Las cuentas fiscales cerraron 2017 con un rojo de 404.142 millones de pesos que equivalen al 3,9 por ciento del PIB. Cuando se incorporan al resultado primario los pagos de intereses de la deuda externa, el déficit financiero asciende hasta los 629.050 millones de pesos o un 6,1 por ciento del producto. Los desembolsos destinados a enfrentar los vencimientos fueron el gasto que más aumentó el año pasado: 71 por ciento, para alcanzar los 224.907 millones de pesos. Expresado en relación al nivel de actividad económica, las obligaciones generadas por el nuevo ciclo de endeudamiento aumentaron 0,6 puntos porcentuales para llegar a representar 2,2 puntos del PIB. Ese incremento en los intereses de la deuda fue superior a la reducción en el gasto público asociada a los menores subsidios por los aumentos de tarifas. Las transferencias a los tenedores de bonos de la deuda contabilizaron 93.647 millones de pesos mientras que la baja en los subsidios económicos fue de 65.467 millones de pesos. 

“Estamos satisfechos. Alcanzar este resultado no fue una tarea sencilla”, celebró ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, al presentar los resultados anuales. El titular del Palacio de Hacienda enfatizó que el déficit primario de 3,9 por ciento del PIB representó un “sobrecumplimiento” de 0,3 puntos porcentuales frente a la meta fiscal de 4,2 por ciento del producto establecida por el gobierno para el año pasado.

De acuerdo a las últimas cifras oficiales, el resultado financiero de 2016 fue deficitario por el equivalente a 5,9 puntos del PIB: 4,3 puntos en déficit primario y 1,6 puntos adicionales por el rojo financiero. Ahora esos números evolucionaron a un alza del déficit financiero hasta 6,1 puntos del PIB: 3,9 de déficit primario y 2,2 adicionales por el desequilibrio financiero. 

Acompañado por los secretarios de Hacienda y Política Económica, Rodrigo Pena y Sebastián Galiani, Dujovne destacó que el dato marcó una mejora frente al año anterior cuando el déficit primario llegó a 3,9 por ciento. Durante una conferencia de prensa el funcionario indicó que la reducción en el déficit fue posible gracias “a un esfuerzo fiscal de 1,7 por ciento del producto”. Desde la perspectiva del ministro la mejora en el resultado fue posible en un escenario donde no solo se redujo el déficit primario sino que además, a diferencia de 2016, las cuentas públicas no contaron ni con los ingresos extraordinarios del blanqueo ni con los fondos tributarios que pasaron a recibir de manera directa las provincias. 

Sin embargo y a contramano de la lógica prevista por Dujovne, reducir el déficit y alcanzar los objetivos no habilitó la postergada lluvia de inversiones productivas ni consiguió controlar la inflación. “Estamos trabajando para llegar a meta de inflación del 15 por ciento. Decidimos modificar las metas en función del desvío que veníamos trabajando y dotar a las metas de mayor credibilidad. Las expectativas del sector privado pueden ir al alza o la baja. Creo que ahora están influenciadas por la suba de precios regulados. Una vez que baje la espuma de los aumentos de los precios regulados las expectativas van a bajar”, aseguró el funcionario al referirse a las proyecciones para 2018 elaboradas por consultoras, sindicatos y centros de investigación que se ubican por encima del 20 por ciento.

El ministro Dujovne ponderó que, por primera vez desde 2004, los ingresos crecieron al 23 por ciento por encima de los gastos primarios que lo hicieron al 22 por ciento. Como las erogaciones para prestaciones sociales -jubilaciones y asignaciones- crecieron un 37 por ciento y los salarios del sector público aumentaron un 25 por ciento la celebrada contención del gasto provino de dos rubros: la reducción de los subsidios (aumentos de tarifas) del 22 por ciento y el pobre desempeño en los gastos de capital que registraron una suba de apenas 14,2 por ciento. 

Con esa magnitud, los fondos destinados a obras públicas marcaron una caída en términos reales. El desempeño fue heterogéneo. El fondeo para gastos de capital en transporte y educación creció 39 y 49 por ciento, respectivamente.  

“Cuesta mantener el ritmo de la obra pública dado que perdimos recursos hacia las provincias y los privados”, señalaron desde el Palacio de Hacienda al reconocer que cualquier impulso vendrá de los proyectos de participación público privada. Para cumplir con la meta fiscal de 3,2 por ciento del PIB en 2018 el gobierno avanzará con recortes sobre otras áreas además de los subsidios (a esa cifra hay que sumarle 2,2 puntos en materia de intereses que lleva el resultado financiero esperado a 5,4 por ciento). Desde el Palacio de Hacienda indicaron que para 2018 esperan una reducción del 3 por ciento en la cantidad de trabajadores de la administración pública en dependencias y empresas estatales. Los gremios advierten que las cifras de cesantías durante el año elaboradas por el Ministerio de Modernización son significativamente más elevadas. La cartera que conduce Dujovne apuesta a que las negociaciones salariales administradas por el Gobierno no incluyan cláusulas gatillo.