CULTURA

Los colores del humor y la poesía

La editora de la Agenda Azul, Mariela Mosnaim, adelanta su contenido para la edición del año 2004. Está basado en la serie “El niño azul”, de Miguel Rep, publicada en la contratapa de Página/12.

Por Mariela Mosnaim

La Agenda Azul representa el regreso de las utopías y la recuperación de la capacidad de asombro. El mundo del Niño Azul es el de los descubrimientos y las fantasías de la infancia, donde todo puede ocurrir y los objetos adquieren un nuevo sentido a través de la mirada original del personaje. Está basada en la serie El niño azul, de Miguel Rep, publicada en la contratapa de este diario. El tono es humorístico y poético a la vez. La agenda que publicamos cada año con Página/12 busca captar de algún modo el espíritu de los tiempos.
Para el año 2004 elegimos al Niño Azul, un personaje que ve el mundo desde la mirada pura de la infancia pero, a diferencia de Lukas, no busca aislarse ni pasar inadvertido, no parte de la quietud que produce el desasosiego, sino que se integra e interactúa permanentemente con su entorno, y en esa dinámica de intercambio logra modificarlo. Esto ocurre gracias a su excepcional sensibilidad para percibir los signos exteriores, tiene el don de dar y recibir, y por eso los objetos y los seres se le entregan; él, a su vez, va tiñendo de azul el mundo y lo vuelve menos hostil, más amigable. El Niño Azul es capaz de ver lo invisible, de provocar una erupción volcánica, de conocer árboles como otros conocen gente, de aprender de los gatos, de llorar hasta que sus lágrimas se evaporen y formen la nube azul que lo proteja de las decepciones; de percibir la sombra de los ángeles o de un meteorito; de trabar amistad con una nota musical, salvarla del pentagrama y aprender una música nueva; de escribir una carta de amor, dejarla en un auto abandonado y esperar el tiempo suficiente para que llegue la respuesta; de elevarse sobre sus propias ruinas porque desde arriba se ve mejor; de jugar a ser prócer y liberar un pedazo de campo; de salvar insectos atrapados en las telarañas, de hacer feliz a una fruta; de lanzarse completamente solo al camino, porque sabe que alguien, en un lugar, está esperándolo.
Los textos que acompañan al Niño Azul son letras de tango o rock, poesías, canciones, fragmentos literarios en juego con los dibujos, que transmiten diferentes sensaciones o estados de ánimo a partir del color. Azul es el ideal poético de Rubén Darío, el velo con que la reina Mab envolvió a los cuatro artistas flacos, barbudos e impertinentes para que cesaran de estar tristes y, flotando en el sueño azul, pensaran en el porvenir como en la aurora. Y esta agenda es su homenaje.

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