de derechos, se preguntó: “¿Cuánto falta para que quede muy claro que el año también está perdido?”.

El editorial de Víctor Hugo Morales

¿Quién nos ha robado el mes de abril? Ya se fue el cuarto mes del año. ¿Milei? ¿A nombre de quién? ¿De los empresarios que lo aplauden cuando dice disparates desde el estrado?

La cuestión es que mayo es ya el quinto mes del año, y la pregunta de los trabajadores es: ¿cuánto falta para que quede muy claro que el año también está perdido?

En enero uno piensa que el año empieza en marzo, pero es mayo, ya es mayo, y venimos de otro mes espantoso para los que perdieron su trabajo, y para los que lo tienen pero el trabajo se les apropia de todo el tiempo.

En el último año, lo que aumentó fue la cantidad de horas trabajadas, tanto para quienes tienen un solo empleo como para quienes suman changas para poder parar la olla. En el grupo de los pluriempleados, el tiempo dedicado al trabajo es de 16,8 horas. Casi 17 horas por día. La vida es cada vez menos humana.

El Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, que coordina Claudio Lozano, nos dice además que son dos millones y medio —2,4 millones— las personas que tienen más de un empleo, sencillamente porque, como nunca, es imposible vivir de uno solo. Al menos para esos dos millones y medio de personas.

El salario mínimo es una afrenta como nunca se vio. El peor en décadas. Peor que en 2001. Está en menos del 60% de lo que necesita una persona para no ser indigente. Es la cuarta parte de la canasta de pobreza. Es la milésima parte de la dignidad mínima imponible.

Y en el otro extremo, los más bacanes del medio pelo se atrasan en los countries y edificios con las expensas. Se hacen reuniones para bajar la calidad de servicio, y lo que se rompe no se arregla, lo que se descascara no se pinta.

Para sacarles una propina hay que subir un piano al hombro. Pero al menos ellos son derechosos, gozan porque hay gente que está mucho peor. Hay una clase social inferior y eso, siempre, es un gran alivio.

En la marcha de antes de ayer los nombres eran los conocidos de siempre: deuda, FMI, cripto-libra, Milei. Y las mismas preguntas de cada día y cada mes.

Seguí leyendo