Damián Reinfestuel, el tercer acusado por el crimen de la hincha de Central, Ivana Garcilazo (32), fue imputado ayer por homicidio agravado cometido en espectáculos deportivos con prisión preventiva por dos años y el fiscal del caso, Lisandro Artacho, consideró que se trató de “un crimen de odio”, fundado en la rivalidad de ese club con Newell’s. La mujer fue asesinada a piedrazos el 30 de septiembre de 2023 en Ovidio Lagos y Montevideo cuando regresaba de ver el clásico en el Gigante de Arroyito. Por el homicidio están acusados y encarcelados desde octubre del año pasado otros dos amigos, Ariel Cabrera y Juan José “Tuerca” Massón. Reinfestuel estuvo prófugo 1 años y 9 meses en Bolivia, donde cambió su identidad por la de Lucio Rodríguez y daba clases como “profesor uruguayo” en una escuela de la localidad de Samaipata. Su suerte de escurridizo se apagó cuando un testigo de identidad reservada lo entregó a cambio de 10 millones de pesos.

Durante casi dos horas, el fiscal expuso ayer en el Centro de Justicia Penal las evidencias que tiene para acusar al profesor de química y de historia Reinfestuel como coautor del crimen de Garcilazo. El juez de la audiencia, Fernando Sosa, formalizó la imputación y le dictó prisión preventiva por dos años. La defensa no rebatió ese planteo de la Fiscalía, pero sí pidió que sea trasladado a una cárcel del norte de Santa Fe, para “resguardar su integridad física”, atento a que en las del sur hay presos hinchas de Central.

Los abogados defensores Pablo Bedouret y Bárbara Reynoso también solicitaron –sin suerte- que el Servicio Penitenciario le quite a su cliente la clasificación de preso de alto perfil nivel 1, preservada para narcos y sicarios que desde la cárcel pueden lesionar la seguridad pública extramuros. Reynoso, además, se quejó del “uso político que se le ha dado a esta causa” en la cual “han usado el proceso como un símbolo de lucha contra la violencia o la impunidad, poniendo a Damián en el centro de esa narrativa de firmeza y mano dura”. Y agregó que “prueba de eso fue el traslado, con un despliegue enorme, con patrulleros, helicópteros, camionetas, cortes de ruta. Todo lo que sucedió es un exceso”.

"Newell’s locura"

El fiscal contó que así se llamaba un grupo de WhatsApp que reunió a Cabrera, Reinfestuel y los hermanos Juan José y Luis Massón. El último fue quien puso la casa el 30 de septiembre de 2023 para ver el clásico, en Cafferata y Catamarca. Según la investigación, tras el triunfo canalla los dos primeros y “Tuerca” Massón se fueron para el Parque Independencia. Por allí pasó Garcilazo en su moto, con un buzo de Central, cuando tres personas le arrojaron baldosas en Ovidio Lagos y Montevideo, una de las cuales le dio en la cabeza, hizo que perdiera el control del motovehículo y cayera al piso. Murió en el acto.

“Cinco testigos presenciales del hecho, todos coinciden en que eran tres personas, que los tres tiran piedras en la dirección en la que circulaba Ivana en la motocicleta, que no llevaba casco en ese momento”, dijo Artacho, y contó que uno de ellos, un taxista, se acercó a uno de los agresores y le dijo: “Ponete contento, porque la mataste”.

El novio de Garcilazo, Daniel Valenzuela, que venía en su moto detrás, se enfrentó con uno de los atacantes, a quien golpeó con una linga. Luego fue identificado como Cabrera, que le quitó la linga, escapó y descartó la cadena en un árbol cercano, mientras los otros dos escaparon por Montevideo hacia el oeste.

Tras la difusión de las imágenes obtenidas de cámaras de videovigilancia, el 9 de octubre, tres testigos se acercaron a la Fiscalía y reconocieron a Reinfestuel como uno de los agresores. Uno dijo que lo conocía de la cancha y que “es de esas personas que considera que es matar o morir por un equipo de fútbol”.

