Tras la liberación de los precios que dispuso Energía a principios de enero, el mercado quedó completamente desregulado. Las petroleras no dejaron pasar la oportunidad y subieron todas sus tarifas, alegando que los aumentos se vieron impulsados por la evolución del crudo a nivel internacional y la devaluación del peso. Oil abrió el camino y hoy se sumó Shell. YPF también incrementaría en las próximas horas el precio de sus combustibles.

Hoy los usuarios de Shell tuvieron que abonar la nafta súper 24,32 pesos, mientras que la Premium alcanzó los 28,42 pesos. En el caso del gasoil, la suba fue aún mayor porque de 23,18 pasó a 25,19 pesos, alcanzando casi un 8 por ciento de aumento. El mismo camino siguió la empresa Oil, que ayer comunicó aumentos del 6 por ciento en su red de estaciones de servicios.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, justificó los incrementos e incluso pidió a los consumidores que aprendan “a convivir con eso”. En consonancia con el discurso de las petroleras, Peña adujo que la suba responde al alza del valor internacional, que provoca un incremento en los costos de producción y operativos de las compañías. "Los costos son los costos y tenemos que convivir con eso", lanzó el funcionario en un conferencia de prensa en la Casa Rosada tras una reunión del gabinete ampliado, encabezada por el presidente Mauricio Macri.

En tanto, ayer la petrolera YPF informó que no adelantaría sus aumentos y que sus precios variarán según la zona, pero también el horario y la disponibilidad. En la compañía estatal argumentaron que los cambios respondían a la necesidad de enfocar la actividad como un negocio de consumo masivo, como las cadenas de supermercados. Las petroleras privadas respondieron a la brevedad y hoy aplicaron los primeros aumentos.

“Desde el Gobierno estamos trabajando con el sector para ver la mejor forma de construir una política de información, transparencia y competencia en el mercado para que se afecte de la menor manera posible el bolsillo de los argentinos”, aseveró hoy Peña, casi tres meses después de que su colega Aranguren formalizara en octubre la decisión de eliminar el registro de importación de crudo y combustibles, desregularizando completamente el mercado de las naftas, el gasoil y el resto de los derivados del petróleo.