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Boca no pudo perforar a Chicago y quedó a cinco

 Por Facundo Martínez

Boca no pudo ayer contra Chicago, empató sin goles y dejó dos puntos fundamentales en el camino de la lucha por el título. El conjunto de Tabárez no jugó bien, aunque tuvo buenos pasajes, sobre todo después del ingreso de Tévez. Los visitantes se abroquelaron en su campo y apostaron todo al contraataque. Para los boquenses la igualdad olió a derrota; para los del conjunto de Mataderos, fue heroica y muy festejada.
El empate tiene varias explicaciones. La primera es que Chicago hizo un excelente partido en función de este resultado. Se paró en la cancha con dos líneas de cuatro hombres que pelearon cada una de las pelotas como si fuera la última, con Christian Gómez y Oscar Gómez más arriba, listos para recibir el pelotazo largo del arquero o el rechazo de cualquiera de los defensores e inquietar después en el área de Abbondancieri, aunque sin tanta convicción. La segunda es que Boca dejó pasar mucho tiempo antes de darse cuenta cuál era el mejor camino para atacar y cuando se avivó era tarde, ya se lo estaba comiendo el reloj. Y la tercera es que Delgado jugó un partido pésimo: no habilitó nunca bien al alto Bracamonte –no le faltaron oportunidades– y las pocas jugadas que tuvo para definir las terminó mal.
Lo que se vio en la primera mitad fue lo más pobre. Boca había arrancado mal, desorientado, frente a un rival que se plantó muy firme en su campo y que era difícil de romper, y recién consiguió controlar un poco el partido después del primer cuarto de hora; en ese tiempo, los visitantes, a pesar de su esquema mezquino, habían generado dos chances más o menos ciertas: un remate trunco de Cardozo y un cabezazo de Barbona que pasó cerca del arco. Boca contó, después, con un remate desde lejos de Delgado, que Velázquez contuvo sin esfuerzo; un centro de Battaglia que Pérez conectó entrando sobre el segundo y se le fue alta, y una buena jugada de Riquelme, que dejó a Delgado mano a mano con el arquero paraguayo, y no fue gol porque no era la noche del delantero. Entre tantas sin suerte para Boca, Kmet sacó un buen remate violento contra el arco de Abbondancieri, pero el arquero estuvo atento y despejó.
El complemento fue en un principio peor; sin situaciones para nadie. Recién cuando Tabárez hizo ingresar a Tévez por Pérez el trámite cambió de ritmo y se hizo más interesante. Porque Boca exigió un poco más y Chicago comenzó a sentir la presión de los locales, aunque sin desordenarse ni abandonar su estrategia. Entre Tévez y Riquelme hicieron un poco de todo, como para ganar los puntos y aprovechar la ocasión. La primera fue un quite de Tévez, con pared entre ambos, que el juvenil no pudo terminar bien frente a Velázquez. Le siguió un tiro libre difícil de Román que el arquero atajó y, las más clara, un pase de Tévez al Diez, que la bajó de cabeza, cambió de pierna, se acomodó y remató: apenas afuera.
Entraron Giménez y Gaitán, pero no cambiaron nada. Pancho Ferraro metió también tres cambios, pero para matar el tiempo, que se fue acabando entre las quejas tribuneras.

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Riquelme cae, derribado en el borde del área de Chicago: un tiro libre más para el local.
 
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