La dirigente social jujeña Milagro Sala dijo que durante los casi exactamente dos años que lleva en prisión preventiva -el martes es el aniversario- pasó por varios estadíos, pero que la “tristeza” de estar encerrada sin razón no la puede superar. Solo la ayudan a pasarla mejor sus nietos, los juegos de rugby y fútbol que comparte con ellos, las “luchitas”. También la vida compartida con su marido Raúl Noro en la estancia de El Carmen, adonde volvió desde el penal del Alto Comedero a cumplir una “prisión domiciliaria que es más prisión que domiciliaria”. De aquellos primeros días de encierro “muy triste”, por enero de 2016, pasó a darse “cuenta de por qué hicieron lo que hicieron con nosotros”. 

El “nosotros” la incluye a ella y al resto de los integrantes de la Tupac Amaru, la organización que lidera y la razón que le encontró a su detención y la “lluvia de acusaciones mentirosas” en su contra es ésta: “A los militantes que trabajan para los pobres en Jujuy nos usaron como ratitas de laboratorio para comenzar a disciplinar a toda la Argentina”. No obstante, opinó, “el hostigamiento, el maltrato y las mentiras”, así como “los maltratos al pueblo” que les atribuye al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y al Presidente Mauricio Macri “tienen que parar algún día”. “Los argentinos no masticamos piedras, nos damos cuenta de los grandes negocios que están haciendo”, advirtió.  

Sala habló con PáginaI12 por teléfono desde El Carmen, adonde fue trasladada nuevamente hace un mes. Fue detenida el 16 de enero de 2016 y encerrada en la Comisaría de la Mujer de San Salvador de Jujuy. Una semana después fue trasladada al penal. De allí salió un año y medio después, luego de que fuera visitada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que instó al Gobierno nacional a habilitarle el beneficio de la prisión domiciliaria, que hasta entonces le era rechazada por la justicia jujeña. Para entonces, el grupo de trabajo de la ONU especializado en detenciones arbitrarias había advertido al Estado argentino que Sala no debía estar encerrada, que tenía que transitar los procesos judiciales en su contra en libertad. La opinión fue compartida por otros organismos internacionales, aunque no fue suficiente para torcer la voluntad de los jueces de Jujuy. 

Hasta el momento, es objeto de proceso judicial en trece causas y sometida a tres juicios. El debate y la sentencia que recibió por acampar en la vía pública –fue en días previos a que la detuvieran– fueron anulados en primera instancia, y vueltos a avalar por el Superior Tribunal de Justicia provincial. La defensa de Sala recurrirá a la Corte Suprema. En el juicio oral de la causa conocida como “Bombachas”, la dirigente resultó absuelta y tras el debate en torno de los huevazos arrojados a Morales durante un acto recibió tres años de prisión en suspenso, pero la sentencia no está firme.

“La Justicia la armaron para ellos”, consignó Sala durante el diálogo. Con “ellos” se refiere a Morales, a Macri, a “sus empresarios y amigos poderosos”. “Lo que pasó con Santiago Maldonado es otro ejemplo de que la Justicia no funciona bien. No nos olvidemos de Santiago, por favor”, pidió. También aprovechó la entrevista para agradecer “a los comités que se formaron por mi detención –los Comités por la Libertad de Milagro Sala– en Argentina y en otros países, a los compañeros del Parlasur y a los que siempre están al lado de nosotros”. Y les dejó un mensaje: “No bajen los brazos, sigan militando para poder levantar el país. Esta tormenta va a pasar”.  

–¿Cómo resumiría estos dos años?

