CIENCIA › DIáLOGO CON GABRIEL MANRIQUE, DOCTOR EN BIOLOGíA, JEFE DEL LABORATORIO DE FISIOLOGíA DE INSECTOS, FCEN

Costumbres sexuales de las vinchucas

Aunque no es un insecto social, la vinchuca tiene sus medios para transmitir información, orientarse y comunicarse. Su comportamiento, y no sólo el sexual, depende en gran medida del sentido del olfato.

 Por Leonardo Moledo

–Cuénteme qué hacen en este laboratorio.

–Bueno, este laboratorio tiene una larga tradición desde que fue fundado con la vuelta de la democracia. Actualmente, lo que hacemos esencialmente es estudiar fisiología del comportamiento de insectos.

–A ver cómo es eso...

–Originalmente había dos grandes grupos, uno dedicado a los insectos sociales y otro dedicado a las vinchucas, pero con el correr de los años este laboratorio, que quedó bajo mi dirección, tiene como modelo experimental las vinchucas. Lo que hacemos es estudiar distintos aspectos del comportamiento: el aspecto sexual, neurofisiología de la degustación, aprendizaje y memoria.

–¿Y qué pasa con esas cosas? Por ejemplo, en el tema aprendizaje, ¿la vinchuca aprende o no aprende?

–Esa es justamente una línea muy nueva, que estamos recién incorporando gracias a un investigador que fue repatriado desde Francia.

–Bueno, hablemos sobre las vinchucas.

–Nuestro objetivo general es ver cómo utilizan información las vinchucas para comunicarse y sobrevivir en el medio ambiente.

–¿Cómo lo hacen?

–Una de las líneas fuertes es estudiar el comportamiento sexual. En los últimos años hemos encontrado que los machos pueden orientarse a través del sentido del olfato, mediados por olores que emiten determinadas glándulas que poseen las hembras. Esos olores promueven tanto el apareamiento como el inicio del vuelo. Si uno experimentalmente estimula a machos con olores provenientes de hembras o de las glándulas de esas hembras, los machos son capaces de iniciar el vuelo en dirección a esos olores para finalmente aparearse. Esos olores determinan finalmente el encuentro entre los sexos.

–Eso es muy parecido a lo que pasa con cualquier animal, ¿no?

–Así es, es algo bastante común entre las especies. Pero en las vinchucas es bastante difícil de descubrir porque, por ejemplo, tanto machos como hembras tienen los mismos tipos de olores y los mismos tipos de glándula. Entonces no ha sido tan fácil.

–¿Y cómo sabe el macho que el olor es de una hembra y no de un macho?

–Eso todavía no lo sabemos. Otra línea de investigación asociada a eso, que está todavía en curso, nos está permitiendo discernir que, en el momento en que la pareja está en contacto, es capaz de reconocer el macho a la hembra a través de cierto dimorfismo sexual en el que habría (y resalto el condicional) algún compuesto cuticular diferencial que le permitiría al macho darse cuenta de que está enfrente de una hembra y no de un macho.

–¿Y si llega y es un macho?

–No copula.

–No podría.

–No.

–¿Y qué hace?

–Ese experimento nosotros no lo hicimos. Lo que sí hemos probado es que si uno coloca una hembra muerta topicada con olores de macho, el macho no va a copular con la hembra muerta.

–¿Pero los olores no son iguales?

–Los olores de la glándula sí, pero éstos son olores de la cutícula, acuérdese. Es otro tipo de olor que no es volátil, está presente ahí. Sólo puede ser discernido cuando el macho ya está ahí. Los otros olores de la glándula les permiten a los machos orientarse cuando están a cierta distancia.

–Y usted me habló de un sistema de información...

–Bueno, el olfato es uno.

–¿Información sobre qué?

–Sobre sexo, pero también sobre el espacio. La vinchuca a través del olfato puede determinar hacia dónde se orienta.

–¿Son insectos sociales?

–No son insectos sociales, pero tienen cierto grado de sociabilidad. Durante el día, por ejemplo, permanecen agregados, no están solitarios. En el caso de los ranchos que están infectados con vinchucas, se sabe que durante el día permanecen en contacto los insectos dentro de unas grietas que ofrecen los ranchos.

–¿Y a la noche?

–Es cuando despliegan todas sus actividades. Salen de sus refugios principalmente en busca de alimento.

–¿Qué alimento?

–Sangre. Son hematófagos, se alimentan de sangre de sus hospedadores.

–¿Por qué viven agregados?

