Desde Brasilia

Treinta centímetros de diferencia, diecinueve meses de sequía, siete partidos de invulnerabilidad: el Argentina-Bélgica incluye como ingrediente clave el duelo entre dos viejos conocidos: el delantero Lionel Messi y el arquero Thibaut Courtois.

Un estudio estadístico de la web especializada fivethirtyeight.com muestra a Messi como líder de cara al gol en prácticamente todos los aspectos analizables y lo define como “el jugador imposible”. Nadie se le resiste. A menos que se llame Courtois. La superioridad del Atlético de Madrid de Diego Simeone sobre el Barcelona en la última temporada se vincula directamente con dos aspectos: la capacidad de los rojiblancos de “enjaular” y “secar” al 10 de los azulgranas y el notable nivel de Courtois en el arco.

Courtois jugará hoy ante la Argentina de Messi en los cuartos de final del Mundial de Brasil 2014. La duda es si Bélgica logrará acercarse en el estadio Mané Garrincha, de Brasilia, a la intensidad defensiva del equipo de Simeone. Jan Vertonghen, uno de los integrantes de la última línea belga, confía en el hombre a sus espaldas, pese a sus frescos 22 años. “A su edad ya es uno de los mejores arqueros del mundo y tiene 15 años por delante para mejorar. Tiene el espíritu correcto, no sé dónde puede mejorar, pero lo hará.”

La última vez que Messi pudo batir a Courtois fue el 16 de diciembre de 2012, en una victoria de 4-1 por la Liga española. Aquella vez el argentino anotó dos goles. No habría más festejos del delantero de 169 centímetros ante el guardameta de 199, al que el año anterior le había anotado tres tantos en un 5-0 sobre el Atlético. Desde aquel diciembre de 2012 sólo hay frustraciones para Messi cuando se interpone Courtois. No pudo anotar en tres partidos por la Liga, ni en dos por la Supercopa, ni en dos por la Champions League. Y en agosto de 2013, el argentino estrelló un penal en el travesaño del arco custodiado por el belga.

Courtois podrá ser especialmente difícil para Messi –y no sólo para él–, pero Argentina no tiene dudas de que la mejor apuesta sigue siendo por el 10. Lo graficó Alejandro Sabella, el técnico argentino, en el film recientemente estrenado sobre la vida del jugador: “Cuando le llega la pelota, suspiro”.