Cada tanto aparece. Los fanáticos de la serie Black Mirror la reconocen de inmediato. Es como si alguien abriera una cajita de música y en vez de “Torna a Sorrento”, emergiesen las primeras notas de un xilofón deletreando la maravillosa melodía de “Anyone Who Knows What Love Is (Will Understand)”, un simple de Irma Thomas. El tema hizo su entrada deslumbrante en la serie durante el segundo capítulo de la primera temporada, 15 Million Merits; para minimizar el riesgo spoiler (que es como el riesgo país, pero más inofensivo) se puede decir que la actriz Jessica Brown Findlay, que encarna a Abi Khan en el capítulo, realiza una versión candorosa de esta canción en un marco argumental de reality show. 

Charlie Brooker, el cerebro por detrás de Black Mirror, el hombre que concibió la serie que explora futuros distópicos creados a partir de efectos colaterales no deseados por el mal uso de la tecnología, quedó tan fascinado con el efecto y la repercusión de la canción en aquel segundo capítulo que cada tanto la convoca. “Anyone Who Knows What Love Is (Will Understand)” aparece en las cuatro temporadas de Black Mirror de modo completo, o bien como una cita a modo de cábala, fetiche, o elemento unificador de un universo creativo que anticipa futuros imperfectos y, a veces, bastante monstruosos.

“El mundo puede pensar que soy estúpida/ Porque no te ven como yo/ Pero cualquiera que sepa lo que es el amor, entenderá”, le canta Irma Thomas a un amor que la ha humillado pero al que no puede abandonar. “Dejarte ir, es más de lo que puedo soportar”, sube la apuesta al ritmo de una balada en 3/4 que Thomas grabó en 1963. Y pese a su magnífica interpretación y a una producción que rivaliza con cualquier gran éxito de aquel tiempo, el tema quedó sumergido en el olvido. Distinta suerte corrió su lado B en el simple, “Time Is On My Side”, que fue copiado casi nota por nota por The Rolling Stones, logrando así su primer Top 10 en Estados Unidos. “Time Is On My Side” solo reportó divisas para Norman Meade, seudónimo que esconde la identidad de Jerry Ragovoy, productor discográfico y fundador del estudio neoyorquino The Hit Factory, al que Charly García remedaría con su breve productora de la calle Fitz Roy, The Dream Factory. 

Irma permaneció ajena al suceso de la canción; la vida no le dio respiro y a los veinte años ya tenía dos matrimonios sobre la espalda, y cuatro niños sobre su falda. Comenzó ganándose la vida como moza del bar Pimlico en New Orleans; a menudo, el pianistaThomas Ridgeley la invitaba a subir al escenario y cuando Irma abría la boca, el público aullaba. Ante esa situación, el local optó por echarla: despedida por cantar en el trabajo. Pero el infortunio derivó en una audición que la llevó a grabar su primer simple “(You Can Have My Husband But Please) Don’t Mess With My Man”, registrado en los míticos estudios de Cosimo Matassa. Su módico éxito local le sirvió a Irma como punto de partida en 1960.

Su voz captó el oído atento del legendario Allen Toussaint, compositor, arreglador y productor inclaudicable de New Orleans, pero ni siquiera él logró que la trayectoria de Thomas se remontara más allá de los conocedores y el culto que la consagró como la “Reina Soul de New Orleans”. Uno de los temas que Toussaint le produjo, “Ruler of My Heart”, luego se transformaría en uno de los primeros clásicos de Otis Redding bajo el nombre de “Pain in My Heart”. Irma Thomas vio como Aretha Franklin y Etta James se hicieron muchísimo más conocidas que ella, pero nunca desarrolló resentimiento por la fama que la esquivó olímpicamente. Lo que sí le agrió el espíritu fue que el público creyera que ella hacía un cover de los Rolling Stones cuando cantaba “Time Is On My Side”.

 Conoció a Mick Jagger y a Keith Richards en una gira por Inglaterra en 1966, y los dos Stones le profesaron pleitesía. Según Irma contó, le dijeron que iban a grabar “Time Is On My Side”, cuando en verdad ya lo habían hecho dos años atrás. Irma nunca supo que los Stones habían destrabado el cerrojo de los charts estadounidenses con su lado B, hasta que la gente comenzó a mencionárselo. Y a pedirle que tocara “la de los Rolling”. Harta del malentendido, borró la página de su repertorio durante veinte años, hasta que Bonnie Raitt la convenció de cantarla juntas en 1991. Y lentamente, las cosas comenzaron a cambiar: B. B. King la sacó del ostracismo para cantar a duo “We’re Gonna Make It” en su álbum Blues Summit de 1993, y eso sumado a un nuevo contrato discográfico y cierto estatus legendario la arrimaron al fuego de las nominaciones al Grammy, hasta que finalmente la estatuilla aterrizó en sus manos en 2006 gracias a su álbum After the rain. El título –Después de la lluvia– parecía aludir al huracán Katrina, que había azotado New Orleans hacía un año y la obligó a mudarse, aunque para Irma la tormenta que había quedado atrás fue la del reconocimiento negado.

Jim Jarmusch fue el primero en utilizar una canción de Irma Thomas en 1986 (“It’s Raining”) para ambientar la escena del baile entre Roberto Benigni y Nicoletta Braschi en su film Down By Law (con Tom Waits sacudiendo la cabeza en segundo plano). Y en 2011, Charles Brooker puso “Anyone Who Knows What Love Is (Will Understand)” en la garganta de Jessica Brown Findlay para el segundo capítulo de Black Mirror. Aquella escena hizo que los seguidores de la serie utilizaran sus detectores musicales online y descubrieran que existía una artista llamada Irma Thomas. Es por eso que hoy, el tema que conecta el mundo Black Mirror, se ha convertido en la canción más exitosa de Thomas: en Spotify supera por cuatro millones de reproducciones a “Time Is On My Side”. Y los que se animaron a ir más allá descubrieron una voz y un repertorio genial que oscila entre el soul naciente y el pop encantador de las “girl-groups” de comienzos de los 60. 

Mientras se prepara para participar en el Jazz & Heritage Festival de New Orleans, que congregará a las grandes estrellas locales e internacionales que a fines de abril se darán cita en una mega reunión en torno a la tradición de la ciudad, Irma Thomas, de 76 años, contempla como finalmente el tiempo se puso de su lado.