Por eso, el fiscal consideró que se trató de “un crimen de odio” por la rivalidad futbolística. “Se ataca para provocar el homicidio, no hay otra forma de entender este comportamiento, que es una consecuencia necesaria de la conducta que desplegaron, tirarle una baldosa a una persona en moto”, abundó Artacho al endilgarle el crimen el Reinfestuel.

Para el representante del MPA, “se la ataca porque pertenecía al club” rival. Entonces, dijo, “es indiferente qué piedra le pega, porque son aportes esenciales en el marco de un plan”, ya que “sin esos aportes individuales, el hecho no se iba a cometer en esas circunstancias específicas”.

“Le reventé la cabeza a un sina”

El fiscal dijo que “no hay dudas sobre la probable participación de Reinfestuel en los hechos”, mientras que la defensa cuestionó la falta de evidencias en relación a su cliente, al afirmar que “se habló de una lluvia de piedras para sostener la autoría funcional” del homicidio.

Sin embargo, puntualizó Bedouret, “la muerte fue producida por un impacto certero, contundente a corta distancia”, por lo que “no se puede atribuir a todos los imputados de manera genérica, ni que todo compartieron idéntica voluntad homicida”.

La defensa apuntó a las declaraciones de dos testigos que ofreció la Fiscalía, que el mismo día del hecho se cruzaron con Cabrera a los pocos minutos y contaron que dijo: “Le reventé la cabeza un sina, creo que lo maté”, sin saber que era mujer la víctima. "Sina" es una categoría "folklorica" que usa la hinchada de Ñuls para referirse, irónicamente, a la hincha centralista.

Otro testigo, un remisero que llevó la tarde del crimen a Reinfestuel hasta su casa en Pérez, declaró que lo pasó a buscar por un bar de 9 de Julio y Vera Mujica y lo encontró “desfigurado”, ya que estaba “alcoholizado y drogado”. Para refrendar su presunto carácter violento en relación a la pasión futbolística, el fiscal agregó que el testigo contó que Reinfestuel estuvo a punto de arrojarle una lata de cerveza que llevaba en la mano a dos personas con camiseta de Central que pasaron en moto. “Estos hijos de puta me están gozando”, se quejó.

El profesor uruguayo

El fiscal también dio detalles de cómo Reinfestuel eludió la Justicia durante casi dos años. Dijo que la noche del crimen se reunió con Massón y Cabrera en su casa para planificar “los pasos a seguir”. Luego llamó a su trabajo y dijo que no iba a ir unos días porque había contraído Covid. El 4 de octubre sostuvo que su padre había tenido problemas de salud y debía continuar ausentándose. El mismo 4 de octubre, según la investigación, se comunicó con una amiga abogada de San Nicolás. El 5 viajó a esa ciudad y le pasó los contactos de sus personas más cercanas. “Es el último día que usa esa línea, Reinfestuel”, afirmó Artacho.

Al día siguiente estaba en Salta. Un remisero declaró que lo fue a buscar y lo trasladó hasta el paso fronterizo con Salta. Llegaron alrededor de las 22 y le dio $10 mil de propina. El chofer contó que a esa hora se hace el cambio de guardia en el control, por lo que la gente pasa por un puente sin que le pidan nada. Así entró Reinfestuel a Bolivia.

Hasta el 20 de febrero pasado nada se sabía del prófugo. Ese día un testigo de identidad reservada fue hasta el despacho del fiscal y le dijo que sabía dónde estaba. A cambio quería los $10 millones de recompensa que ofrecía el Gobierno provincial.

Los datos fueron precisos y los corroboró personal de Interpol. El profesor rosarino se hacía pasar por ciudadano uruguayo en la localidad de Samaipata, a 100 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra. Falseó su identidad por la de Lucio Rodríguez y consiguió trabajo en una escuela, donde daba clases. Allí lo arrestó Interpol el 25 de febrero, luego de que personal civil averiguara a qué hora daba su materia.