ECONOMíA › FELISA Y LA FEDERACION AGRARIA

Nos habíamos amado tanto

 Por Raúl Dellatorre

Un gusto amargo quedó en los paladares de la ministra de Economía, Felisa Miceli, y de los integrantes de la conducción de la Federación Agraria tras el encuentro mantenido ayer en el Palacio de Hacienda. Quizás haya sido esa sensación lo único en lo que coincidieron la funcionaria y los dirigentes chacareros, tras una reunión sin más resultados que un retrato de la tensa relación que hoy existe entre ambas partes. Una semana después que Miceli lograra reestablecer el vínculo con las otras tres entidades del campo (Sociedad Rural, CRA y Coninagro), Federación Agraria se diferenció no sólo por no compartir la propuesta conjunta elevada por aquéllas, sino porque, a diferencia de sus pares, parecería estar ubicada cada vez más lejos de la ministra.

El intento inicial de Eduardo Buzzi, titular de FAA, en la reunión de la víspera de recurrir a la identidad ideológica común como una forma de acercamiento y compromiso, quedó rápidamente desmembrado al pasar a las cuestiones específicas. Miceli rechazó prácticamente todas y cada una de las demandas que llevó FAA, descalificando su falta de sustento y de posibilidades de implementación, según la versión de Economía. De tal forma, la reforma impositiva, el fortalecimiento de las economías regionales, la refinanciación de deudas con el Banco Nación y los incentivos a los pequeños productores, que conformaban el eje central de la postura de la Federación, corrieron suerte pareja: todas fueron desechadas de plano.

La propuesta más amplia presentada por la Federación Agraria fue la referida a la reforma impositiva, proponiendo un cambio en la estructura del mecanismo de obtención de ingresos fiscales, basado en impuestos progresivos a la renta y el patrimonio no productivo. También reclamaron eliminar las retenciones a las exportaciones, el IVA en el agro, el impuesto al cheque (débitos y créditos bancarios) y el gravamen a la ganancia mínima presunta.

En tono poco amigable, Miceli les replicó que, sin un estudio serio sobre cuál sería el impacto productivo de tales reformas, no se podía ni considerar el tema. “Con enunciar las medidas no basta”, lanzó la ministra, acompañada por buena parte de sus asesores, pero con la significativa ausencia del secretario de Agricultura, Miguel Campos, y del subsecretario, Javier De Urquiza (de viaje en Roma). Con igual crudeza, la titular del Palacio de Hacienda rechazó el pedido de un tratamiento en favor de los productores endeudados con el Banco Nación. “Negocien directamente con el banco”, les respondió.

El trasfondo del desencuentro reconoce como antecedente la negativa que recibió la Federación Agraria para crear una Subsecretaría de Agricultura Familiar y ocupar el puesto con un hombre de la entidad. “Eso nunca existió como posibilidad”, remató ayer el tema la ministra antes de abrirlo a discusión. Según fuentes oficiales, la idea de la nueva área había sido consensuada por la FAA con Campos, aunque éste no contaba con aval oficial para avanzar en la materia.

“De los cuatro encuentros con las entidades rurales, éste resultó el menos productivo”, concluyó una fuente próxima a la ministra luego de la reunión. “Nos plantaron un escenario muy distinto al que, en tono muy cordial, les ofrecieron a las otras entidades”, fue la lectura en Federación Agraria. En vez de un acercamiento, el encuentro resultó la cristalización de una ruptura.

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