Paul, el pulpo, “es soltero y no tiene hijos”, aseguró su cuidadora del acuario de Oberhausen, Anna Porthmann. Paul, que tiene dos años y medio, come almejas y cangrejos que se sirven en las mismas cajas donde después se colocan las banderas de los diferentes equipos del Mundial sobre las cuales basa sus “pronósticos”. La cuidadora aseguró que no se plantea entrenar al pulpo para que adivine los resultados de la lotería y que por ahora no tienen ofertas ni planes futuros para él, “aunque recibe miles de correos electrónicos”.