Además de la proyección de las películas, ¿hay mejor manera de celebrar la obra y vida de Mario Piazza? Sí. Archivo Piazza surgió a partir de la necesidad de preservar el legado y el archivo de uno de los realizadores fundamentales del cine rosarino y santafesino. Con el título Celebramos a Piazza, Archivo Piazza y Cine Club Rosario organizan la función de hoy a las 20, en el Auditorio de la Asociación Médica (España 401), donde se proyectarán, en fílmico, Papá gringo (1983) y La escuela de la señorita Olga (1991). La función contará, además, con la presencia del periodista y cineasta Paulo Pécora, director del Festival Internacional Infinito Super 8.
Será también la oportunidad de la presentación formal de Archivo Piazza, grupo interdisciplinario dedicado a la digitalización de las películas realizadas por Piazza entre 1972 y 1978 -en Super 8 y 16mm-, dedicado también al cuidado y catalogación de su archivo gráfico, colección de publicaciones, filmaciones inéditas, diapositivas y correspondencias. El acervo es inmenso. “El archivo se conforma un mes después de la muerte de Mario, fallecido el 23 de mayo del año pasado. Fuimos al estudio para ayudar a María, su hija, y nos encontramos con una tarea terrible, porque nos dimos cuenta de que no se podía desmantelar, de que había que hacer algo con todo lo que había. Mario era un archivista, es decir, no solamente nos encontramos con sus obras sino también con las de otras personas, y sobre todo, con mucho material documental de la cultura rosarina de los últimos 50 años”, comenta María Langhi a Rosario/12.
Productora y realizadora audiovisual, Langhi integra Archivo Piazza junto a “personas que hemos trabajado con Mario, amigos y colaboradores, y María Piazza, que está al frente del proyecto. Nos acompañan y colaboran varias instituciones, como el Instituto Adolfo Prieto (UNR), el CEAVi de Élida Moreyra, la Escuela de Antropología, la EPCTV, y Espacio Santafesino, que colabora a través de las convocatorias de Ventanilla Continua, donde nos presentamos seguidamente, para poder sobrellevar el proyecto, sostener el archivo y hacer la tarea que estamos haciendo, que es algo muy caro. Esos premios quedan siempre chicos, con el que ganamos estamos haciendo esta proyección”.
-¿Qué se necesita para funcionar correctamente?
-El Archivo necesita un lugar con las dimensiones del estudio de Mario, en donde estamos haciendo el inventario. Pero lo que sobre todo se necesita es dinero, para pagar a la gente que está colaborando ad honorem, porque el trabajo es inmenso. Los compañeros del Archivo Birri nos pasaron las directivas que se usan para hacer el inventario, pero nosotros lo estamos haciendo sin ningún apoyo; eso es bastante difícil de sostener en el tiempo, y ya estamos por cumplir un año en estas condiciones. El inventario es lo que nosotros podemos hacer, pero luego se necesita incorporar archivistas audiovisuales formados, que puedan poner el material en condiciones y se pueda digitalizar, porque a esos materiales hay que darles una limpieza y ponerlos a punto, para poder llevarlos a la digitalización. Eso sale una fortuna y no se hace en cualquier lado, y es el proceso que se necesita para el objetivo que tiene el Archivo, que es poner a disposición pública todo este material, para que cualquier ciudadano pueda acceder. Lo que necesitamos es un acompañamiento económico, para sobrellevar un proyecto que sabemos va a ser largo.
-Seguramente encontraron material inédito y cosas que no esperaban, ¿por ejemplo?
-Materiales hay de todo, es impresionante lo que ha juntado Piazza. Hemos encontrado el recital de Juan Carlos Baglietto en Obras, del 14 de mayo de 1982; ensayos del grupo Irreal; hay material de Daniel Scheimberg, con la inauguración de una muestra suya en 1978, y la película experimental que realizaron juntos, Manifiesto Cubista. Hay un documental sobre el Savoy; está todo lo que hizo con el grupo Cucaño; está la correspondencia que él mantenía con Fernando Birri y otros referentes contemporáneos. La productora de la película de Fito Páez nos pidió el material de Fito, que sabemos que está pero todavía no lo pudimos localizar; es algo bastante arduo. Hay de todo. Esperemos poder conservarlo, sobre todo porque es muy importante para la memoria del cine rosarino. Mario lo sabía y por eso hizo este trabajo como nadie, pero creo que antes de poder hacer lo que estamos haciendo, le faltó vida, sino, lo hubiera hecho.
-Para que también nuevas generaciones conozcan su obra, que es un legado fundamental.
-Ninguno de los pibes que van a la Escuela de Cine saben de estos materiales, sería interesantísimo que los conozcan y el público en general también. Dentro de la Ley de Cine provincial que se está reclamando, está prevista una Cinemateca donde se pueda hacer este trabajo; tenemos el caso de Birri, con gente que hace como tres años que está trabajando y todavía no logran terminar, es algo que lleva mucho tiempo. Por otro lado, nosotros tratamos de que los materiales de Mario estén accesibles, porque es lo que él hubiera querido, aun cuando todavía no estén digitalizados o inventariados. Es decir, tratamos de preservar su espíritu, yendo en contra de lo que nos recomiendan muchos archivistas. Él era muy anárquico en sus formas, y nosotros le copiamos.