–Fueron días de tristeza. Estuve muy triste al principio por no poder entender porqué estaba presa. Si nosotros trabajamos siempre para construir viviendas, barrios completos, centros de salud, polideportivos. Para construir dignidad. No entendía al principio tanto ensañamiento contra mío, contra la Tupac, contra los compañeros que como yo siguen siendo presos políticos de Jujuy. Pero pasó el tiempo y nos fuimos dando cuenta de por qué hicieron lo que hicieron con nosotros. A los militantes que trabajan para los pobres en Jujuy nos usaron como ratitas de laboratorio, de experimento para comenzar a disciplinar a los sindicalistas, a los dirigentes de organizaciones sociales, a toda la Argentina. Vos fijate, todo lo que hicieron en Jujuy ahora lo están haciendo en Buenos Aires. Ellos tenían que probar y si les salía bien, empezaban a redistribuir la experiencia. Y es lo que hoy están haciendo. Yo me preparé para muchísimas cosas pero nunca para estar en la cárcel. Nunca pensé que iba a tener que soportar que la subdirectora del penal me hiciera agachar la cabeza. Pero me enfoqué en trabajar para que no me hicieran salir de las casillas. Pedía a los gritos “Justicia”, pedía que se termine de una vez por todas el hostigamiento al que nos tienen sometidos. Luego me dí cuenta de que era al vicio lamentablemente. En algún momento hemos creído en la Justicia, pero no, la verdad es que la Justicia la armaron para ellos. Lo que pasó con Santiago Maldonado es otro ejemplo de que la Justicia no funciona bien. No nos olvidemos de Santiago, por favor. Hoy estamos en tiempos en los que son ellos los que gobiernan, los grandes empresarios, las corporaciones que rodean a Macri. Creíamos que había una independencia de la Justicia pero lamentablemente está cooptada por (el gobernador de Jujuy) Gerardo Morales y Macri a nivel nacional.

–¿Cómo afectó su detención y la del resto de los dirigentes encerrados a la organización Tupac Amaru? ¿Cómo está la organización hoy?

–Nos perjudicaron mucho. Por que no solo me perjudicaron a mi, a mi marido, a mis hijos, a mis hermanos, a mis sobrinos. Sino también a mis compañeros de militancia, que para mí es mi gran familia. Son ellos los que se dedicaron a mantener a mi marido de pie, a mi familia, a cuidarlos y protegerlos y ellos la sufrieron mucho. Quedaron cinco mil compañeros de las cooperativas sin trabajo. En su campaña para ser gobernador Morales había prometido a los cooperativistas que se fueran a trabajar con él les iba a pagar un sueldo de entre 8 mil y 8500 pesos. Y nunca les pagó ese sueldo. Solo tranzó con algunos dirigentes, pero eso no se tradujo en la mantención de los puestos de trabajo. Entonces, los compañeros tuvieron que volver a vivir de changuitas para poder vivir. Lo que mantienen es la dignidad esos compañeros. Dicen “yo no me voy a entregar a Gerardo Morales”. Hay muchos muchos compañeros resistiendo en la capital y el interior de la provincia, trabajando y militando con muy bajo perfil. Y yo encerrada lloro de la impotencia de no poder defenderlos. Son esos compañeros que antes tenían garantizada la asignación universal por hijo, la pensión, los puestos de trabajo y hoy no tienen nada de eso. El gobierno les da la espalda, les han quitado todo. Acá Morales se dedicó a destruir toda la obra de la Tupac y ahora está usando nuestro trabajo, nuestras obras, para su provecho. Nombra el parque acuático, por ejemplo. Es tan cararrota que inauguró dos veces las piletas chiquititas del parque, aunque ni siquiera le echó los líquidos que corresponden y ahí está, el agua toda verde llena de sapos. La usó para sacarse la foto y puso a unos compañeros con la remera de la Tupac para decir que estaban con él. Donde era el bar (del barrio), puso una comisaría. ¿Tanto odio visceral nos tiene? Si tan capaz se cree que construya un barrio como el de la Tupac, lo desafío. Va a ver si los vueltos que le está dejando la construcción los destina a hacer obras para el pueblo. No, señor. Los destina a sus amigos, para sus familiares, los amigos que le armaron nuevas empresas de construcción que maneja su hermano, Walter Morales. Estas cosas están pasando en Jujuy. 

–¿Qué le diría a quienes votaron a Morales y coinciden con su discurso de odio contra la Tupac o a quiénes votaron a Macri porque no querían más kirchnerismo?

