DEPORTES › OPINIóN

Ni una menos practicando deportes

 Por César R. Torres *

Aunque en la prensa nacional recibe una cobertura insignificante, desde 1991 la FIFA organiza cuatrienalmente la Copa Mundial Femenina (foto). La séptima edición tiene lugar hasta el 5 de julio en Canadá. Probablemente las noticias sobre las ruindades de la FIFA conjurarán para que la cobertura de la Copa Mundial Femenina en la prensa nacional pase de insignificante a inexistente. Que la Argentina no se haya clasificado al torneo y que éste se superponga parcialmente con la cuadragésima cuarta edición de la Copa América, organizada por la sombría Conmebol y que será entre el 11 de junio y el 4 de julio en Chile, también imposibilitan la difusión y apreciación del fútbol femenino.

La invisibilidad del fútbol femenino en el país invita a reflexionar, entre otras cuestiones, sobre la participación femenina en actividades físicas o deportivas. Es tentador pensar a partir de experiencias exitosas como la de la selección femenina de hockey sobre césped que las mujeres argentinas realizan actividades físicas o deportivas habitualmente y en términos comparables a los varones argentinos. Lamentablemente los estudios disponibles indican lo contrario.

De acuerdo con la Segunda Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (2011), la población argentina tiene una prevalencia de inactividad física alta (54,9 por ciento). Empero, dicha tasa es aún mayor en las mujeres (58,5 por ciento) que en los varones (50,8 por ciento). La disparidad en la Ciudad de Buenos Aires es una de las más acentuadas del país. Allí, la prevalencia de inactividad física en los hombres es del 36,2 por ciento, mientras que en las mujeres asciende al 49,3 por ciento.

Los niveles de inactividad física y disparidad de género en la participación en actividades físicas o deportivas son también notorios en la edad escolar. Un estudio publicado el año pasado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina afirma que en los centros urbanos del país el 45,4 por ciento de los/as niños/as entre 5 y 17 años “registra niveles insuficientes de actividad física”. Asimismo, advierte “que las mujeres registran mayor propensión a la insuficiente actividad física que sus pares varones (11,7 puntos porcentuales menos)”. Según el estudio, el 58 por ciento de los/as niños/as entre 5 y 17 años no realiza actividades físicas o deportivas extraescolares. La Evaluación Nacional de la Aptitud Física llevada a cabo recientemente por el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo corroboró estos valores. Por un lado demostró que el 46,7 por ciento de los varones y el 56,2 por ciento de las mujeres entre 13 y 14 años no realiza actividades físicas o deportivas extraescolares y, por el otro, que las “mujeres poseen un valor porcentual más alto de desinterés por la práctica deportiva extraescolar que los varones”.

En resumen, como indican los estudios disponibles, las mujeres argentinas realizan menos actividades físicas o deportivas que los varones argentinos y esta brecha se incrementa de modo notorio a medida que aumenta la edad. El desinterés femenino por la actividad física y el deporte relativo a los varones no responde a razones biológicas sino a una cultura que, dominada por un orden heteropatriarcal, construye y normaliza estas prácticas fundamentalmente como masculinas. Entonces, el desafío es pensar, diseñar e implementar lenguajes y estrategias para modificar la cultura deportiva prevaleciente que desanima, excluye, cosifica y discrimina la actividad deportiva femenina.

Los Juegos Olímpicos de la Juventud, a organizarse en Buenos Aires en el 2018, presentan una ocasión extraordinaria para visibilizar el deporte femenino y ampliar las oportunidades para que las jóvenes argentinas realicen actividades físicas o deportivas y éstas se conviertan en espacios sustentables de empoderamiento individual y social. Un universo deportivo igualitario e inclusivo en el que todas tengan la oportunidad de participar libremente y beneficiarse de dicha participación es posible. Por lo pronto, es necesario instalar el diálogo que promueve la acción. La Copa Mundial Femenina es una excelente oportunidad para hacerlo. ¿Se aprovechará? No estaría mal recordar que para muchísimas vidas sería muy bueno que así fuera.

* Doctor en Filosofía e historia del deporte. Docente en la Universidad del estado de Nueva York (Brockport).

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