DEPORTES › SAN LORENZO FUE MAS CLARO, PERO APENAS LE SACO UN EMPATE A VELEZ

Le falló el tiro del final

En Liniers, y sin público visitante, los locales comenzaron ganando, pero no pudieron aguantar la presión del rival que reaccionó, se lo empató con un gol fuera de contexto y después generó chances como para ganarlo, aunque no las definió bien.

 Por Daniel Guiñazú

En silencio, sin el apoyo de su gente, impedida de concurrir, llegó ayer San Lorenzo al estadio José Amalfitani. Y muy cerca estuvo también el Ciclón de hacer callar a los miles de hinchas de Vélez que poblaron las tribunas. Casi en la última jugada del partido, con el marcador igualado 1-1, el juvenil Héctor Villalba dejó a otro joven compañero suyo, Angel Correa, mano a mano con el arquero Sebastián Sosa. Pero Correa no supo transformar el empate en victoria azulgrana. Remató desviado y le devolvió el alma al cuerpo a la multitud que estuvo en Liniers.

Esa acción final guardó relación con lo que realmente fue el encuentro: San Lorenzo se arrimó siempre más que Vélez al triunfo. Tuvo las llegadas más claras del primer tiempo. Y a los 61 minutos, siete después de que Ezequiel Rescaldani abriera la cuenta para Vélez, incluso desperdició un penal: Piatti se lo llevó por delante a Sosa, el árbitro Maglio sancionó la falta y Stracqualursi le pegó al medio, fuerte, alto y desviado.

Pero a los 79 minutos, cuando parecía que Vélez se había reencontrado con su juego en la misma medida en que San Lorenzo lo había extraviado, sucedió algo insólito: hubo un tiro libre para el Ciclón a más de 40 metros del arco de Sosa, otro juvenil, Leandro Navarro, mandó al área un remate de compromiso y el pique alto de la pelota terminó pasando por encima de la salida fuera de cálculo del arquero uruguayo y convirtiéndose en el 1-1 ante el estupor generalizado por el gol fuera de contexto.

Más allá del resultado, quedaron noventa minutos que transcurrieron de menos a más. Y que no dejaron conformes a ninguno de los dos. Mucho más a San Lorenzo. Básicamente porque no puede ponerse a ganar seguido para engordar su promedio, todavía bajo y comprometedor. En el primer tiempo, tuvo buena salida por los costados con Buffarini y Jara y un interesante trabajo de Stracqualursi pivoteando pelotas y generando espacios para la llegada vacía de los volantes. Pero en el segundo, no pudo repetir esa tarea. Un mérito del técnico Pizzi: hizo bien los cambios. Puso a tres juveniles (Villalba, Correa y Navarro), reacomodó el esquema y, en el cuarto de hora final, le dio al equipo cierta soltura y algo del aquel juego que había mostrado.

Sin Insúa desde el comienzo –jugó los últimos 18 minutos–, Vélez fue medio Vélez. Tuvo clara su idea, pero generó mucho menos fútbol que otras veces. A tal extremo que Pratto, arrancando desde más atrás, debió asumir la tarea de armador. Lo hizo muy bien, descargando buenas pelotas para Bella y Papa por las bandas y abasteciendo a Rescaldani y a Copete. Pero no alcanzó para cambiarle la cara al equipo de Ricardo Gareca. Un Vélez ya clasificado para los octavos de final de la Copa que, a partir del empate de ayer, dejó algo muy en claro: usará al Torneo Final sólo para estirar las piernas.

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Buffarini va a la caza de Copete. Atrás, mira y sigue la acción Mercier.
Imagen: Télam
 
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