–No tengo que decirles nada, si seguro se han dado cuenta de que les han mentido. No me gusta hacerme propaganda a mí misma, yo no soy así, pero además no es necesario si se han dado cuenta. En campaña se miente, se miente, se miente. Eso está demostrado hoy, que les hicieron promesas y luego los jodieron. En el Ingenio La Esperanza, en San Pedro; en el Ledesma han aportado sus votos para que Morales ganara las elecciones. Y hoy ellos mismos son los que están muy enojados porque les ha quitado el trabajo. Los maestros y los profesores que habían votado por el cambio hoy se han dado cuenta de que se han equivocado. Ni siquiera hace falta que Milagro Sala los convenza de que este tipo es un mentiroso. Eso para mí es una semilla que uno ha plantado hace mucho tiempo y que hoy ha comenzado a florecer por todos lados. Porque esos trabajadores están saliendo a la calle a reclamar por sus derechos, por lo que le corresponde. Están muy dolidos los trabajadores que votaron a Morales y a Macri. Si no, por qué te pensás que hubo tantos miles y miles y miles de compañeros en el Congreso cuando se trató la reforma laboral. Quizá varias personas de las que estuvieron ahí protestando habían votado a Macri. 

–Hace un mes que regresó a la estancia El Carmen. ¿Siguen allí todos los controles que su defensa denunció que no correspondían a una prisión domiciliaria?

–Sigue todo igual. Sigo vigilada por 26 gendarmes, por 24 cámaras, por un alambrado. Tengo que salir durante el día para que ellos me vean, controlan extremadamente las visitas que recibo y las limitan. Así que esto no es ninguna domiciliaria, esto es un traslado de cárcel a cárcel. La diferencia es que vivo con mi marido. Ése es mi único beneficio, es lo que me saca un poco la tristeza, como cuando vienen mis nietos. Pero bueno, acá estamos. Somos de leer, de interpretar, de tomar mate cebado, de charlar, de actualizarnos de la política internacional. Los días pasan rápido, a veces. Cuando vienen mis nietos me dedico a jugar con ellos. Ellos dicen que no tienen una abuela normal, por que dicen que las abuelas normales se dedican a tejer y a cocinarle a los nietos. Yo juego al rugby y a la pelota con ellos, a la luchita. Lo otro es todo tristeza. Me da tristeza mi encierro, me da tristeza el país. Costó mucho levantarlo para que en dos años lo vuelvan a destruir. Ése es el dolor más grande. 

Entre la escritura de un libro en el que está contando sus días de encierro “desde la cárcel de mujeres hasta estos en El Carmen” y el tiempo que le dedica a responder cartas que le llegan “de todos lados deseando fuerza, brindando apoyo”, Milagro Sala también lee. “Estoy leyendo a Durán Barba, ya casi lo termino, para saber cómo entrena a los funcionarios de Macri, como les enseña a mentir. Como habla con Clarín, con Magnetto. Lo leo para ver si logro entender por qué el presidente no tiene ni un poquito así de corazón hacia los jubilados, hacia los desocupados”. Además de su familia y sus abogados, también la visitan “de todos los sectores, de organizaciones y de partidos políticos. Incluso de agrupaciones opositoras. De Buenos Aires, también”. Dijo que tiene visitas programadas para lo que queda de enero y febrero.

–¿De qué habla con sus visitantes?

–Hablamos de política. Discutimos cómo hacemos para reconstruir este país, comprendemos que lo que pasa acá en Jujuy comenzó a pasar en el resto de Argentina. Primero hubo presos políticos en Jujuy, luego los hubo en Buenos Aires. 

–¿Se refiere al ex vicepresidente Amado Boudou, al ex ministro Julio De Vido, al ex canciller Héctor Timerman? 

–Sí. Es lo mismo. Es el odio que nos tienen, es el querer disciplinarnos. Pero no solo a los que trabajamos con el gobierno anterior. Mirá sino lo que le está pasando a (el dirigente e Independiente y gremialista camionero Hugo) Moyano. No sirve hacer acuerdos con estos tipos –por el Gobierno nacional– porque no tienen palabra. Tienen que entender los sindicalistas y los peronistas que se dejan disciplinar por Macri que el tipo no respeta los acuerdos. Hace una semana Moyano se sacó una foto con uno de los funcionarios de Macri, porque lo invitó a él y no fue, inaugurando un hospital. Y fijate que a los tres o cuatro días ya lo están amenazando con imputarlo. ¿Quién dirige la Justicia? Macri y sus empresarios y poderosos. A (el gremialista gastronómico Luis) Barrionuevo también lo quieren imputar. No son mis amigos, no son mis socios, no tienen nada que ver, pero sirven como ejemplo. Son capaces de todo, no les importa nada, ningún acuerdo; si trabajás o no. Quieren destruir todo lo que significó el kirchnerismo. 

