“Nos reunimos hoy con los empresarios pero no llegamos a un acuerdo porque nos dijeron que mientras sigamos con las medidas de fuerza, van a seguir despidiendo”, advirtió a Página/12 Agustín Colovos, delegado de UOM. 

Desde las 4 de la mañana los 400 operarios se concentraron pacíficamente en los portones de la fábrica, donde los esperaban los mismos efectivos de la Policía Bonaerense que ayer habían notificado los primeros despidos. Ante la falta de diálogo con los empresarios, los trabajadores confirmaron que mañana tendrán una audiencia en el Ministerio de Trabajo.

“Los policías de Infantería nunca se fueron, nos esperaban a los costados de la fábrica”, relató Colovos. Los directivos estaban al tanto de que ayer, durante el primer turno, los empleados habían decidido en asamblea paralizar la planta productora de envases de aluminio. Antes de empezar la medida de fuerza, se habían reunido en tres oportunidades con los responsables de personal, sin llegar a un acuerdo. El de hoy fue el cuarto encuentro, pero la postura de la empresa no cambió: aseguró que seguirán adelante con el ajuste y advirtieron que podría ser mayor.  

“Nosotros no vamos a arrancar a producir hasta que no reincorporen a los compañeros despedidos”, afirmó a este diario el delegado de la planta. Los trabajadores en conflicto recibieron el respaldo del secretario de la UOM, Antonio Caló, y de la Región Oeste de la CGT.

Los empleados, por su parte, reiteraron que los despidos responden a “un intento de flexibilizar las condiciones de trabajo” y no a una supuesta crisis. “Quieren imponer la multifunción en dos áreas, mantenimiento y compactado. Están envalentonados con la ola amarilla”, indicaron. 

El accionar de la Bonaerense –con patrulleros, grupos antidisturbios y efectivos con ropa de fajina– en medio de un conflicto laboral de una empresa privada ocurre en el municipio de Morón, la intendencia de Ramiro Tagliaferro, ex marido de la gobernadora María Eugenia Vidal.