Liderado por investigadores del CONICET y del Museo Argentino de Ciencias Naturales, un equipo interdisciplinario de científicos argentinos trabaja en estos momentos en una inédita expedición científica sobre el cañón submarino de Mar del Plata, a más de 300 kilómetros mar adentro. En diálogo con la 750, el doctor en Ciencias Biológicas por la UBA e investigador del CONICET Dr. Diego Urteaga habló sobre el furor que generó en los últimos días la transmisión en vivo de la expedición.

Estamos a 300 kilómetros de la ciudad de Mar del Plata, mar adentro sobre el cañón submarino, en el talud donde termina la plataforma submarina y comienzan los fondos abisales”, explicó Urteaga. Desde ese paisaje submarino extremo, el equipo explora formas de vida que pocas veces han sido vistas por el ojo humano. Y muchas de ellas, directamente nunca.

La expedición forma parte de una colaboración con una ONG estadounidense que recorre el mundo aliándose con entidades locales para explorar y documentar ecosistemas marinos profundos. “La ONG nos brinda la financiación y nosotros ponemos el conocimiento, a través del CONICET. Somos tres generaciones de biólogos a bordo”, describió el científico.

Especies que parecen de otro planeta

“Lo más impactante es que la mayoría de las especies que estamos viendo son desconocidas. A medida que vamos observándolas, las vamos registrando y asignándoles un número de colección de campo”, detalló Urteaga. La campaña ya logró capturar imágenes y datos de organismos que parecen salidos de una película de ciencia ficción.

“Hay cosas que son indiscutiblemente novedosas y nos shockean, como esa ‘batata’”, contó, en referencia a una criatura que rápidamente se volvió meme en redes. “Estos pepinos de mar los estudia el Dr. Mariano Martínez. Uno ve eso y parecen organismos alienígenas, porque no se entiende qué es adelante y qué es atrás”, bromeó.

Se trata de especies bentónicas, es decir, asociadas al fondo marino, aunque también observaron peces que pueden desplazarse “a través de la columna de agua”. La expedición no solo permite observar criaturas en su entorno natural, sino que también recopila material biológico, geológico y ambiental para futuras investigaciones.

Una viralidad inesperada

Lo que sorprendió incluso a los propios investigadores fue el impacto social del proyecto. “No esperábamos esta repercusión. Es una viralidad muy propia de la época, pero a su vez pareciera traer algún tipo de tranquilidad. Las personas lo ponen de fondo en la televisión. Generó una simpatía en la sociedad que no esperábamos”, reconoció Urteaga.