El rasgo dominante de la elección del domingo en Santa Fe ha sido la escasa concurrencia del electorado a las urnas. Un fenómeno ya visto en las PASO del 13 de abril y en otros comicios realizados en distintas provincias en lo que va del año. A la hora de indagar en explicaciones sobre esta deserción ciudadana, candidatos electos o referentes como el gobernador Pullaro o el intendente Javkin ensayaron reflexiones en torno a una probable "crisis de representatividad" política, y de "divorcio del ecosistema político respecto de la sociedad".

El propio secretario electoral de la Provincia, Pablo Ayala, relacionó apenas iniciado anteayer el escrutinio la escasa participación –52 por ciento a nivel general, 48% en Rosario– con una forma similar al voto bronca de 2001. "La gente se manifestó así, absteniendose de votar, así como en 2001 fue el voto en blanco el rasgo destacado”, comparó. Pero hay otras lecturas que advierten diferencias. 

"No estamos en el contexto de 2001, preanunciando una crisis de representación, no es el voto bronca. Me parece que es un descenso de la politización de la ciudadanía. Desde la pandemia para acá hubo una efervescencia afectiva del voto. La gente fue a votar con mucho enojo porque la habían encerrado, y votó contra los encerradores de la pandemia, contra la posibilidad de continuidad y desde un lugar de descontento, pero fuertemente politizada, aunque no encuadrada en un partido", observó Juan Lucca, docente de la Facultad de Ciencia Política de la UNR, e investigador del Conicet.

"Esta elección de Santa Fe marca una despolitización ciudadana. Tal vez, cierta estabilización en términos macroeconómicos hizo que la gente no fuera a votar con el enojo del bolsillo aunque el bolsillo esté desfondado y no haya plata. Pero no está la sensación de la inflación comiéndose las expectativas", agregó. 

Consultada la docente de Política Comparada y decana de la Facultad de Ciencia Política de la UNR, Cintia Pinillos, quedó en firme la certeza de que el ausentismo electoral "es un fenómeno multicausal y universal ya. En el mundo hay un declive de la participación electoral de la ciudadanía, y en Argentina, donde las elecciones son obligatorias y hubo niveles más elevados de participación de la región, en el último tiempo se observa un declive paulatino pero sostenido, con más énfasis en las elecciones legislativas que en las ejecutivas".

En su análisis, la escasa concurrencia a las urnas era de esperar según Lucca. Por un lado, la conveniencia de las principales fuerzas políticas en jugar de este modo. "Si hubo tres tercios significa que hubo tres fuerzas que lograron movilizar a la ciudadanía, sus estructuras, sus aparatos. Es más fácil, y menos costoso, cuando hay que movilizar menos teniendo estructura para movilizar mucho. Es cuando se decide no motorizar la elección y el costo de militar por el voto es menor. Eso le conviene a los partidos mayoritarios. En la Constituyente, Pullaro no hizo tachín tachín para que vayan a votar. Por ser el frente mayoritario le convenía que no hubiese una gran afluencia de votantes porque le favorecía. Para qué movilizar 100, si con 50 gano lo mismo e inclusive más, porque la proporción me favorece", dedujo. 

Pinillos sopesó que en Rosario la afluencia fue menor, incluso, que en las PASO. "Fue el porcentaje más bajo desde la recuperación democrática, y a pesar de que esa vez también se elegían convencionales constituyentes, una categoría nueva para el padrón actual. Pero tampoco esta situación novedosa concitó demasiada participación".

Lucca reparó, además, en el carácter del comicio. "Es un año electoral cargado, y lo que se ponía en juego, al menos en Rosario, no es de lo más convocante: concejales. Eso quizás desalentó a votar, y no fue concurrente con otra elección que la traccionara, no se elegía nada a nivel ejecutivo", analizó. En este caso, distinguió el interés que tuvieron las fuerzas políticas según sus propósitos: "Monteverde ayer habló a 4 años, no a 4 meses (elección de diputados nacionales) como sí lo hizo Germán Martínez en el mismo bunker, Y eso es porque fuerza distrital estaba pensando en su anclaje territorial. Lo mismo en las pequeñas localidades los presidentes comunales motorizaron el apoyo porque necesitaban el sustento al oficialismo de turno", distinguió. Por eso –consideró– el ausentismo fue mayor en las grandes ciudades de la provincia, y no tanto en las comunas.

Por otra parte, vislumbró un efecto de la polarización en curso. "Como dice Kenneth Roberts, se empieza a vaciar el centro. Hay mucha gente que está en el centro en términos ideológicos, pero los que más movilizan, activan y protestan, hacen ruido, son los que están en los extremos. Como en un salón de clases, en el medio están los buenos y tranquilos, pero a un lado y a otro están los de Newell's y los de Central, y en un momento se elige cuál es el club más importante. Entonces los del medio terminan cayendo en un extremo, movilizados por sus cercanos radicalizados, o deciden pasar de largo, alejarse. Y es lo que tal vez sucedió en esta elección", analizó Lucca. 

La efervescencia que exudan las redes sociales, con discursos odiantes en todas direcciones, no ha tenido aquí correlato en la afluencia a las urnas. Para las fuentes consultadas, no hay razón de ser para ello. Lucca discierne que esos foros digitales "generan efecto de burbuja de fidelización de quienes votan, una retroalimentación positiva para quienes ya consumen y están adentro. Las redes no tuvieron incidencia en esta elección porque tampoco hubo una política de reels de Instagram o Tik Tok tan fuerte como para movilizar y atraer votantes indecisos".

Pinillos fue en la misma línea. "Creo que no necesariamente el tipo de participación que se realiza en redes sociales tributa una intención de participación electoral. Es una participación distinta, en contexto de polarización afectiva, en proliferación de discursos violentos, fragmentados, y no necesariamente se trate allí de personas con ciudadanía activa a la hora de acompañar a un candidato con su voto. Sí puede ocurrir que en un contexto de mucha agresividad que suelen expresar las redes sociales eso desaliente a una parte de la ciudadanía que no comulga con esos discursos, y otra parte que crea que esa es la mejor forma de expresarse y no los canales tradicionales de la democracia como lo son las elecciones", dijo.

La analista consideró necesario "que la ciudadanía recupere la expectativa, y eso es el desafío de la clase política". Por lo tanto, la diversificación de citas electorales, con calendarios disímiles según cada provincia y Nación, conspira para captar el interés ciudadano. "Eso confunde. Habría que recuperar la centralidad y elegir los momentos clave", observó.

Quién saca provecho de este fenómeno. Pinillos señaló que "esto no beneficia a nadie, y menos a la democracia". Así comparó con el voto en blanco de 2001. "Ahí la gente fue a votar pero encontró un déficit en las propuestas. Pero cuando la ciudadanía no va a votar es una impugnación más allá de la oferta disponible. ¿Para qué voy a votar si cualquiera sea el resultado no hay una transformación en mi vida?, pareciera ser el razonamiento. El desencanto con las propuestas y más bien con la democracia como sistema político transformador".