El intercambio de saludos entre el papa Francisco y el presidente Mauricio Macri a partir del momento en que el avión que llevaba al Papa a Chile sobrevolaba el espacio aéreo argentino no pudo ser más formal, escueto y protocolar. En un mensaje redactado insólita e inusualmente en inglés (ver imagen) el Papa le dijo a Macri que “al sobrevolar el espacio aéreo argentino, le brindo mis calurosos saludos y envío desde el corazón mis buenos deseos a toda la gente de mi madre patria, asegurándole mi cercanía y bendiciones. Les pido a todos, por favor, que no dejen de rezar por mi”, completó Francisco siempre en inglés. Un mensaje de tono muy similar a los telegramas remitidos a los jefes de estado de Italia, Francia, España, Marruecos, Cabo Verde, Senegal, Brasil y Paraguay, los otros países por los que el Papa atravesó en su viaje desde Roma a Santiago de Chile.

Usando las redes sociales el presidente Mauricio Macri agradeció también formalmente “en nombre de todo el pueblo argentino” el “saludo y la bendición” y expresó su deseo de “que su visita a los hermanos de Chile y Perú sea fuente de paz, esperanza e inspiración”, agregando que “la Argentina lo acompaña con el cariño y respeto de siempre”. Macri respondió en español.

Y eso fue todo. 

Atrás quedaron las expectativas de un intercambio más sustancial e incluso más cordial entre el Presidente y el Papa. Algunas hipótesis se habían tejido después de que el vocero vaticano Greg Burke afirmara, sin dar detalles, que el Papa enviaría “un telegrama importante” a la Argentina. Después de ese anuncio llegó a especularse incluso con la posibilidad de que ese mensaje saliese de los términos protocolares e incluyese el anuncio-promesa de una visita papal a la Argentina en el futuro cercano. Nada de eso ocurrió.

Ni en los ambientes eclesiásticos ni tampoco en los diplomáticos, tanto argentinos como vaticanos, existen muchas explicaciones respecto de los motivos que llevaron al Papa y a la Santa Sede para usar, de manera inusual, el idioma inglés para dirigirse al presidente argentino. Máxime tomando en cuenta que el español es también la lengua materna de Bergoglio. Es más. Alguno de los consultados llegó a sugerir que habría sido más entendible que el Papa le escribiera a Macri... en italiano.

Las lecturas y las interpretaciones sobre lo acontecido van a multiplicarse. No hay que esperar aclaraciones de ninguna de las partes. Dejando de lado las especulaciones lo que resulta evidente es que los intercambios entre el papa Francisco y Mauricio Macri permanecen en los términos estrictamente formales y fríos de la diplomacia y el protocolo. No hay fluidez ni cercanía. Apenas la cordialidad que impone el ceremonial. 

A partir de los datos, habrá rienda sueltas para interpretaciones, teorías y lecturas políticas. Con y sin fundamento. Pero las habrá.