DEPORTES › UN SALTO TECNOLOGICO

¿Qué decís, referí?

La televisión francesa emitió durante un partido los diálogos entre el árbitro y los jueces de línea, conectados con micrófonos.

Por Juan Morenilla *
Desde París

¿Se imagina usted que puede escuchar en directo lo que un árbitro habla con sus líneas durante un partido de fútbol? El sábado pasado, en Francia, fue posible. Los espectadores de la primera cadena de televisión pública, TF 1, escucharon en directo los comentarios que el árbitro Alain Sars y sus asistentes se hicieron entre ellos en el encuentro 32º de final de la Copa de Francia que el Marsella le ganó 2-0 al Bastia. ¿Cómo? Sars y sus dos líneas, Jean-Paul Chaudre y Patrick Reinbold, llevaron incorporados unos micrófonos y auriculares, como los de los cantantes en los conciertos, para comunicarse entre ellos... y ser escuchados en televisión.
Los árbitros llevaban un aparato emisor y receptor sujeto a la cintura en una faja elástica con dos pequeños bolsillos, y un auricular de la oreja a la boca con una especie de patilla. El sonido lo recoge todo. Para hablar, los árbitros aprietan un botón en el emisor y son escuchados a través del micrófono. El sábado, toda Francia pudo oír sus comentarios y los de los futbolistas. “Oiga, eso no es normal. Aquí no hay justicia”, le recriminó al árbitro Frank Leboeuf, defensor del Marsella. “¿Justicia? -respondió el árbitro–, usted y yo vamos a hablar de justicia, se lo aseguro, pero fuera del campo. Si no se calla, lo echo.”
Sars pidió durante el partido tranquilidad a los futbolistas -”muchachos, las entradas suaves, por favor, jueguen el balón”–, avisó a Ahmada, del Bastia, de que dejara de forcejear con un contrario –”es la quinta vez que lo agarro, esto ya es demasiado. Basta”– y ordenó seguir el juego: “Levántese, no pasó nada, a jugar”. También, al final del encuentro, tuvo que tranquilizar de nuevo a Leboeuf, que le chillaba: “¡falta, falta!”. “Pero, ¿se van a calmar ya o no? No puedo verlo todo, señor Leboeuf”, respondió el árbitro francés.
Acabado el encuentro, Sars habló con los futbolistas –”suerte para lo que viene”, le dijo a uno del Bastia–, y habló de la experiencia: “Es un progreso muy importante. Esto es el fútbol-realidad. Me he sentido muy libre porque nunca tenía que mirar atrás, los líneas me decían lo que pasaba. Además, tiene virtudes pedagógicas para los jugadores. Saben que son oídos por millones de espectadores y se concentran más en el juego”.
El invento ya se usó en el partido Lille-Nantes jugado el 9 de noviembre de 2002, por el árbitro Laurent Duhamel y sus asistentes Alain Dutheil y Philippe Bombart, pero entonces los comentarios no se escucharon en directo. “Tiene mucho futuro. Mis asistentes me han contado hechos que no podía ver, como que había dos pelotas en el campo”, dijo Duhamel. “Antes estábamos los tres aislados uno del otro. Ahora estamos siempre en contacto, y dentro del partido”, añadió el asistente Dutheil. Durante ese encuentro se pudo escuchar al árbitro animar a los jugadores, explicar sus decisiones e incluso pedir perdón por un error.
El éxito de la prueba ha animado a repetir la experiencia. “Es extraordinario. En 90 minutos el fútbol ha pasado del cine mudo al sonoro. Ha entrado en una modernidad con tal evidencia que parece que ya no se puede volver atrás”, afirma Frédéric Thiriez, presidente de la Liga francesa.
La idea partió de Michel Vautrot, ex árbitro internacional y director técnico del arbitraje francés, además de colaborador de la FIFA (Vautrot fue el mismo que dirigió Italia-Argentina en el Mundial 1990 y que amonestó a Claudio Caniggia, dejándolo fuera de la final contra Alemania). Tras meses de negociación, la FIFA accedió a probar el invento, aunque no a que sea utilizado para sancionar. Este sistema ya fue usado en diciembre de 1983 por el árbitro de rugby René Hourquet y por todos los árbitros de la Copa del Mundo de Rugby de 1991. La introducción de tecnología en el arbitraje avanza cada temporada. En Italia se utiliza el video para ver jugadas conflictivas tras los partidos: “Mis dos ojos no pueden ver lo mismo que 20 cámaras”, afirma Pierluigi Collina, el mejor árbitro del mundo. En Brasil se usó la temporada pasada un spray para marcar sobre el césped el punto exacto donde se ha producido una falta o donde se coloca la barrera, y que se evapora a los pocos segundos.
En España, una empresa de Castellón fabricó arcos con sensores, como los de algunos ascensores, para detectar goles fantasma; los líneas de Primera, reacios antes a las nuevas tecnologías, han estrenado unos nuevos banderines con vibrador; un aficionado valenciano probó en mayo de 2001 un sistema de detección del fuera de juego mediante señales de radio- frecuencia y acústicas; y un empresario llamado Fernando Clavijo acaba de idear un procedimiento mediante el cual los 22 jugadores y la pelota llevan unos sensores de microtecnología para saber su posición y avisar a una computadora sobre goles fantasma, fueras de juego, balones que salen por la banda o la distancia de las barreras.
Las propuestas chocan con los organismos oficiales, temerosos de introducir las nuevas tecnologías en el fútbol y de robotizar a los árbitros. Pero el sábado, en Francia, se dio un paso “hacia el futuro”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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