Enclavado entre las montañas en el extremo noroeste del territorio de Salta, a unos 570 kilómetros de la capital provincial, el caso del paraje Mecoyita exhibió ayer la complejidad de la frontera norte, con cientos de kilómetros desde las alturas del departamento Santa Victoria a la llanura de Rivadavia. Hubo otras expresiones que dieron cuenta de que la frontera no es solo cuestión de controles. 

El diputado Enzo Chauque (del bloque Justicialista Gustavo Sáenz Conducción) pidió el apoyo de sus pares para que la Cámara de Diputados de Salta aprobara un proyecto de declaración dirigido a los legisladores nacionales por Salta para que gestionen ante el Ministerio de Relaciones Internacionales la habilitación de un paso fronterizo internacional entre Mecoyita, en Argentina, y la localidad de Mecoya, en Bolivia.

El diputado mostró imágenes para graficar la situación en este paraje donde residen unas 600 personas, que tiene escuela primaria y secundaria. Aunque el resto del país les queda distante (por las distancias, las dificultades de la geografía y la falta de caminos, fundamentalmente), declaran su argentinidad: El Portal de la Patria, le llaman a Mecoyita. Después de este paraje con solo pasar una quebrada, está Bolivia. 

Chauque empezó por destacar la dificultad de la comunicación en Mecoyita. Más de 550 kilómetros, o 570 según lugareños, y un poco más de diez horas de viaje, le separan de la ciudad de Salta. “Están bastante aislados”, sostuvo el diputado. Contó que en una reunión sobresalió entre las demandas de sus habitantes la necesidad de que haya un paso habilitado con Bolivia, con controles. Es un pedido que viene de larga data, que se hizo más ingente en 2020, durante el aislamiento por la pandemia de coronavirus, y que cada tanto vuelve. 

Mecoyita tiene una relación "muy estrecha" con Bolivia, "de comercio, de tránsito de las personas, y eso trae por supuesto un problema que le preocupa mucho a la gente del lugar que es el tema de la seguridad”, los pobladores contaron que ingresan vehículos a cualquier hora, que no saben quiénes los manejan ni con qué propósito van y “para evitar esas cuestiones ellos están pidiendo que se trabaje un paso fronterizo legal”, agregó el legislador.

“Es una frontera donde hoy por hoy no hay absolutamente nada. Hay un río, el camino nuestro, del otro lado el camino de Bolivia y uno puede pasar libremente, no hay ningún control, no hay Gendarmería, ninguna fuerza que custodie ese lugar", ratificó. Dijo que también piden este paso porque "para conectar Mecoyita con cualquier ciudad argentina es muy complejo por territorio argentino”.

Para llegar a la ciudad argentina de Orán, donde las personas de Mecoyita realizan sus trámites, deben recorrer 652 kilómetros si van por territorio nacional. Esa distancia se reduce a 233 kilómetros si van por Bolivia, primero a Mecoya, luego a la ciudad de Bermejo, de ahí pasan el río Bermejo para retornar a territorio nacional por Aguas Blancas y desde ahí van a Orán.

Hay controles, pero faltan servicios 

Antes el diputado Sergio Oliva (JGSC), que es oriundo de Aguas Blancas, presentó otro proyecto de declaración también dirigido a los legisladores nacionales. Esta vez, para que tramiten que el gobierno nacional reponga el alumbrado público en el tramo que va desde el puesto de control integrado (ACI) en la frontera con Bolivia hasta el puente internacional en la ruta nacional 50. Aquí es donde empezó la aplicación del Plan Güemes, de refuerzo del control en la frontera. 

El legislador destacó que las personas que transitan en horarios nocturnos el kilómetro y medio que va desde el control integrado hasta el puente internacional tienen que hacerlo en la oscuridad porque no hay mantenimiento del alumbrado público ni de las banquinas, lo que acrecienta al riesgo de sufrir un accidente.  

Oliva contó que en el puente internacional se encontró con niños, mujeres y ancianos que deben caminar para llegar al control, porque en ese kilómetro y medio no está permitido el tránsito de vehículos, ni siquiera taxis o remises.

Se sumó la diputada Mirtha Miller (Evita Conducción), de Tartagal. Pidió “que se pongan los ojos sobre el estado de las rutas”. Recordó que en la ruta nacional 34, entre Pichanal y Tartagal, el sábado último hubo un siniestro en el que murió una persona. “Cuántas vidas más se deben perder para ver de solucionar el tema de la ruta nacional 34”, lamentó. 

Encima, en el siniestro del sábado luego los conductores debieron esperar por más de 4 horas porque el médico forense debía ir desde Orán. 

“Cuándo los sanmartinianos nos vamos a poder de pie”. “Por qué no unimos fuerzas los tres departamentos”, los tres más pobres, más castigados de la provincia, San Martín, Rivadavia y Orán, y “dejamos de ser oficialistas por un día” para reclamar por todas las necesidades en la zona, instó. 

La crisis del turismo en Cafayate 

En una sesión en la que se aprobó un proyecto de ley que prohíbe el acceso a espectáculos deportivos y culturales, a casinos y juegos de azar a deudores alimentarios morosos incluidos en el Registro de Deudores Alimentarios y hubo un largo debate sobre salud mental, otro proyecto de declaración, esta vez sobre la política aeronáutica, exhibió el efecto de las medidas regresivas del gobierno nacional.

La iniciativa, del diputado cafayateño Patricio Peñalba (JGSC), es a propósito de la reforma del Código Aeronáutico dispuesta por la administración de Javier Milei para desregular el transporte aéreo, e impulsa que se plantee una discusión sobre la política aeronáutica. 

Peñalba dijo que comparte algunas de estas medidas, pero otras le preocupan, "porque van a contramano de lo que hacen con el sector países del primer mundo”.

"No me gustaría que vayamos a un modelo donde se profundicen las asimetrías regionales. Tenemos que tener una visión estratégica general de desarrollo”, afirmó el diputado. Destacó que "los cambios económicos que se producen en el país influyen directamente o muy rápidamente en Cafayate, porque cuando hay una crisis económica los primeros sectores que sufren son el turismo y la producción”, ambos de incidencia central en la economía cafayateña.

Cafayate hoy atraviesa una situación compleja. Hemos tenido un año difícil desde la actividad turística y productiva, muy baja ocupación hotelera en relación con otros años, pocas visitas, pocas ventas en todos los sectores, desde los grandes hasta los pequeños productores, incluso el artesano", siguió. Tienen que ser más competitivos "pero es difícil en la situación actual de la macroeconomía, con el tipo de cambio”, con la gente que elige salir el país a vacacionar, y con disminución del turismo internacional. “Y esto influye directamente en la economía de los cafayateños”. “También es difícil ser competitivo con los altos costos de los servicios y de los insumos”, agregó. 

El legislador consideró que para aumentar el turismo es necesario que haya más vuelos nacionales e internacionales. Dijo que Aerolíneas le informó que no aumenta la frecuencia de vuelos porque no tiene suficientes aviones. “Ahí es donde creo yo que el estado tiene que estar” para determinar cuál va a ser el modelo de desarrollo, sostuvo.

“El rol del estado es asegurar el desarrollo económico local” que lleva a una mejor calidad de vida. Y eso se logra con mayor conectividad, insistió.