EL MUNDO › EL SECRETARIO DE ESTADO DEJO MEDIO ORIENTE CON LAS MANOS VACIAS

Una nueva hazaña para Fracasator

Colin Powell había llegado a Medio Oriente buscando una retirada de Israel de los territorios palestinos y un cese de los atentados contra Israel, pero –como en sus dos giras anteriores– no logró nada.

 Por Eduardo Febbro

“El encuentro fue catastrófico.” La sentencia pronunciada por Yasser Abed Rabbo, ministro palestino de Información, al final del encuentro entre Colin Powell y Yasser Arafat no deja lugar a dudas sobre el fracaso de la misión iniciada por Powell hace casi una semana. El secretario de Estado norteamericano partió ayer de Israel tal como había venido: con las manos vacías. Al cabo de seis días de misión, Powell no consiguió que ninguna de las dos partes cediera en sus exigencias: el ejército israelí no se retiró de las ciudades de Cisjordania que ocupó el pasado 29 de marzo (y que son cuatro actualmente) y la Autoridad Palestina no proclamó el fin de los atentados contra Israel. El único resultado “tangible” obtenido por Powell consiste en un “compromiso” del Estado hebreo para sacar sus tropas de una parte de Cisjordania “en los próximos días”. Antes de partir, Powell repitió que la instauración de un alto el fuego recién será posible cuando concluyan “las incursiones israelíes en Cisjordania” y se “reanuden los contactos en materia de seguridad” entre ambas partes.
Confirmando el rotundo fracaso de su gestión, el jefe de la diplomacia norteamericana declaró que “la palabra alto el fuego no es oportuna en este momento”. Al término de la entrevista que mantuvo ayer por la mañana en Ramalá con el presidente de la Autoridad Palestina, el secretario de Estado estaba visiblemente irritado. “Es posible que un alto el fuego sea proclamado hoy, ¿pero qué sentido tendría?”. Tres entrevistas con el primer ministro Ariel Sharon, dos con Yasser Arafat, un viaje relámpago a Siria y el Líbano más las otras escalas de su gira (Marruecos, Madrid, Egipto y Jordania) no sirvieron para restablecer la confianza entre israelíes y palestinos. Powell se fue de Israel con un discurso totalmente distinto al que trajo al llegar. El responsable estadounidense vino casi conminando a Israel a que pusiera fin a la reocupación de los territorios palestinos y partió de Medio Oriente amonestando al presidente de la Autoridad Palestina. Según declaró al salir del cuartel general de Arafat en Ramalá, Arafat debe “tomar una elección estratégica y conducir a su pueblo hacia la paz”, diciendo, “como lo hace el resto del mundo, que el terrorismo tiene que terminar”. Powell recalcó que Arafat “debe transmitir este mensaje a su pueblo”, pedir a las fuerzas de seguridad palestinas que “comiencen a detener y perseguir a los terroristas, que dejen de financiar el terrorismo, que desmantelen las infraestructuras terroristas y cesen de incitarlo”. Pero el secretario de Estado también dijo que la ofensiva israelí era un “obstáculo” que impide “avanzar”.
Fuentes palestinas que asistieron a las conversaciones entre Powell y Arafat contaron que la entrevista fue un verdadero desastre y que el líder palestino estaba rabioso al término del encuentro con Powell. Saëb Erakat, el principal negociador palestino, acusó a Washington de “parcialidad” y dijo a la prensa: “Nosotros no tenemos un cartel luminoso en la frente que dice: estúpido”. Todos los buenos deseos de Powell se quedaron en el camino, y lejos de retirarse de Cisjordania, las tropas de Tsahal protagonizaron ayer dos nuevas incursiones en las afueras de Jerusalén. El único gesto tímido hecho por Israel para satisfacer los pedidos de Washington consistió en retirar unos 30 tanques de la ciudad de Jenin, donde se desarrollaron los combates más cruentos entre militares israelíes y combatientes palestinos provenientes de todos los grupos. Pero esos tanques volvieron anoche a Jenin.
Irritado hasta el punto de perder la paciencia, Arafat advirtió que en adelante toda la estabilidad de la región estaba “en juego”. Arafat comentó ayer: “No puedo franquear la puerta. ¿Quién puede aceptar esto?” y acusó a Israel de “proseguir la agresión” contra su pueblo. Rabbo, por suparte, responsabilizó a Powell por haber transmitido “falsas promesas” a propósito de un eventual alto el fuego. Según varios miembros de la delegación palestina, en lugar de traer propuestas concretas con su consiguiente “esquema” de concesiones y exigencias, Powell pidió a Arafat que entregara a las personas buscadas por Israel y que facilitara la rendición de los 200 palestinos que ocupan la Basílica de la Natividad en Belén. Aunque Arafat agradeció públicamente los esfuerzos de Powell, los palestinos se declaran “engañados” por la forma como transcurrieron los hechos. Al parecer, existe un foso enorme entre los esquemas planteados durante las negociaciones entre las delegaciones de Estados Unidos y de la Autoridad palestina y el resultado final. Erakat lamentó que “todos los esfuerzos realizados hayan sido saboteados por Ariel Sharon”. Al igual que el resto de los responsables de la Autoridad Palestina, Erakat se mostró ofuscado. “Francamente, la situación es peor que hace siete días”, reconoció y luego afirmó que “la única manera en que Sharon sabe hablar con nosotros es mediante las balas.” Erakat admitió también que la situación interna de la Autoridad Palestina era desastrosa: “Tras la destrucción de las infraestructuras civiles y de seguridad por parte de Israel ya no sé si la Autoridad palestina sigue existiendo”.
Powell pisó Israel el vienes pasado, cuando las tropas israelíes ocupaban Nablus, Jenin, Ramalá, Belén, Tulkarem y Kalkilya. Al final de su gira, poco ha cambiado: Belén, Jenin, Ramalá y Nablus continúan ocupadas, Tulkarem y Kalkilya viven bajo estado de sitio, el ejército israelí prosigue puntualmente sus “ofensivas limitadas” en otras ciudades, al tiempo que mantiene a las poblaciones palestinas de muchos pueblos en un estado permanente de humillación. Los controles son constantes y las prohibiciones de salir de las casas son diarias. Las escenas a que dieron lugar las dos visitas de Powell a Arafat quedarán en los anales de la humillación. Powell se entrevistó con un dirigente sitiado por un ejército que ocupa un territorio internacionalmente reconocido y que no le pertenece. Sus accesos están controlados por el ejército israelí, que los cierra y los abre a su antojo. En suma, si bien Powell prometió que en los próximos días Estados Unidos enviaría nuevos mediadores a la región -posiblemente el director de la CIA, George Tenet–, su estadía no logró sus objetivos: sacar los tanques israelíes de los territorios y evitar que los palestinos vuelvan a afilar las garras del terror contra la población civil de Israel.

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Colin Powell con Yasser Arafat en la entrevista que, según los palestinos, fue “catastrófica”.
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