CULTURA › EL AUTOR ANTONIO SKARMETA DEFINE LOS ALCANCES DE LA LITERATURA

“Escribir es un vehículo de felicidad”

El flamante ganador del Premio Planeta dice que, a través de su obra, quiere transmitir a sus lectores la energía de la creación.

Por Angel Berlanga

Aunque ya había recibido más de quince premios internacionales, aunque los comentarios de los días anteriores ya lo mentaban como el nuevo agraciado, cuando el (relativo) suspenso alcanzó la cima y escuchó su nombre pegó un salto: había ganado, nomás. El salto es justificable: Antonio Skármeta, acreedor del Premio Planeta de Novela (el más pagador entre los de habla hispana) obtuvo unos 601.000 euros (cerca de dos millones de pesos argentinos). La sonrisa del escritor chileno alcanzó su marca máxima cuando, en el momento culminante de la cena de gala que el miércoles por la noche se consumió en el Palau Sant Jordi de Barcelona, la concurrencia oyó que su obra, El baile de la libertad, era la triunfadora de la 52ª edición del certamen.
Cualquiera que lo haya visto en la conducción de “El show de los libros”, el descontracturado programa literario emitido aquí por cable, habrá notado el buen talante que caracteriza a este escritor nacido en Antofagasta el 7 de noviembre de 1940. “Me alegro mucho de que haya ganado, siempre ha escrito desde el lado brillante de la luna, desde el humor”, se congratuló su colega y compatriota Alberto Fuguet ante la noticia, que en Chile produjo un revuelo de felicitaciones que incluyeron hasta al presidente Ricardo Lagos, que había nombrado a Skármeta embajador en Alemania en 2000, cargo al que el escritor renunció en mayo pasado. “Ojalá que no acepte más embajadas y sólo se dedique a escribir”, se permitió sugerir Fuguet.
Skármeta se presentó al Premio Planeta con el seudónimo de María Tornés, con una obra que, para concursar, llamó Los perros de la libertad. El escritor explicó que se trata de una novela “de amor y amistad” ambientada en el Chile dictatorial de Augusto Pinochet, protagonizada por dos delincuentes, “uno muy joven, impulsivo y romántico, y otro avezado, mayor y melancólico, que inician un complot para cometer un atraco, un gran golpe a esa sociedad que tanto les ha maltratado”; la tercera protagonista es una aspirante a bailarina, y es hija de un desaparecido.
“Son personajes que intentan ser alguien, proyectar un sueño. En esta obra hay tanto de mi universo narrativo, que no fue escrita para presentarla a un premio”, aseguró Skármeta, y subrayó que para escribirla procuró ser fiel a su concepción de la literatura: “un equilibrio entre la tensión entre lo pequeño y lo grande, entre lo cotidiano y lo extraordinario”. Esa concepción equilibrada, agregó el autor chileno, se evidencia en un estilo que, según su apreciación, recurre a “la subcultura popular del deporte, del fútbol, de las canciones”, y que, al mismo tiempo, arrastra “la tradición del Siglo de Oro español”.
Algunos medios españoles especularon con que el premio a Skármeta constituía “un guiño” a la democracia y a la literatura chilena (a treinta años de la muerte de Pablo Neruda y Salvador Allende), ya que el premiado, justamente, fue uno de los tantos escritores e intelectuales exiliados tras el golpe sangriento de Pinochet en 1973, y su obra, además, está muy vinculada con la figura del Premio Nobel. Con la exitosa Il Postino, la película basada en la novela que llamó inicialmente Ardiente paciencia y luego rebautizó El cartero de Neruda, Skármeta consiguió en 1994 una proyección internacional que hasta entonces (ya había escrito obras como Soñé que la nieve ardía, La insurrección y La velocidad del amor) no había conseguido.
Tras declarar que en Chile es necesario “un gesto de los militares” para conseguir la “reconciliación” en su país, y explicar que ese gesto “no tiene nada que ver con temas legales o jurídicos, sino que apela a una cierta humanidad”, el escritor adelantó que esa temática está incluida en su novela.
El jurado, compuesto por Alberto Blecua, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Antonio Prieto, Carlos Pujol, Manuel Vázquez Montalbán, Manuel Lombardero y Rosa Regás, otorgó el segundo premio, consistente en nada despreciables150.250 euros, a la escritora gallega Susana Fortes, por su obra El amante albanés.
El dictamen de este año guarda un curioso patrón con el de 2002: un afamado ganador latinoamericano a la cabeza (antes Alfredo Bryce Echenique) y una joven novelista española por descubrir (aquella vez, María Pau Janer). En años anteriores se habían alzado con el Planeta autores como Mario Vargas Llosa, Antonio Muñoz Molina y Camilo José Cela, pesos pesado de la literatura. También Ricardo Piglia supo llevarse este premio, uno de los más prestigiosos del mundo editorial.
“Es la historia de tres pequeños héroes”, resumió Skármeta al hablar de su nuevo libro. También adelantó que aunque considera que El baile de la libertad reúne todas las condiciones para ser llevada al cine, y aunque tiene una vasta experiencia como guionista, él no está dispuesto a realizar la adaptación cinematográfica. “Reúne un mundo al que volví después de estar mucho tiempo fuera de mi país –agregó el escritor chileno–. La escribí con emoción y alegría. Escribir es para mí el vehículo de la felicidad. Lo que quiero es que se traspase al lector la energía de la creación.”

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Skármeta, que ganó celebridad con “El cartero de Neruda”, ahora festeja con “El baile de la libertad”.
Por su novela “de amor y amistad” ambientada en el Chile de Pinochet, obtuvo 600 mil euros.
 
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