La preparación para el Sudamericano Sub-20 incluyó un riguroso entrenamiento físico, trabajo con pelota y hasta sesiones de motivación. En esa última incursión, el entrenador Hugo Tocalli optó por mostrarle al equipo una película, Un domingo cualquiera, donde Los Miami Sharks, un conjunto de fútbol americano, comienza a perder su prestigio tras caer en una serie de partidos. La historia quedó grabada en la mente de Lautaro Acosta, tras la derrota ante Colombia. Lo que no sabía el jugador de Lanús es que unos días después se convertiría en el protagonista principal de la agónica clasificación a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. “Fue como un sueño, como una película que nos mostró Tocalli. Era una de fútbol americano. En su momento, cuando la vimos, nos motivó mucho y me acordé porque el final se dio igual que en nuestro partido”, remarcó Acosta, quien convirtió de cabeza el gol del triunfo en tiempo de descuento ante Uruguay.

Acosta no disimula el desahogo que significó alcanzar el pasaporte a los Juegos. “Se disfrutó como una revancha a lo que se venía diciendo. No veníamos haciéndolo bien, por eso también es una revancha propia. Era para demostrarles a todos que este seleccionado podía y pudo”, señaló el delantero. Lo cierto es que a la Selección le costó desplegar su mejor repertorio. Incluso, estuvo cerca de quedar eliminada en la primera fase, pero fue ese el momento en el que el equipo sacó a relucir su potencial y alejó fantasmas con una categórica goleada a Venezuela. El jugador de Lanús reconoció que el grupo estaba “molesto” por las críticas y hasta se sentían “menospreciados”. “La actitud es la virtud por la que estamos en el Mundial y en los Juegos. Muchos dicen que nos faltó juego y fútbol, pero nos sobraron huevos”, enfatizó Acosta.

Si la definición de los partidos de la Selección y su clasificación estuvieron rodeados de suspenso, la última fecha ante Uruguay no podía ser la excepción. Argentina debió esperar hasta el último minuto para gritar bien fuerte y castigar al conjunto uruguayo, que pagó caro su estrategia de especular con el resultado. “Hice el gol y pensé que el árbitro nos estaba esperando para ir al mediocampo, pero como vio que no nos íbamos terminó el partido”, contó el delantero. “La verdad es que estábamos muy confiados en que podíamos ganarlo. No vimos el reloj en ningún momento. Sabíamos que quedaba muy poco y que se estaba haciendo muy difícil el hecho de entrar a los Juegos. Se dio en el último segundo. Pero nunca pensamos que se nos podía escapar”, sostuvo el juvenil argentino.

Su carrera recién empieza. Apenas tiene 18 años (el 14 de marzo cumple 19) y tiene unos pocos partidos en la Primera de Lanús. Sin embargo, Acosta ya se anima a decir que vivió “el día más feliz de su vida”. “Soy muy joven, recién empieza mi carrera. Pero esto no se compara ni con ganarle a Boca o jugar la Copa. Es distinto a todo. Ahora se viene el Mundial y hay que hacer las cosas bien para volver a estar”, recalcó el joven delantero.

Incluso, su destacada labor en la Selección significó también una buena vidriera de cara al inicio de Clausura (comienza el 9 de febrero) para ganarse un lugar en el conjunto que dirige Ramón Cabrero. “Pero para mí es más importante, porque las cosas no me salieron bien en este torneo, no demostré todo lo bueno que había hecho en Lanús”, reconoció Acosta. Y concluyó: “Acá estuvimos muy encerrados, muy alejados de todo y de todos. La verdad, es una alegría enorme, algo inexplicable. Es la emoción que sentimos todos.”