DEPORTES › YA SE SABE QUé ES LO QUE ESTá PERJUDICANDO A FEDERER

A Roger lo dejó listo el pollo

El virus estomacal que le dejó la ingesta de un pollo a comienzos de año le sigue causando problemas. Pero parece que la debacle arrancó lentamente con las dos derrotas ante Guillermo Cañas un año atrás.

 Por Sebastián Fest

¿Qué le pasa a Roger Federer? La pregunta se la hacen millones de fanáticos del tenis en todo el mundo, que ven asombrados cómo se diluye el aura de superhombre del número 1 del mundo. Su dominio en el ranking es menos abrumador que nunca, porque esta semana sólo le lleva 400 puntos de ventaja al español Rafael Nadal, la menor diferencia en tres años de duelo por la cima. Y tras la derrota del lunes ante el británico Andy Murray, en la primera ronda de Dubai, esa distancia puede reducirse más aún.

¿Hay que ir pensando en cambios? Federer niega convencido, mueve la cabeza de lado a lado. “No, la gente piensa que hay que cambiar todo si perdés. Pero no hay receta. Uno puede perder, está dentro de las posibilidades”, dijo a este cronista en la noche de la derrota.

“Lo único que puedo hacer es ser lo más profesional posible. Claro, en los años anteriores ganaba el 50 por ciento de los torneos que jugaba, y eso es muy cómodo. Pero a veces se pierde.”

Como perdió en las semifinales de Australia ante el serbio Novak Djokovic, en un partido en el que Federer no pareció ser Federer. Como perdió en Madrid y París ante David Nalbandian. Como perdió con el chileno Fernando González en su debut en Shanghai antes de recuperarse y cerrar la temporada conquistando el Masters. Fueron ocho derrotas en 2007 contra cuatro en 2006. Y en 2008 ya lleva dos. La culpa de todo es, en parte, de un pollo, causante del virus estomacal que abortó su puesta a punto en Australia.

“Los médicos le dijeron que todo empezó por un pollo que comió, en Dubai o en las Maldivas. Y aún no está bien, ese asunto sigue afectándolo. Es como si no hubiera empezado la temporada aún. No llegó bien a Australia, y todo se le retrasó”, admitió un cercano colaborador del suizo.

Federer es uno de los número uno más educados e impecables de la historia. Nadie dominó el tenis con tanta autoridad y elegancia al mismo tiempo. El domingo debió atender a la prensa durante más de una hora. Sin dejar de ser amable, estaba tenso, preocupado. “Es que ni se le pasaba por la cabeza la posibilidad de ganar este torneo”, aseguró el colaborador del número 1. Todos daban por hecho que Federer ganaría su quinto título en Dubai, las preguntas apuntaban a los Grand Slam, al sexto Wimbledon, a la gloria olímpica. Solo Federer era consciente de que las cosas no iban por ese camino, que 2008 estaba viendo una versión devaluada de su juego.

“No estaba enojado, estaba triste. Esto es nuevo para él, y es algo que ya empezó el año pasado, cuando perdió los dos partidos con (Guillermo) Cañas. Al final terminó perdiendo ocho partidos, el doble que en los años anteriores. Una cifra normal para un número uno, pero no para él. Es más: el año pasado tuvo suerte al ganar Wimbledon, podría habérsele escapado”, analizó el colaborador del suizo, que en Dubai buscó, sin encontrarla, algo de paz antes de sumergirse en la parte fuerte de la temporada.

En la misma noche de su trago amargo ante Murray tuvo un gesto muy “federiano”. Habló con la prensa, se duchó y fue directo a un restaurante a encontrarse con una joven local que le había presentado un proyecto para su fundación. El suizo, uno de los deportistas más ricos del mundo, recibió en mano una donación de unos 8000 dólares y conversó durante largo rato con la benefactora. Estaba, de alguna manera, mostrando que es un tipo normal fuera de la cancha.

Y ahora quizá también dentro.

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