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Alemania hace su ensayo de Mundial con la Copa de las Confederaciones

El torneo reparte casi 10 millones de euros y se juega en cinco de los estadios que se utilizarán en la Copa del Mundo 2006. Alemania, Brasil y Argentina son los grandes favoritos al título.

Por Leonardo Castillo

A un año del Mundial, Alemania parece tener todo listo y pretende demostrarlo con la organización de un torneo que congregará a ocho selecciones nacionales de primer nivel, como la del país anfitrión, Argentina y Brasil, en lo que constituirá una suerte de ensayo general doce meses antes de la máxima cita del fútbol internacional. Se trata de la Copa de las Confederaciones, un certamen oficialmente reconocido por la FIFA, que cada dos años reúne a los campeones de cada confederación continental, más el campeón del mundo y la nación designada para albergar la competencia. Sin embargo, este campeonato, que se disputará a partir de mañana y hasta el 29 de junio, no ha despertado el interés de los aficionados locales, puesto que quedaron muchas entradas por vender, algo que se atribuye a la ausencia de algunas figuras consagradas.
Argentina, que perdió en la final de la Copa América ante Brasil, representará a la Conmebol y jugará en el Grupo A, que integrarán también Alemania, Túnez y Australia, campeones estos últimos de Africa y Oceanía, respectivamente. El B estará compuesto por Brasil, ganador del Mundial 2002, más Grecia, campeón en la Eurocopa; Japón, campeón de Asia; y México, por la Concacaf. El primero y el segundo de cada zona jugarán las semifinales, de las cuales saldrán los dos equipos que disputarán la final. El ganador recibirá 2,275 millones de euros, y casi 2 millones para el segundo. El tercero cobrará 1,7 millón y el cuarto, 1,42 millón. El resto de las selecciones recibirán 853 mil euros.
De las doce sedes que se utilizarán en el Mundial, el comité organizador que preside el ex capitán de la selección alemana, Franz Beckenbauer, dispuso cinco para el desarrollo de esta Copa: Colonia, Hannover, Nuremberg, Francfort y Leipzig, la única ciudad de la antigua RDA donde se jugarán partidos durante el campeonato del 2006, lo que será posible gracias a la inversión de 116 millones de euros que destinó el Estado Federal para construir un moderno estadio en la zona del este, que tras el descenso del Hansa Rostock, en la pasada temporada, perdió el último de sus representantes en la Primera División.
Pese a toda la maquinaria publicitaria puesta en marcha para la promoción de este “festival de campeones”, el interés en el torneo parece estar en baja. De las casi 300 mil entradas disponibles, cuyo valor oscila entre los 15 a los 99 euros, solamente se vendió el 40 por ciento de las ubicaciones disponibles. Un fenómeno que muchos atribuyen a la ausencia de las figuras consagradas y al escaso entusiasmo que despierta la selección de Jürgen Klinsmann.
Hace un mes, cuando Ronaldo, Roberto Carlos y Cafú anunciaron que no concurrirían a la Copa en representación de Brasil porque preferían tomarse vacaciones, el presidente de la CBF, Ricardo Teixeira, amenazó con dejarlos fuera del próximo Mundial. Quien zanjó el conflicto fue el entrenador Carlos Alberto Parreira, que ayer se quejó con todo del certamen: “Lamentablemente, la Copa de las Confederaciones no está bien colocada en el calendario. Hacerla en las vacaciones de los jugadores no es lo ideal, pero es que el calendario está súper lleno, no hay más fechas disponibles, son muchos torneos y eso revienta a los futbolistas”. De todos modos, Brasil no estará tan disminuido; contará con Ronaldinho, Kaká, Adriano y Robinho.
Alemania contará con Michael Ballack (Bayern Munich), su principal figura. En cambio, Miroslav Klose, goleador del Werder Bremen, estará ausente. El delantero prefirió descansar y reponerse de una lesión. Lo cierto es que Klinsmann no ha logrado encontrar el verdadero equipo. En la última Eurocopa fue eliminada en primera ronda y su actual plantel parece contar con algunos buenos jugadores, pero no con estrellas. Ninguno de los futbolistas que componen el plantel actúa fuera de Alemania. Pero, lejos de desanimarse, el entrenador alemán ve en este torneo la oportunidad para levantar el nivel de sus dirigidos antes del Mundial. “Este campeonato es para nosotros una verdadera prueba de fuego. Sabemos que venimos de más abajo con respecto a equipos como Argentina o Brasil, pero tenemos que demostrar que podemos mejorar y llegar en un nivel óptimo al Mundial.” Lejos de la faceta combativa que mostraba en sus tiempos como jugador, cuando lideraba los reclamos económicos en los planteles que integraba, Klinsmann parece estar muy identificado con los intereses de las empresas que patrocinarán al Copa del Mundo: hace meses les advirtió a sus jugadores que todos debían vestir la indumentaria de la firma Adidas –que firmó un contrato de más de 100 millones de euros con la federación alemana– o se quedarían fuera del Mundial.
¿Y la Argentina? “No me gusta que nos consideren candidatos –opina Pekerman–. Estamos bien, pero queremos tomarnos las cosas con tranquilidad. Encaramos este torneo con la seriedad, pero nuestra meta es el Mundial.” La experiencia del Mundial 2002, al que la Selección viajó como gran candidato, parece haber sido más que suficiente.

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El estadio Rhein Energie, de Colonia, donde mañana debutará la Selección Argentina.
 
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