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Javier Castrilli sostiene que trabaja “para dentro de diez o quince años, no para ahora”, pero comenzó a obtener resultados concretos mucho antes. Y en el fútbol, hasta superó las expectativas de seguridad que la inmensa mayoría de la sociedad le reclama al poder político en la vida cotidiana. Que les haya facilitado un lugar para reunirse todos los jueves en el Ministerio de Justicia a los integrantes de Favifa es un paso hacia adelante.
La violencia en el fútbol suele tener un componente político y, para combatirla, hacían falta respuestas políticas. La continuidad de Castrilli en el Ministerio de Justicia, más allá del alejamiento de Gustavo Beliz, quien lo había nombrado en una de las áreas de su cartera, ha sido un gesto de esas características. Cuando el ex árbitro fue ratificado en su puesto, el Gobierno dio una señal concreta de que le interesaba mantener el tratamiento del tema como estaba.
El propio funcionario, a cargo del Prosef, repitió en más de una oportunidad: “La decisión del Poder Ejecutivo ha sido histórica: creó un espacio exclusivamente abocado al estudio y a la ejecución de políticas sobre la problemática de la seguridad en el fútbol. Ese fue un paso muy importante y los resultados se verán con el transcurso del tiempo”.