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Por Adrián De Benedictis

Después de un primer tiempo con goles y un segundo tiempo con emoción, River se transformó en el único equipo argentino en clasificarse a las semifinales de la Copa Libertadores al vencer 3-2 a Banfield en el Monumental, y su próximo rival será el San Pablo.
Sorprendió que hubiera cuatro tantos en ocho minutos. Y sorprendió porque hasta que se derramó la catarata de goles (la otra, la de la lluvia, no paró en todo el partido) el partido había sido de bajo vuelo, corriente, sin excesivo brillo. Banfield había dispuesto con mayor asiduidad de la pelota, pero River la había usado mejor. Los jugadores de camiseta naranja la hacían circular, pero no pasaban de los tres cuartos de cancha, salvo en un par de situaciones casi en el arranque; los de la banda roja, con menos posesión, la utilizaban con mayor propiedad en contragolpe, hasta empezar a transformar a Barbosa en un principio de figura, salvándole el gol primero a Farías y luego a Salas.
Poco antes de la media hora se desató la catarata. Barbosa tapó un cabezazo abajo de Ameli que se metía a su derecha, y del rebote, Gallardo escapó, llegó al fondo, tiró el centro pasado y Ameli, saltando, la cabeceó hacia el área chica. La defensa banfileña no reaccionó y Farías, solo y habilitado, cabeceó a su vez parado sobre la línea con el arco desguarnecido.
Cinco minutos después, Zapata lanzó desde la derecha uno de sus acostumbrados centros que buscan el segundo palo. Barbosa se estiró para evitar la caída, la manoteó hacia dentro, hubo un borbollón y Farías, desde el piso, volvió a empujarla al gol.
Pero nada estaba dicho. Un tiro bombeado de San Martín sobre el área encontró a Bilos bien parado en el punto del penal. El cabezazo del delantero hacia el piso superó a Costanzo. Y de la salida desde el medio, River generó una jugada combinada que dejó solo a Zapata contra Barbosa. El volante definió entre las piernas del arquero. El resultado parecía justo, teniendo en cuenta la manera en que uno y otro equipo habían aprovechado el juego.
Pero de un primer tiempo corriente se pasó a un complemento atractivo e interesante, gracias al segundo gol de Banfield, un pelotazo en profundidad que Barijho convirtió, con clase ante la salida de Costanzo, en el 3-2. A Banfield le bastaba empatar para clasificarse. Así se vieron 40 minutos de alta emotividad, que tuvieron su pico cuando Ceballos se perdió el empate en el segundo minuto de descuento.