–¿Para qué considera que buscan disciplinarlos? ¿En su caso a qué la quieren obligar?

–Es un revanchismo visceral y asqueroso. Es el odio lo que los mueve, pero también disciplinan para que agachés la cabeza. Para que le digas que sí a todo, para que festejes las torpezas que están haciendo. En algún momento tienen que parar. Ellos te hablan de la alegría, de los globitos, te hablan de que ellos respetan la Justicia y que hay que respetarla todos también. Pero si Milagro Sala hubiera hecho todo lo que ellos están haciendo seguramente estaría en un paredón. Ellos pueden hacer lo que se les canta, ¿no? Usan cualquier metodología para hostigar a sindicatos, organizaciones sociales, oposición política. Y son tan torpes, son demasiado evidentes las cosas que hacen. Porque ojo que los argentinos no masticamos piedras, nos damos cuenta de los grandes negocios que están haciendo.

–¿Cuándo piensa que se va a terminar?

–No sabría decirlo. Y no quiero que me interpreten como que quiero voltear al gobierno, pero dudo que si siguen haciendo lo que están haciendo vayan a cumplir los cuatro años de gobierno. Como están haciendo las cosas, como están tomando por estúpidos a los argentinos. Están muy avanzados en eso: lo que en 12 años construyó Néstor (Kirchner) y Cristina (Fernández) ellos en dos lo han destruido. Tampoco sé cuánta paciencia le queda al pueblo. 

–¿Qué sabe de los otros referentes de la Tupac detenidos Gladys Díaz, Mirta Aizama, Mirta Guerrero –”Shakira”–, Graciela López, Alberto Cardozo y Javier Nieva? 

–Estamos continuamente en contacto. Están tristes, ¿cómo van a estar? No se puede estar bien en una cárcel. Y encima a ellas si hablan entre ellas las sancionan. Los varones lo mismo. Shakira, que estaba operada, está mejor de salud. Pero bueno, nos destruyeron la familia. Los amigos, nuestras casas, nuestras cosas. Es impresionante como nos han golpeado. En el libro Durán barba habla de la década del 76 y del modus operandi que se aplicaba contra opositores. Es lo mismo que estamos viviendo los presos políticos hoy: te llenaban de causas y de acusaciones mentirosas: sos corrupto, asociación ilícita… todo lo mismo que ellos están haciendo lo mismo con nosotros. 

–¿Todas las acusaciones que pesan sobre ustedes son mentiras? 

–Somos los pobres, somos los que no tenemos el poder, pueden decir cualquier mentira sobre nosotros si, total, tienen la prensa a su favor, todos los medios. Y medio que no se disciplina,  medio que le arman causas a sus dueños para meterlo preso o es amenazado con quitarle pauta oficial. Los medios sirven para instalar la mentira como verdad. Picotean la cabeza de la gente como pájaro carpintero y bueno…. Picotea y algo queda. La última que me hicieron fue la del contador que había enterrado dinero. El allanamiento brutal por el supuesto vínculo con un tipo que en mi vida vi. Todo lo que dicen son mentiras y las construyen con los medios. El otro día vino a verme el secretario del juez Isidoro Cruz. Y le he pedido de declarar pero con una garantía: la presencia de los medios nacionales en mi declaración. Hicimos un acta, la firmaron, todo. Me dijeron que sí. Después salió el mismo juez a decir que no me iba a tomar en la declaración. ¿Por qué? Porque saben que yo a quienes voy a denunciar son parte del gobierno de Morales, funcionarios. (El secretario General de Gobierno de Jujuy) Freddy Morales, por ejemplo. Jujuy es chico y a todos los conocemos acá, conocemos quién miente y quién no. La gente se está dando cuenta, se tienen que poner a gobernar para el pueblo.