CULTURA

Un discurso inolvidable

Por Susan Sontag

Imaginemos la literatura como una utopía, un lugar en el que imperan los modelos más encumbrados, casi inaccesibles. Esta es mi utopía. Aquí están los modelos que infiero o me parece que sustentan la empresa de la literatura.
- Uno. Las actividades literarias (la escritura, la lectura, la enseñanza) son una vocación ideal, una prerrogativa, más que una simple profesión, que se sujeta a las nociones comunes del éxito y al estímulo financiero. La literatura es, en primer lugar, una de las maneras fundamentales de nutrir la conciencia.
- Dos. La literatura es una arena de logros individuales, de méritos individuales. Esto implica que no se confieren premios y honores al escritor porque representa, digamos, a las comunidades débiles o marginadas. Esto implica que no se hace uso de la literatura o de los premios literarios para respaldar fines ajenos a ella: por ejemplo, el feminismo. Hablo como feminista. Esto implica que no se reparten recompensas a los escritores como medio de pagar consecutivo tributo a la diversidad de las identidades nacionales.
- Tres. La literatura es una empresa cosmopolita. Los grandes escritores son parte de la literatura mundial. Deberíamos leer a través de las fronteras nacionales y tribales: la gran literatura debería transportarnos.
- Cuatro. Las pautas de excelencia literaria, en el seno de las literaturas en todos los idiomas y en la gama entera de la literatura mundial, son una lección cardinal sobre la realidad y la conveniencia de un mundo que aún es irreductiblemente plural, diverso y variado.
Para enunciar de otra manera lo que acabo de decir:
- Uno. Desprecio los valores mercenarios.
- Dos. Aversión a hacer uso instrumental de los escritores; por ejemplo, celebrar a los autores sobre todo en calidad de representantes de comunidades que se imaginan marginadas, con el fin de manifestarles su apoyo.
- Tres. Cautela ante el filisteísmo cultural que se encubre con la aplicación de los valores democráticos en materia literaria. Desconfianza permanente de las afirmaciones nacionalistas y las lealtades tribales.
- Cuatro. Eterno antagonismo contra las fuerzas represivas y la censura.
Estos son en efecto los valores utópicos. No se han cumplido. Pero la literatura aún los encarna. Aún estimulan a los escritores. Aún nutren a los verdaderos lectores.
* Extracto del discurso de aceptación del Premio Príncipe de Asturias 2003.

Compartir: 

Twitter

SUBNOTAS
 
CULTURA
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.