El bombardeo de Mar del Plata de 1955, por parte de la Marina, en el marco del golpe de estado contra el gobierno peronista, ya tiene documental y se estrena este viernes.
"Mar del Plata es una ciudad que tiene un componente negador de su propia historia. Esa es una de las cosas que nos impulsó a filmar este documental, la intención de traer esta discusión al presente. Y, para eso, hay veces que un documental aporta mayor visibilidad que una tesina u otra publicación académica".
La que habla es la cineasta Oriana Castro, autora del documental "Después del silencio", que se estrena este viernes 19 a las 16 en el aula 23 de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata, justo cuando se cumplen setenta años del hecho que narra: el bombardeo a la ciudad por parte de los golpistas que en 1955 lograron derrocar el gobierno democrático de Juan Domingo Perón, un hecho prácticamente invisibilizado por la historia oficial.
Castro, marplatense nacida y criada, viajada y regresada a vivir en su ciudad natal hace un par de años, es docente de la tecnicatura en Diseño Audiovisual que se dicta en la facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
En diálogo con Buenos Aires/12, cuenta que la universidad, y en especial el seminario de Problemas Metodológicos de la Investigación, del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades, tuvo un papel central a la hora de decidirla a filmar esta historia. Antes había tomado contacto con una serie de entrevistas titulada "El bombardeo según el hombre común", a cargo de Miguel Angel Taroncher y Francisco Santillan, y ese trabajo de investigación fue un insumo clave para poder filmar.
"Ya se habían animado a bombardear Plaza de Mayo en junio. En septiembre bombardearon la refinería de YPF en Ensenada. Esta operación se da en el marco de esa misma estrategia de extorsión, con la finalidad de forzar la renuncia de Perón", explica la realizadora. "Bombardearon el puerto, que era el corazón productivo de la ciudad y las instalaciones del ejército, que a diferencia de la marina, permaneció leal a Perón y a la constitución, todo desde el mar", explica.
Tras el cruento bombardeo de junio, perpetrado por la Marina de Guerra desde la base aeronaval de Punta Indio, Perón le había acotado a esa fuerza el acceso a municiones de artillería. Fue la marina británica, por orden del primer ministro de ese país, Winston Churchill, la que aprovisionó a los golpistas en aguas abiertas.
El director Nicolás Martínez Zemborain cuenta que "la producción es de Fernando Cuesta, Joaquin Garcia, Oriana y yo, que trabajamos a partir del deseo y la necesidad de contar esta historia, sumando voluntades".
"Así, sumamos a la asociación civil de arte comunitario MARCO y al archivo audiovisual Memoria Audiovisual Recuperada (MAR), un proyecto de centro de documentación que reúne y recupera materiales audiovisuales de la ciudad", agrega.
"Desde 2011, cuando armamos la productora audiovisual Conicet Documental, trabajamos con investigadores y científicos en la transposición del texto, sea paper o tesis, a un contenido audiovisual y el insumo que esto genera para la comunidad. Abre nuevos públicos, genera debates, me parece una sinergia vital, y en estos tiempos tan complejos para la ciencia, para la cultura, para la educación generar esa sinergia es vital", resume Martinez Zemborain.
La estrategia narrativa fue la de intercalar testimonios de sobrevivientes. Los que entonces eran niños, hoy son septuagenarios u octogenarios. Algo en ellos le llamó poderosamente la atención a Castro. "Ellos, que atravesaron esa experiencia, la del bombardeo, siendo niños, en los setenta, llegando a su juventud, fueron militantes políticos y, en algunos casos, también fueron presos políticos", cuenta.
Entre esos relatos, recuperados por "Después del silencio", llama la atención por su potencia el de Dora Escarlata. Hija de un conocido sindicalista de la ciudad, con el que tenía una relación de cierta complicidad, él le pidió que lo acompañara, ante el llamado a presentarse en una comisaría.
Tras la liberación, Dora caminó con su padre de regreso al hogar familiar, mientras las hordas antiperonistas destruían carteles, bustos y comercios de conocida filiación peronista. "Lo tuvieron un par de horas y lo largaron. Yo lagrimeaba y él me dijo con la frente en alto, no llores, no les des el gusto, eso me quedó para siempre".
En el transcurso de la investigación, los documentalistas accedieron al archivo de comunicaciones por radio de la Marina, que se encuentra accesible en el museo de Casa Amarilla, por decisión del ex ministro de Defensa, Agustín Rossi.
Dos proyectos de ciudad en pugna
Para Castro, "esta ciudad es la grieta". "Era el lugar de veraneo de la oligarquía, de Victoria y Silvina Ocampo. Esa clase pretendía convertirla en una suerte de villa europea. Con la llegada del peronismo, cambia el proyecto de ciudad. Por un lado, viene el turismo sindical, por otro, con la posguerra, el puerto atrae una nueva oleada migratoria", describe.
En ese entonces, la ciudad llegaba hasta el golf y los inmigrantes se asientan cerca del puerto, que entonces era suburbio. "Muchos de esos inmigrantes, habían sobrevivido a la guerra civil española o a la segunda guerra mundial. Los sonidos de las explosiones, los gritos, les activaron recuerdos que entonces eran bastante cercanos".
Esa experiencia, sostiene, genera en algunos casos lo que ella denomina las trampas de la memoria, que se amplifican por no haberse producido víctimas fatales y haber pocos heridos. "Los testigos afirman haber visto o vivido cosas de las que no hay registro historiográfico. Entonces, surge la duda si cuentan lo que vieron o lo que recordaron y un cierto debate entre testigos e historiadores".
Castro, que antes filmó "Mar de fondo", un documental sobre los asesinatos de trabajadoras sexuales ocurridos en la ciudad en los noventa a manos de quien la prensa denominó "El loco de la ruta", se confiesa una apasionada de ese período histórico, que incluye "los primeros gobiernos peronistas, la Fusiladora y la Resistencia". Entonces, con los símbolos justicialistas prohibidos por el decreto 4161, los militantes se identificaban con una flor de nomeolvides, los hombres en la solapa y las mujeres en el pelo.
Recomienda consumos culturales vinculados a la época: la novela "Sabotaje en el álbum familiar", de Libertad Dimitrópulos, y el documental "Los resistentes", de Alejandro Fernández Moujan.