DEPORTES › EL CURIOSO CASO DE ARSENAL DE SARANDí: RECUPERA JUGADORES

Un club de rehabilitación

Varios futbolistas en picada vieron reestablecidas sus campañas deportivas jugando en el equipo del Viaducto, que esta noche actúa en el Maracaná. El entrenador Gustavo Alfaro dice que armó “el equipo de los fracasados”.

En el fútbol, hay ocasiones en las que para dar un paso adelante conviene dar dos hacia atrás. Esa parece ser la receta de los jugadores que llegan a Arsenal, el equipo de Sarandí que esta noche juega en el mítico estadio Maracaná, de Río de Janeiro, ante el Fluminense, uno de los clubes más populares de esa ciudad. En los últimos tiempos, especialmente desde la llegada del entrenador Gustavo Alfaro, se convirtió en un perfecto sitio para la recuperación de jugadores cuyas carreras estaban condenadas al fracaso.

El último ejemplo es el de Luciano Leguizamón, el delantero que se tuvo que ir de Gimnasia por la puerta de atrás luego de haber cambiado camisetas con Juan Sebastián Verón en un clásico platense en el 2007, y hoy es una pieza importante del equipo del Viaducto que da pelea en el torneo local y en la Copa Libertadores. Antes que él, muchos otros jugadores llegaron al club luego de malos desempeños en otros equipos y también pudieron revertir su situación.

“Apenas llegué me paré adelante del grupo y les dije que éramos ‘el equipo de los fracasados’. Y yo me puse primero en la lista, porque venía de fracasar en San Lorenzo”, afirma con naturalidad Alfaro, quien arribó a Arsenal a mediados de 2006 luego de un paso poco feliz por San Lorenzo. “Ortiz, Andrés Pérez y yo veníamos de fracasar allí; Cuenca, en Racing, Valdemarín y Obolo, en Vélez, Ruiz era visto como un ex jugador, Casteglione arrastraba muchas lesiones... Para el consenso general del fútbol éramos unos fracasados, entonces teníamos que demostrarles a todos lo que el equipo de los fracasados podía hacer”, explica el entrenador en diálogo con Página/12.

Mario Cuenca fue el primer refuerzo que sumó Alfaro cuando llegó al equipo en junio de 2006. El cordobés había jugado la última temporada en Racing, pero ante el retorno de Gustavo Campagnuolo no iba a tener espacio en Avellaneda y fue para Sarandí. A partir de ese momento se hizo dueño del arco de Arsenal y fue tapa de los diarios en la victoria ante River en el Monumental por las semifinales de la Sudamericana, atajando dos penales y convirtiendo el último de la definición.

Algo similar ocurrió con Lucas Valdemarín y Mauro Obolo, cedidos a préstamo por Vélez, ya que no tendrían lugar eclipsados por Mauro Zárate y Lucas Castromán. Pero Valdemarín fue el goleador de Arsenal en el Apertura 2006, Obolo hizo lo propio en el Clausura 2007 y se convirtieron en piezas importantes de lo que fue la mejor campaña del club en Primera.

Loeschbor, Gandolfi y San Martín pasaron por River con más pena que gloria, pero también se recuperaron en Arsenal: los tres, en algún momento, fueron capitanes. Loeschbor ya no está, pero los dos restantes siguen siendo parte de la sólida columna vertebral.

Producción: Mariano Verrina.

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Leonardo Biagini, otro de los “rehabilitados” en Arsenal.
 
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