“Que lo injusto no me sea indiferente”, escribió alguna vez León Gieco. Hoy, entre redes sociales y masivas manifestaciones, entre la feroz represión estatal y la violencia como “normalidad”, esa injusticia se traduce en odio y en desidia, como moneda corriente en la sociedad argentina y en el mundo.
Para contrarrestar ese panorama, para hallar respuestas posibles, esta tarde se inauguran las Jornadas del Centro Freud. El evento, que contará con un formato bimodal para quienes no residan en Salta, se iniciará a las 16.30, en el local ubicado en Vicente López 328 y se extenderá hasta mañana, sábado 4 de octubre con distintos paneles y oradorxs.
El encuentro, que girará en torno de un tópico tan áspero como innegable como el odio cuenta con la organización de la Fundación Cultura Analítica, que diseñó una grilla plural, con actividades que convocarán a profesionales de distintas procedencias.
Así, horas antes de la inauguración, los responsables explican que “La diversidad de participantes responde a la complejidad misma del tema. Por eso, la convocatoria es abierta a disciplinas no necesariamente psicoanalíticas, pero sí que piensen que tienen algo que decir para contribuir a apaciguar este fenómeno de agresividad desencadenada, casi avalada por los medios oficiales y las redes”.
Y añaden que “Siempre es mejor pensar y conversar con otros, contrarrestando de algún modo la tendencia a un pensamiento único que surge de hablar siempre con los mismos, con los que piensan ‘como uno’ (valga la equivocidad del término) y así tomar distancia de esos fenómenos en los que estamos inmersos e inventar alternativas que permitan un nuevo modo de relacionarnos, de vivir entre otros, sin que la particularidad de cada uno, su diferencia, sea vivida como amenazante”.
En esa línea, ilustraron también que la elección del odio como tema no es casual. Y aclararon: “somos testigos de cómo este fenómeno ha ido creciendo exponencialmente en estos últimos años. En nuestro país constatamos sus manifestaciones a distintos niveles, y resultan llamativas tanto su ejercicio sin pudor como los umbrales de tolerancia de la sociedad en su conjunto”. El panorama que describen es alarmante: "insultos y degradación del otro normalizada, violencia verbal y física, avance sobre derechos adquiridos y una erosión de la educación que dificulta el pensamiento crítico”.
En ese sentido, si se enfoca en el psicoanálisis, en las primeras décadas del siglo pasado, Sigmund Freud acuñó el concepto de pulsión de muerte y objetó la ilusión de una bondad y solidaridad primaria en el ser humano. Más tarde, en El malestar en la cultura, sugirió que la cultura se muestra insuficiente para regular la agresividad que anida en la condición humana. “La vida y la civilización, entonces, nacen y se desarrollan a partir de una eterna lucha entre dos fuerzas: amor y odio, siendo la regulación de este último, y de la agresividad que surge en el encuentro con el otro no solo en su diferencia sino también en su semejanza, la verdadera razón de las restricciones que impone la cultura”, apuntan desde la Fundación. Y suman la lectura de Lacan, quien a fines de los años 60 dijo: “Nuestro porvenir de mercados comunes será balanceado por la extensión cada vez más dura de los procesos de segregación”.
“La vigencia de estos textos no necesita justificación”, recalcan e agregan que en este momento de la historia “se hace necesario encontrarnos para ensayar alternativas posibles ante la devastación de lo humano que estamos viviendo, devastación sostenida por un odio que hoy se presenta sin disimulos sostenido por la tecnología y el mercado”.
Un programa plural
Justamente, para ensayar alternativas posibles, las jornadas abrirán el debate sobre varias cuestiones que hacen al quehacer humano y que invitan a la reflexión. Así, el viernes 3 de octubre, tras la apertura a cargo de Alejandra Borla, la primera mesa abordará el desvanecimiento de la autoridad y el ascenso del autoritarismo, con aportes de Mario Flores, Nicolás Mogni y Mari Cruz Fernández. Luego habrá un espacio para trabajos libres, seguido por la conferencia de Rocco Carbone sobre “El fascismo sigiloso del siglo XXI”.
La jornada del sábado comenzará con el panel “Instrumentos políticos del odio”, con la participación de Rodrigo Solá, Elena Corvalán y Gustavo González. Más tarde, Joaquín Caretti ofrecerá la conferencia “La normalización del odio”.
Por la tarde, se repensarán las nuevas tecnologías y la subjetividad en tiempos digitales, con intervenciones de Alejandro Ruidrejo, Gabriel Chibán y Gabriela Rodríguez.
El odio como globalidad
La actualidad parece ratificar los diagnósticos freudianos y lacanianos. “Los fenómenos de odio se hacen presentes en regiones de nuestro planeta geográficamente distantes entre sí, y con diferencias culturales propias. Eso es lo preocupante: su propagación como una mancha de aceite que excede fronteras”, advierte la Fundación Cultura Análitica.
Por otro lado, las redes sociales funcionan como amplificadores de esa dinámica: “informan tanto como desinforman y producen cierto efecto de contagio que se traduce en la naturalización de conductas”. Así, el odio prolifera y se muestra en un abanico de manifestaciones que abarca desde insultos triviales hasta crímenes extremos.
Todavía más, Carlos Ibarra y Alejandra Borla se preguntan si esa tendencia es atribuible a la llamada globalización. Y si lo es, ¿cuál es su vehículo? En nuestro presente “¿por qué algunos eligen el mal ejemplo antes que el buen ejemplo? ¿O el individualismo antes que la solidaridad, el odio antes que el amor? En este campo que es de lo más íntimo de cada uno es que puede intervenir el psicoanálisis, uno por uno, de una manera quizá más lenta para las exigencias de rapidez de estos tiempos”, remarcan.
