El STIA se movilizó a la sede de la cámara empresarial CIPA para exigir un aumento salarial real y mejores condiciones laborales. Las situaciones en las plantas bonaerenses de Mondelez en Pacheco y Molino Río de La Plata en Esteban Echeverría engloban el reclamo. La protesta surge tras una oferta del 1 por ciento de incremento, que el gremio calificó de “miserable”.
“La paritaria no va a ser una más, va a ser muy complicada, porque lo que está detrás es el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que nos volvió a endeudar. El STIA salió a la calle a defender nuestros sueldos”. Con esa advertencia comenzó su intervención Jorge Penayo, delegado de Mondelez-Pacheco, durante el Plenario de Delegados y Trabajadores del Sindicato de la Alimentación (STIA-Filial Buenos Aires), que reunió a 239 representantes sindicales y obreros de diversas plantas de la industria alimentaria.
Según Penayo, “hay que recuperar los tres puntos que perdimos en la paritaria anterior y luego discutir en serio”. La situación salarial refleja el deterioro del poder adquisitivo, según explicaron desde el sindicato: un operario calificado cobra en promedio 1.035.000 pesos brutos, mientras que la línea de pobreza supera el millón cien mil y la contrapropuesta sindical pretende superar estos números.
En Mondelez-Pacheco, ubicada en el partido de Tigre, zona norte del Gran Buenos Aires, la planta cuenta con unos 2.300 trabajadores, de los cuales 1.500 están bajo convenio del gremio. La empresa argumenta pérdidas por ausentismo, que ronda el 5 o 6 por ciento, pero según Penayo, no se trata de faltas injustificadas sino de casos derivados del ritmo de producción y enfermedades laborales. “Nos tildan de ausentistas para sacarnos de encima”, denunció en diálogo con Buenos Aires/12.
El sindicato acusa al gabinete de Milei de alentar una “reforma laboral a la baja”, que precariza las condiciones de trabajo. En este escenario, Penayo comentó que el plan de lucha puede escalar si no hay respuestas: “Después de la movilización, si no hay avances, vendrán los paros escalonados. Nos preparamos para una lucha más larga”.
Molinos Río de la Plata: entre posibles despidos y deterioro de condiciones
La planta de Molinos Río de La Plata en Esteban Echeverría enfrenta una situación igual o más grave. La empresa anunció la intención de despedir entre 23 y 25 trabajadores, reducir salarios un 30 por ciento y modificar las dotaciones por línea, en nombre de una supuesta reestructuración. “La empresa, basándose en un relato falso de crisis, avanza más allá de lo que incluso las reformas de Milei permiten”, reveló Luciano Grecco, delegado de la Comisión Interna del STIA en esa planta en charla con este medio.
La planta tiene 200 empleados bajo convenio, más trabajadores administrativos, supervisores y tercerizados. Según Grecco, la empresa “quiere imponer de hecho una reducción de personal y salarios, sin discutirlo en el Comité Mixto de Salud y Seguridad, como exige la ley”.
La situación en las líneas de producción es crítica, según Grecco. En la de bizcochuelos, donde trabajan cuatro personas por turno, la empresa querría reducirla a tres. Esto implica más carga laboral, menos descanso y mayores riesgos. Además, Molinos dejó de denunciar accidentes ante la ART y, en muchos casos, no pagaría los días que los trabajadores deben tomar por lesiones. “La empresa está desbocada. Quiere acumular más a costa de nuestra salud”, sostuvo el delegado.
En cuanto a los salarios, el promedio de un trabajador que recién inicia a penas supera el millón de pesos, mientras que uno con antigüedad oscila los dos millones de pesos, pero la empresa insiste en que “son caros” y buscaría recortarlos, lo que implicaría renunciar a adicionales de convenio. Esto fue rechazado por unanimidad en las asambleas. “Quieren que aceptemos algo ilegal. Ni siquiera están respetando los pisos mínimos que marca nuestro convenio colectivo”, señaló Grecco.
Audiencia y advertencias: el conflicto continúa
Este miércoles por la mañana también se realizó una audiencia en el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, en la que participaron representantes del STIA y de Molinos. La empresa, representada por su abogado Marcelo Rolón, negó los hechos y pidió vista del expediente. El gremio ratificó todos los puntos de la denuncia y solicitó inspecciones urgentes por parte del Estado provincial. Como no hubo acuerdo, fijaron una nueva audiencia para el 4 de junio en La Plata.
Desde el sindicato remarcan que en Molinos “no sobra ningún trabajador”. La reducción de personal sin evaluación previa en el Comité Mixto viola los protocolos de salud y seguridad. “La salud y la seguridad no se negocian. Los salarios de convenio, tampoco”, concluyó Grecco.
Más allá de los números y las negociaciones, tanto Penayo como Grecco apuntan al contexto político. “Quieren destruir la Ley de Contrato de Trabajo y prohibir el derecho a huelga”, advirtió Penayo, en referencia a los decretos firmados por el presidente Milei. Las empresas, aseguran, se sienten habilitadas por ese clima regresivo.
Los trabajadores insisten en que el acuerdo con el FMI, las reformas propuestas y la apertura indiscriminada de importaciones, configuran un escenario hostil para la industria nacional. “Nos quieren hacer creer que el problema somos los trabajadores y los costos laborales, cuando el verdadero problema es el modelo económico que se está implementando”, aseguró Grecco.
Lo que sucede en Molinos Río de La Plata en Esteban Echeverría y en Mondelez de Pacheco es parte de una crisis generalizada del sector. El sindicato de alimentación también está a atento a lo que ocurre en la fábrica de caramelos Lipo. En la planta de Lanús, que lleva más de 50 años en el mercado bonaerense, los empleados denuncian haber cobrado menos del 50 por ciento de su salario y durante varios días sostuvieron una protesta en la puerta de la firma. La empresa alega caída de producción y ventas, pero el conflicto ya lleva seis meses sin solución. El conflicto al día de hoy continúa y por ahora no hay soluciones.