El duelo era Bayern Munich-Chelsea, pero los entrenadores le quitaron protagonismo a la Supercopa europea y el enfrentamiento pasó a ser entre Pep Guardiola y José Mourinho, archirrivales desde que el catalán dirigía a Barcelona y el portugués conducía al Real Madrid. Y de nuevo, el que festejó fue Guardiola, en una definición infartante: su equipo caía 2-1 hasta el minuto final del tiempo extra, pero empató gracias a un agónico gol del español Javi Martínez y se quedó con el título en la definición por penales.

El partido resultó cambiante y emotivo. El conjunto inglés se colocó en ventaja con un golazo del español Fernando Torres, pero los alemanes igualaron con un tanto del francés Franck Ribery. A pesar de las chances frente a los dos arcos, el duelo terminó empatado y fueron al alargue, donde el campeón de la Europa League volvió a pegar primero. El belga Eden Hazard armó una gran maniobra y definió con un remate al primer palo. Pero el Bayern no se rindió y acumuló muchos méritos para empatar, pero siempre chocaba con el arquero Peter Cech.

Parecía que el festejo iba a ser para Mourinho, pero en la última jugada Javi Martínez aprovechó un rebote y mandó el partido a los penales. Allí el villano fue el belga Rumelu Lukaku, que disparó débil el último penal y el arquero Manuel Neuer se lo contuvo. Así el título y el festejo pasaron de manos y fueron para el Bayern y para Guardiola. Tras el partido, Mourinho se quejó de la expulsión de Ramires. “Hoy no ha ganado el mejor equipo. Contra Guardiola siempre juego con diez. Debe ser una regla de la UEFA”, disparó el portugués. En cambio, Guardiola le dedicó el título a su antecesor, Jupp Heynckes: “Es el arquitecto de este equipo y se lo quiero dedicar a él”.