Por el bienestar de las mayorías
En el ámbito de las jornadas, habrá dos oradores destacados: Rocco Carbone, filósofo y analista político, y Joaquín Caretti, miembro de la Asociación mundial de Psicoanálisis y de la Asociación Lacaniana de España, entre otras.
En diálogo con este diario, Caretti se refirió a la actualidad: “Apreciamos cómo el otro diferente se ha hecho tan intolerable que se busca su exterminio a la vez que se estrecha el lazo con las personas que se consideran semejantes. Vemos también la dificultad de poner un freno al odio y su anhelo de destrucción del otro”, sostuvo. Y, en el ámbito político, consideró además que la democracia, a pesar de ser “el mejor invento de la humanidad”, enfrenta dificultades para consolidar reformas favorables a las mayorías y que en el capitalismo los poderosos ponen a los gobiernos a su servicio.
En esa tónica, el especialista comentó: “Siempre me ha sorprendido cómo muchas de las reformas de los gobiernos progresistas son arrasadas por el siguiente gobierno de derechas sin que exista la posibilidad de consolidar cuestiones básicas para construir un país más justo y solidario. Este momento en la Argentina es uno de aquellos donde se puede apreciar el retroceso en cuestiones esenciales como la salud, la educación, las pensiones y el empleo. Temas esenciales para el bienestar de las mayorías de los cuales, cuando se ocupa el Estado, se consigue un reparto más equitativo de los dineros públicos”, dijo y amplió: “Se aprecia que hoy son el objetivo a batir de este gobierno. Uno no puede dejar de reconocer que esta es una de las mayores manifestaciones de odio a las clases más desfavorecidas que sienten las clases acomodadas”.
Ensayando una solución posible, Caretti indicó: “pienso que se tendría que implementar un plan para consolidar determinadas reformas que no pudieran ser tocadas tan fácilmente por ningún gobierno, por ejemplo, incluyéndolas en la Constitución. No sé cómo se podría hacer esto -¿una Asamblea Constituyente?-, pero sí sé que es absolutamente necesario y que valdría la pena pensarlo. Si no se implementa algo el país continuará en un sube y baja a merced de las distintas motosierras que puedan alcanzar el gobierno”.
En la misma tónica aseveró que “No hay ninguna garantía de que la democracia perdure. Los sectores progresistas de la sociedad deben tener como primera premisa la defensa de ésta ya que sin ella la comunidad se queda sin voz”. “El mundo está asistiendo despavorido al ascenso brutal de la ultraderecha que no cree en la democracia y solo se sirve de ella de modo funcional para imponer sus intereses que incluyen la desaparición del debate público y el ahogamiento de las diferencias. Es un proyecto de homogeneización de la sociedad donde todos deberíamos pensar y gozar del mismo modo que lo hace el amo”, expresó.
Por otra parte, sobre el tema de su conferencia, enfatizó: “El lugar que ocupa el odio hoy en la política es central como manifestación de lo que Freud llamó pulsión de muerte y que busca destruir cualquier cuestionamiento del proyecto de sometimiento de las poblaciones. El racismo, el odio y la segregación van de la mano y vivimos en una época en donde se ha perdido la vergüenza, lo cual permite que se muestren a la luz del día”.
Nuevamente, para trazar posibles salidas, subrayó que “El psicoanálisis necesita de la democracia y la libertad de expresión para desarrollar su labor. Por ello, apuesta por defenderlas cuando estas son atacadas. Entiendo que su principal tarea frente al odio es interpretar el momento actual y desvelar las razones que lo causan”.
El fascismo sigiloso
En otro orden de cosas, Rocco Carbone, quien describirá al fascismo actual, explicó que “Lo que acontece en Argentina -la apropiación existencial de la clase trabajadora nacional perpetrada por el fascismo sigiloso, herramienta del capitalismo delirante o zombi- o el genocidio en Gaza son dos episodios de una lucha gigantesca por el reparto del mundo entre fuerzas monopólicas corporativas globales absolutistas totalitarias que necesitan de nuestro país o del norte de África como dos fichas para intervenir en su juego formidable de apropiación de bienes naturales comunes y de la existencia misma de -ya no de la riqueza producida por- las fuerzas de trabajo nacionales”.
El catedrático sostuvo que en la Argentina el capitalismo devino fascismo. ”Superó su límite 'natural' de reacción cuando en el corazón de la pandemia se encontró ante la detención de la producción. Frente a esta condición intolerable y crítica acuñó la divisa de la 'libertad' -la palabra que encubre la real existencia del fascismo- para que el capitalismo pudiera seguir expropiando la riqueza -y hoy, hasta la existencia misma- de la clase trabajadora”, afirmó.
¿Qué es el fascismo entonces?, se pregunta Carbone. Y responde: “El recrudecimiento de la lucha capitalista contra las necesidades más vitales de la clase trabajadora. El presidente Milei es el hombre político más representativo de esta acción desarrollada por el capitalismo delirante, zombi, en crisis, en la Argentina. La tarea principal de un régimen político, según el aforismo inglés, consiste en poner the right man in the right place (el hombre correcto en el lugar correcto). No comprende qué es el fascismo quien visita los ciclos históricos por fracciones de siete días y entiende la política como una acción que se limita a un editorial de fin de semana”.
De esta forma, para cuestionar la realidad e intentar la transformación, con intensidad y herramientas para propiciar el pensamiento crítico, La invitación queda abierta: dos días para reflexionar, debatir y buscar alternativas frente a un odio que se propaga como una opacidad de inicios de siglo. Porque, como aseguran los organizadores, “no debemos consentir a esto”, para que el amor, como en los mejores tiempos, vuelva para vencer al odio.
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