CONTRATAPA

Treinta mil

 Por Osvaldo Bayer

Es patético o –para argentinos– apenas folletinesco; es melodramático o –para argentinos– apenas tragicómico. El ex ministro Camilión declaró ante la Justicia que todos los meses recibía de Menem un sobre de treinta mil pesos (dólares en ese entonces) sin que tuviera que acusar recibo. Además de los diez mil pesos de sueldo de ministro. Con eso quiere explicar por qué tiene tanto dinero en su cuenta suiza, ante la acusación de que él también cobró coima en el famoso affaire de la venta de armas.
Comprobamos una vez más que la moral argentina está por el suelo. Ante todo, Camilión fue ministro de la criminal dictadura de la desaparición de personas. Y Menem, sin ningún respeto por la ética de la democracia, lo hizo ministro suyo. Es ya revolvernos en las cloacas. Una falta de respeto absoluto por la claridad y la honestidad de la democracia. Esto deja en claro que ni Camilión ni Menem fueron democráticos, que toda la ética estaba para pisotearla, lo único que interesaba era el poder. Y el dinero del poder.
Ser ministro para el bolsillo propio. Ser presidente para acomodar a los sirvientes de la dictadura criminal. Treinta mil dólares por mes, más el sueldo de ministro, más lo otro... Y el vacío cada vez más grande para los niños con hambre. Viva la Patria, gritaba la Liga Patriótica de Carlés y el Perito Moreno con los niños bien del Barrio Norte cuando salían a matar obreros huelguistas. Viva la Patria, gritaba Camilión cada vez que recibía por mes treinta mil pesos sin firmar, del arca del pueblo, de las manos de su guardador fullero.
Si es vergonzoso el hecho de que así los ministros de Menem engrosaban el bolsillo, más aún es que los políticos elegidos por el pueblo den empleo a los sirvientes de la dictadura. Camilión, ministro del dictador más lamentable de la historia argentina. Camilión, sobador de uniformes con charreteras y después ministro de una “democracia” que le llenaba el bolsillo sin tener que dar cuenta. La Argentina. La estructura argentina para gobernarse.
¿Por qué en este país ninguno de los dos partidos que nos gobernaron hasta el hartazgo y nos dejaron como final con el 60 por ciento de la población en el nivel de pobreza y que se acariciaron los codos con las dictaduras de turno no aprobaron una legislación que condenara con absoluta rigidez y coraje a todo militar que se levantara contra las instituciones? Que estableciera la pena de prisión perpetua en cárcel común a los dictadores, subdictadores y ministros civiles que patearan la democracia. Que se estableciera la quita de todo lo ganado en sueldos y prebendas durante las dictaduras y que además los dictadores pagaran los daños y perjuicios cometidos a la Nación y a sus habitantes. No, pero en nuestra llamada democracia –la de los dos partidos que nos gobernaron siempre– dejaron libres a todos los dictadores, les pagaron su sueldo y les permitieron el uso del uniforme, cuando no les hicieron monumentos –como a Uriburu– o les permitieron concurrir a todos los eventos militares. Alfonsín, por ejemplo, aceptó el traspaso del poder de manos de Bignone, el general manchado de sangre, el que entregó para que desaparecieran a dos conscriptos a su mando. Y, lo que es peor, algunos dictadores están en la galería de presidentes de la Casa Rosada. Una especie de sobarse incestuoso entre dictadores y obedientes electos.
Los sobresueldos de Camilión, buen título para que un dramaturgo argentino nos pinte con sorna y dolor lo que tiene que soportar este pueblo argentino. Cuenta bancaria en Suiza por dos millones de dólares, Camilión. Uno no puede preguntarle si no siente vergüenza, porque esa palabra no existe en el vocabulario de los aprovechados gobernantes y ex gobernantes argentinos. Ganaba diez mil como ministro. ¿No le eran suficientes? Pensando en lo que ganan padres de familia en la Argentina. ¿No sospechaba que con esa verdadera coima en sobre le querían ganar el silencio para algo o convencerlo para el negociado de las armas? Aceptar ese sobresueldo infame es no tener caridad para con los demás que sufren hambre y falta de trabajo. Camilión, ministro de la desaparición de personas y de las torturas y robo de niños y ministro de los treinta mil en el sobre en tiempos de Menem. ¿Qué lo hizo declarar reconociendo los sobres? ¿El complejo Scilingo o una manera no muy apropiada para que lo larguen de la sospecha del negociado de armas? Negociar con armas, negociar con la muerte, negociar con los magnates del gatillo y la bala. Ya había sido ministro de la dictadura de la desaparición. Tétrico. ¿Se preguntó alguna vez por los jóvenes muertos? ¿Vio en alguna noche de insomnio el rostro de ellos? No, primero el sobre de los treinta mil por mes. ¿Cuántos funcionarios de hoy trabajaron con la dictadura, cuántos profesores, cuántos jueces, cuántos militares, cuántos gendarmes, cuántos policías? Una sociedad despiadada. Treinta mil en el bolsillo del señor ministro Camilión. Treinta mil desaparecidos. Treinta mil madres con el mal de ausencias, treinta mil hijos que tratan de adivinar cómo eran sus padres. Treinta mil dólares en la cuenta bancaria de Suiza. Una historia muy argentina.
Y si en esta Argentina todavía la palabra Justicia significa algo, pues bien, hay que hacerle devolver los treinta mil mensuales al ministro de la dictadura. Por una cuestión racional: porque si un maestro gana 490 pesos y la mitad de los docentes universitarios no cobra nada, tiene que hacerse valer el principio constitucional de la justicia, para no hablar del hambre de los argentinitos, sí, esos pibes nocturnos, con rostros de la tierra y ojos grandes. Treinta mil pesos por mes que devuelvan los ministros de Menem, por una cuestión de ética, para comedores infantiles.
Si no lo hacen quedarán como hombres mezquinos, sórdidos, roñas, cicateros. Si devuelven al pueblo el dinero acumulado en delito moral, se los podrá perdonar a ellos, pero no al autor de la dádiva. Un hecho así merece la cárcel común y el desprecio eterno.
La cárcel común, no la que gozan los criminales uniformados de la desaparición que ahora se sabe ya lo inexplicable: a los asesinos presos que tienen título militar se les permite ir al Círculo Militar. ¿Pero, en qué país vivimos? En la Argentina. Sí, al Círculo Militar donde hace pocos días los militares presentaron un libro de absoluta reivindicación de sus procederes durante la dictadura.
La Justicia no puede humillar así a la conciencia argentina. O van presos como los criminales comunes –y eso que son, peor todavía porque a sus horribles crímenes los hicieron desde el poder– o toda la palabra democracia queda sucia por siempre en la historia. En cada momento, aparecen la Obediencia Debida y el Punto Final con vaselina. Todo en veremos, todo sin un final digno desde aquel diciembre de 1983 en que la democracia dejó de hacer lo que tendría que haber hecho.
Los millones en Suiza. Los crímenes militares que van a ser tratados, según los jueces desde 1983. Y Camilión que goza de una cuenta millonaria desde hace dos décadas. Un miembro de la logia de los desaparecedores de personas. Fue un buen negocio. Una mafia excelente.

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