“Estoy muy feliz de volver a Buenos Aires. No puedo esperar para comer un buen bife de chorizo”, expedita Mayer Hawthorne desde Brasil, donde encara una mini gira. A seis años de su primer y único show en la capital argentina, con el que se hizo de una pequeña y fiel legión de seguidores locales a partir de la magia y el groove que irradió esa performance, el artista estadounidense regresa devenido en uno de los iconos del neosoul y del R&B moderno. “Corrió mucha agua bajo el puente luego de aquel recital”, asegura el crooner de ADN hiphopero, quien actuará esta noche, a las 21 hs, en Niceto Club (Niceto Vega 5510). “No paré de publicar música nueva. Así que esta vez tocaré esas canciones, al igual que los clásicos. Confío en que van a gustar, de la misma forma que los pasos de baile que aprendí. Siento que mejoré en varios aspectos, pero el público será el que finalmente lo decida. Están todos invitados a la gran fiesta que preparé. Más que un simple concierto, mis actuaciones en vivo son todo un espectáculo”. 

Si bien su primer desembarco porteño se produjo de la mano del álbum How do You Do (2011), que sucedió a su estremecedor debut A Strange Arrangement (2009), en el que aparece uno de los singles fundamentales del género en lo que va de siglo, “Just Is not Gonna Work Out”, el artífice nacido bajo el nombre de Andrew Mayer Cohen lanzó en 2016 su más reciente disco en solitario: Man About Town. “En mi álbum anterior, Where Does This Door Go (2013), tuve como productores a Pharrell Williams, Jack Splash y Greg Wells, a los que admiro un montón. Kendrick Lamar fue el único artista invitado”, repasa quien el próximo 2 de febrero arribará a los 39 años de edad. “Al momento de entrar a grabar Man About Town, tomé lo que aprendí de esos muchachos y lo hice todo yo mismo, algo parecido a lo que sucedió en mis dos primeros discos. Produje, escribí y toqué casi todos los instrumentos, por lo que lo considero mi álbum más ‘Mayer Hawthorne’ hasta el momento. Es una especie de regreso a mis inicios, aunque también es una evolución”. 

Nacido en la ciudad de Ann Arbor (Míchigan), muy cercana a la cuna del soul, Detroit, y establecido actualmente en Los Angeles, Mayer Hawthorne explica que el proceso de composición de Man About Town fue similar al de sus otros discos. “Nunca me siento a escribir, sino que las canciones vienen hacia mí. Surgen en el baño o en la verdulería. Y cuando aparece la idea, salgo corriendo para grabarla o lo hago en el celular”, describe el histriónico cantante. “Son esos los momentos de inspiración que me golpean fuerte. Es lo único que preciso, porque la parte más técnica depende de mí”. Si Where Does This Door Go abrió las puertas para explorar influencias que van del funk al heavy metal, de Michael McDonald y Steely Dan hasta Iron Maiden y Helmet, este cuatro trabajo concluye que el mayor referente musical del artista es Barry White. “Barry White era el chico con el que bailabas en el club, y luego, cuando ibas a tu habitación, seguías escuchándolo. Mi principal aspiración como artista es ser ese tipo que pueda unir ambos mundos”.

A pesar de que Man About Town es el último disco de larga duración que firmó Mayer Hawthorne con su nombre (en 2016 también vio la luz el EP Party of One), técnicamente su más reciente álbum salió a la venta en 2017. Se trata de Tuxedo II, segundo trabajo de Tuxedo, el proyecto que el cantautor lleva adelante con el productor de hip hop Jake One. “Nos gusta llamar a nuestra música ‘funk elegante’”, afirma el músico, cuyo tándem encontró inspiración para su nombre en el atuendo formal de la tarde. Y hasta lo usa a manera de identikit. “Hay diferentes niveles de funk. Los de Parliament-Funkadelic andaban con pañales en el escenario, pero Chic usaba ropa apropiada. Cuando vemos en YouTube programas como Top of the Pops o Soul Train, muchas de la bandas que pasaban por ahí vestían trajes. No es exagerado usar esmoquin de alta costura, si la música es realmente elegante. Aunque mi abuela Ricky es la responsable del concepto que hay detrás de esto. Ella era la persona más elegante de la historia. Cada vez que entraba a la habitación, llamaba la atención. Tenía lo suyo”. 

Durante la realización de Tuxedo II, Mayer y Jake pasaron buena parte del proceso lidiando por el tempo de los temas: mientras que el primero lo quería rápido, el otro se especializa por las cadencias lentas. “Intentamos sonar más como los grupos clásicos de funk que nos influyeron, y simplemente no funcionó”, reconoce este fan del cantante neoyorquino de soul y R&B, de 28 años, Gabriel Garzón. “Tan pronto comenzamos a ser nosotros mismos, encontramos la identidad sonora.  Además, crecimos en los noventa escuchando a N.W.A. El peso del rap de la Costa Oeste define nuestro sonido, y lo hace único”. Por más que la música de Tuxedo tenga puntos en común con la propuesta solista de Hawthorne, las fronteras entre ambos proyectos están bien trazadas. “Mucha gente no puede notar los contrastes. Mi material en solitario sigue siendo original, pero es más bien una mezcla de soul, rock, reggae y jazz. Tiende a ser un poco más profunda. Tuxedo, en cambio, es puramente para bailar y divertirse”. 

Justo en 2018 se cumple la primera década de una de las trayectorias más volátiles de la que haya sido testigo la música popular contemporánea estadounidense en los 2000. Al menos en términos de cadencia urbana y pop. Y es que apenas se puso en circulación su primer álbum, Mayer Hawthorne fue soporte de Amy Winehouse en lo que fue la última gira de la cantante, algo que lo puso en el mapa tanto como las colaboraciones con tótems del blue eyed soul como Daryl Hall o del hip hop como Snoop Dogg. Aunque lo que terminó de legitimarlo fue su nominación al Grammy. Pese a todo esto, el cantante no olvidó sus orígenes. “El hip hop fue mi primer amor verdadero, uno que era mío y no legado por mis padres”, apunta el artista también conocido con el alter ego de DJ Haircut. “Sin embargo, tuve mucha suerte de tener una formación musical amplia, para que luego mis propias canciones fueran ricas y únicas. Eso, junto al hecho de mudarme de Míchigan a Los Angeles, y de rodearme de la gente adecuada, me ayudó a disfrutar del sueño del pibe”.