DEPORTES › DAVID NALBANDIAN, LA MEJOR RAQUETA ARGENTINA Y TOP-TEN

“Juego para quedar en la historia”

El cordobés, que debuta mañana en el Masters Series de Montecarlo, reflexiona sobre su carrera y sus objetivos y asegura que tiene la receta para vencer tan seguido a Roger Federer, pero en su casa...

 Por Juan José Mateo *

Desde Montecarlo

David Nalbandian, número 7 del tenis mundial, llega con el jogging mojado por la lluvia y la cara pelada por el sol, tarde como casi siempre y haciendo bandera de sus famosas malas pulgas desde el principio. “Un poquito. Nada. Nada”, corta cuando se le pregunta si está resfriado. Su juego, como su personalidad laberíntica, es un enigma: a finales de 2007 arrolló a Roger Federer y Rafael Nadal, los dos mejores jugadores, en los torneos de Madrid y París. Era un tenista desatado, anclado de nuevo en los 82 kilos y reconstruido por el trabajo de Martín Jaite, su nuevo técnico. Hoy, Nalbandian alterna las sombras de sus actuaciones en el circuito con las luces de sus deslumbrantes triunfos en los cuartos de final de la Copa Davis, en los que ganó tres puntos, incluido el de dobles, para que Argentina eliminase a Suecia.

–¿Qué espera de la temporada de polvo de ladrillo, que empieza en Montecarlo?

–Para mí, va a ser importante, porque no defiendo prácticamente puntos del año pasado. No jugué casi nada. Estaba mal de la espalda. Por ese lado, quiero aprovechar esta gira, que no es la que más me gusta y que va a ser dura: Rafa está jugando bien de vuelta y es complicado en su cancha preferida. Estoy bien. Para tener buenos resultados.

–Usted es un argentino atípico: su familia y sus vecinos construyeron un par de canchas de cemento y ahí aprendió a jugar. Su padre pagaba sus clases con los bolsos que fabricaba en su taller. ¿Qué recuerda de aquello?

–Era muy chico. Empezamos a jugar todos. La familia, los amigos... Pasábamos un rato bien, lindo. Y, de a poco, fui jugando bien, así como se empezó a hacer todo una bola. De chico, chico, no era consciente de los esfuerzos que hacían mis padres. Era algo divertido ir al club a pasar un buen rato. Luego, según iba creciendo, fui un poco más consciente. La verdad es que mi familia se sacrificó mucho. Estoy superagradecido por todo lo que hicieron en su momento. ¡Me acuerdo de cuando hicieron las canchas! Y ya sabés todo lo que hay que contar. Así que...

–¿Qué es lo que lo transformó en un tenista tan difícil para Nadal y Federer?

–Pregúnteles a los otros, no a mí.

–Pero usted fue la bestia negra de Federer en la categoría junior. También lo fue como profesional porque se han repartido ocho victorias cada uno en sus 16 enfrentamientos. ¿Cuál es su receta?

–La tengo en mi casa.

–Parece como si esta entrevista lo estuviera molestando.

–Sí.

–Desde niño, todos los técnicos lo señalaron como un tenista predestinado a alcanzar la gloria. Pero no ha ganado ningún título del Grand Slam y se ha hecho famoso por sus actividades extradeportivas. ¿Es el tenis un medio o un fin?

–Al principio, buscás el tenis como un medio de vida. Hoy ya no juego tanto por el dinero, sino por lo que quiero ser en el deporte en sí. Las cosas, a medida que vas creciendo, van cambiando. Quiero ser un gran tenista, quedar en la historia del tenis. Eso sería increíble: que la gente me reconociese como un ídolo deportivo y también como persona.

–¿Cree que ya entró en la historia de este deporte?

–En algunas cosas, sí.

–¿En cuáles?

–Es muy difícil saber qué va a pasar en diez años, cómo te van a recordar. Hay que aprovechar ahora para formar eso.

–¿Reconoce al tenista de finales de 2007 en el de inicios de 2008?

–Hice como una pretemporada antes del Abierto de Estados Unidos. Fue duro, pero fue bien. Ahora, salvo una dolencia en una pierna, estoy bien. Esta gira en polvo de ladrillo es la más dura y tengo que estar atento, porque es importante para recuperar el terreno perdido a principios de año. No empecé bien la temporada. Estuve medio lesionado en Australia, en Indian Wells me pasó esto de la pierna... Tuve mala suerte.

–Nadó entre tiburones. Corrió rallies. Ha hecho puenting. ¿Cómo se atreve a eso siendo un deportista de elite?

–Me gusta y me divierto.

–Pero...

–Cada uno es diferente y disfruta las cosas a su forma. A mí me gustan los autos. Me gusta hacer eso y lo voy a seguir haciendo.

–Cuando se lanzó al vacío, lo acompañaba otro tenista, Mariano Zabaleta. ¿Quién tenía más miedo?

–El no saltó. No se animó.

–Usted es multimillonario. ¿Por qué seguir en Unquillo con su madre pudiendo elegir cualquier lugar del mundo?

–Es un pueblo muy tranquilo, de 20.000 personas. Allí nací y me crié y allí sigo viviendo. Para mí, volver es lo más lindo que hay. Me da tranquilidad. Es mi casa, mi tierra, donde tengo todos los recuerdos de mi niñez. Ahí lo paso muy bien. No me tienta ninguna otra ciudad para ir a vivir salvo ésa.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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“En algunas cosas ya entré en la historia.”
Imagen: AFP
 
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