CULTURA

Tres escritores en la encrucijada

Pedro Orgambide.
“No quiero ofender a nadie, pero me parece patético que quienes se hacen llamar escritores piensen como cuentapropistas y especulen con cuestiones como lo que pueden llegar a ganar con uno u otro libro, o que estén pendientes de en qué medida los afectará el aumento de precios que parece que se viene. Yo ya estoy viejo para cambiar, y pertenezco a una generación en la que sacábamos libros gratis si era necesario, o desde el exilio esperábamos para publicar en la Argentina, pero no porque aquí ganáramos más o menos sino porque era nuestro país y aspirábamos a no morir de angustia. Ni siquiera me importa que hace tres décadas mis libros salieran en tiradas de 10 mil ejemplares y ahora salgan en el marco de tiradas mucho menores. Los escritores, como los artistas, hacemos lo que tenemos que hacer porque somos eso, y no en función de los vaivenes de la economía. En resumen, me niego a especular, estoy en contra de toda clase de aumento de precios porque me parece que atentan contra el poco consumo que hay, y me gustaría que las editoriales actuasen de otra manera. Pero las empresas capitalistas actúan como tales, y sería una ingenuidad pedirle peras al olmo. Yo elijo defender en cambio un espacio de dignidad, como otros. Como Saccomano, Bayer, Viñas, Salas, Galasso. Somos una especie que desaparece, supongo.”

Ana Maria Shua.
“La situación que vivimos los escritores es de absoluta confusión, en relación a nuestra economía presente y futura. Por un lado, tememos que un aumento de precios pueda hacer decrecer aún más los índices de venta. Por el otro, sabemos que las editoriales van a remarcar sólo si determinan que esa salida es imprescindible, y que no pueden absorber las pérdidas originadas por las últimas medidas económicas. Como fuera, nos sentimos angustiados. Algunos, como es mi caso, tenemos libros para publicar en el 2002 (en Alfaguara uno, en Sudamericana otro), pero están también los que especulan con guardar algún libro que les ha costado mucho con la esperanza de poder publicarlo en un año menos malo. Yo lo haría, si tuviera una muy buena novela. Aunque con el riesgo de que todo empeore aún más.”

Hector Yanover.
“Creo que la palabra incertidumbre es la que más se ajusta a lo que estamos viviendo. Algunas editoriales ya aumentaron sus precios y las otras se preparan para hacerlo. Es probable que éste sea un mal necesario, pero también se corre el riesgo de que una política de este tipo rompa definitivamente con la cadena de ventas. Que venía decreciendo durante el 2001, pero que bajó abruptamente, en un 35 por ciento, a partir de diciembre. El aumento de precios beneficiaría a los escritores extranjeros, que cobrarán de ese modo mayores derechos de autor. Pero dudo de que les sirva de algo a los autores nacionales, que venden cada vez menos. Los libreros, a todo esto, recibimos un material que pagaremos en unos meses, y cuyo precio futuro desconocemos.”

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