–Eso no se conoce en realidad. La verdad es que no tengo una respuesta.

–¿Hay jerarquías entre los insectos?

–En los insectos sociales, sí. En realidad, más que jerarquía lo que hay es diferenciación funcional del trabajo. En el caso de las vinchucas no. Hay distintos estadios: estadios larvales y adultos. Pero no se puede hacer una comparación con los insectos sociales.

–¿Qué más saben de las vinchucas?

–Otra de las líneas que se está desarrollando tiene que ver también con olfacción. En colaboración con un laboratorio de Brasil hemos descripto los compuestos químicos provenientes de unas glándulas que, ante su liberación, provocan una dispersión en contra de la fuente de estimulación. Actuarían como una feromona de alarma: cuando la vinchuca se encuentra en peligro, liberaría estos olores cuyo mensaje sería “hay un peligro potencial”, “hay que alejarse de la fuente de peligro”.

–¿El peligro cuál es?

–Un predador por ejemplo.

–¿Quién las preda?

–Podría ser el propio hospedador, cuando trata de liberarse del insecto cuando lo está picando, o gallinas, perros, animales de corral.

–Si las vinchucas responden a esos olores que les despiertan el instinto sexual y yo hiciera un experimento en el que pusiera una fuente de olor muy fuerte de modo que funcionara como una trampa, ¿no irían todas directo a la trampa?

–Eso sería fantástico, pero estamos muy lejos de lograr algo así. Es algo que se realiza en, por ejemplo, coleópteros que son plagas agrícolas como los escarabajos: se hacen capturas en masa de machos con los olores de la feromona sexual de la hembra, por ejemplo. Pero en este caso estamos bastante alejados. Existen, además de las técnicas de captura, técnicas de confusión sexual, que consisten en saturar el ambiente de feromonas sexuales y confundir a las parejas. Pero todavía no podemos explotar eso bien.

–¿Por qué?

–Porque estos estudios de feromonas sexuales en vinchucas son bastante recientes. Los publicamos en estos últimos años. Más bien estamos utilizando otros olores como trampas, olores relacionados con el hospedador. La línea más aplicada del laboratorio está, justamente, desarrollando algún tipo de trampa que permita por lo menos detectar la presencia de vinchucas.

–¿Cómo serían?

–Están en pleno desarrollo, pero serían trampas con olores del propio hospedador. Podría ser el dióxido de carbono, por ejemplo.

–Y al percibirlo...

–La vinchuca se orientaría en esa dirección. Uno tiene que armar un dispositivo que permita que la vinchuca se arroje al dispositivo y no pueda salir. De este modo, uno podría capturar insectos vivos, lo cual es importante para verificar si están infectadas o no. Todo esto está recién empezando.

–¿La idea es exterminar a todas las vinchucas?

–Eliminar a toda una especie suena muy fuerte, pero sí haría falta disminuir la población a niveles en que puedan ser monitoreadas y controladas.

–¿De dónde sacan el Trypanosoma las vinchucas?

–El origen es algo difícil de pensar. Hay distintas especies de vinchucas. Las que se hallan en nuestro país están absolutamente domiciliadas aquí, hay muy pocas en la naturaleza. Pero en sus orígenes, puede ser que las vinchucas se hayan infectado ante la succión de sangre de hospedadores que tenían el tripanosoma. Pero es algo que tampoco se conoce bien.

–¿Y por qué algunas están infectadas y otras no?

–Ahí debería contarte un poco el ciclo. El tripanosoma se transmite a través de las heces de la vinchuca. Para que otra vinchuca se contagie de tripanosoma tiene que succionar la sangre de un hospedador y ahí se reinicia el ciclo. Una vinchuca puede nacer sin tripanosoma.

–¿Hay otras que nacen con tripanosoma?

–Sí, pero no siempre nace con tripanosoma. A ver, nosotros trabajamos con vinchucas no infectadas. Existen métodos para liberar de tripanosoma el huevo directamente. Pero si uno deja después del huevo que se alimenten de un hospedador infectado, van a obtener tripanosoma.

–¿Y ese hospedador infectado quién es?

–Puede ser una gallina, un hombre.

–¿Y a la gallina no le hace nada?

–No, a la gallina no. Son refractarias.

–¿Y otros mamíferos?

–No lo sé bien.

–¿La idea de reducir la población se está logrando?

–En algunos países sí. Uruguay, por ejemplo, ya se considera libre de infección. Pero aquí no lo hemos logrado.

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Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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