DEPORTES › OPINION

¿Cuál es la lógica del cambio?

 Por CESAR R. TORRES *

La Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) anunció recientemente que pondrá a prueba una serie de cambios en trece de los torneos del 2007, incluyendo el de Buenos Aires. Los cambios comprenden el comienzo de los torneos los domingos en lugar de los lunes y el reemplazo del sistema de eliminación simple por el round robin en la ronda inicial de los torneos. Bajo este sistema los jugadores se dividirán en grupos de tres, jugarán entre sí, y el mejor clasificado avanzará a las fases finales del torneo.

Los administradores del tenis internacional, asistidos por especialistas en mercadotecnia deportiva, han justificado los cambios utilizando una lógica mercantilista e instrumental. Etienne de Villiers, director ejecutivo de la ATP, ha dicho que los estudios de la asociación indican que los espectadores y los organizadores prefieren el sistema round robin. Por ende, se ha enfatizado que con este sistema, que asegura la presencia de los jugadores estelares en por lo menos dos partidos de cada torneo, los espectadores recibirán más valor por su dinero, los patrocinadores expondrán sus marcas por más tiempo y los organizadores podrán desarrollar un fixture más predecible, aumentar la audiencia televisiva y atraer a más patrocinadores.

Los cambios propuestos tienen como objetivo, tal cual ha manifestado De Villiers, incrementar la visibilidad y el consumo del tenis. Es llamativo que la ATP no haya atemperado su objetivo con un discurso centrado en el aparente impacto positivo que los cambios tendrán en la dinámica del juego. Más aún, las declaraciones públicas sugieren que la ATP no ha ni siquiera reparado en cómo los cambios afectarán la práctica de este deporte. Quizá por ello, jugadores como David Nalbandian han declarado no saber para qué y por qué se altera la estructura de los torneos.

Teniendo en cuenta que la ATP supuestamente vela por los bienes internos del tenis y los estándares de excelencia que lo definen, su énfasis en la promoción del tenis como mera mercancía indica que, una vez más, el deporte de elite ha claudicado frente a los imperativos de la lógica del mercado. Favorecer cambios basándose principalmente en las preferencias de espectadores y patrocinadores implica el riesgo de enfatizar valores que no son necesariamente propios ni beneficiosos a la práctica deportiva. La implementación y evaluación de cambios en el deporte de elite requiere de una teoría normativa que reconozca su peculiar lógica interna y la imponga frente a los designios del mercado y sus apologistas. Hasta que el análisis de los cambios en el tenis no incorpore esa teoría, su éxito será medido por entradas vendidas, patrocinadores enlistados y número de telespectadores. La pregunta principal es si los cambios promueven la excelencia tenística y favorecen a los jugadores que la posibilitan.

* Doctor en filosofía e historia del deporte. Docente en la Universidad del Estado de Nueva York (Brockport).

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