DEPORTES › BOCA DESANDó UN COMPLICADO CAMINO AL éXITO

Un campeonato de obstáculos

Peleas entre jugadores, racha negativa que duró varias fechas, conflictos en el arco y hasta la inesperada muerte del presidente Pompilio jalonaron esta campaña de 21 partidos que culminó anoche con el título del Apertura.

El flamante campeón del torneo Apertura fue un equipo que superó todos los obstáculos que se le presentaron en este segundo semestre y recién sobre el final pudo alzarse con un título largamente festejado y tributado al presidente fallecido, Pedro Pompilio.

La aguda crisis interna que padeció el plantel por la pelea mediática que protagonizaron dos de sus integrantes, Julio César Cáceres y Juan Román Riquelme, provocó un resquebrajamiento en el grupo.

Boca venía de perder tres partidos seguidos, contra Tigre (en la 7ª fecha), una goleada Cante Godoy Cruz (en la 8ª) y una caída con Estudiantes en La Plata, después de que el entrenador Carlos Ischia borrara al arquero Mauricio Caranta por motivos nunca suficientemente explicitados e hiciera debutar al juvenil arquero Javier García.

Así, las aguas quedaron divididas, ya que varios integrantes del plantel apoyaron a Román, pero otros hicieron causa común con Cáceres y se aliaron con el otro líder, Martín Palermo.

En un plantel absolutamente dividido por la crisis interna, se llegó a un superclásico vital ante River y en el Monumental. Dos días antes del partido, luego de una severa charla en el vestuario, con la presencia de Carlos Ischia, quien luego dejó a solas a sus futbolistas, el grupo se comprometió a dejar las diferencias internas y luchar por recuperar la punta.

En ese momento, el torneo era liderado por San Lorenzo de Almagro, que aventajaba por once puntos a Boca, pero como el conjunto xeneize triunfó ante su clásico rival, con gol del juvenil Lucas Viatri, la ilusión se puso nuevamente en marcha.

Para entonces, Boca ya había perdido a su principal goleador, Martín Palermo, que cayó en el campo de batalla, tras un 2-1 a Lanús, en La Bombonera, el 24 de agosto.

La rotura de ligamentos cruzados de la rodilla derecha le impidió a Palermo continuar en el torneo y allí apareció la mano de Ischia, dándole la confianza a Lucas Viatri, pese a que se contrató a Luciano Figueroa.

Boca sintió el efecto de la ausencia de Palermo, comenzó a ser muy irregular, pero cuando se levantó, luego del triunfo ante River, sufrió otro golpe con la lesión de Gabriel Paletta, con otra rotura de ligamentos.

Pero Boca se sobrepuso a todo, inclusive al pobre empate ante Gimnasia en La Plata, en la anteúltima fecha, un resultado que le abrió el camino al triangular que definió el título, y al momento que vivió el sábado, con las convulsiones de Juan Forlín y las amarillas que sufrieron Juan Román Riquelme y Fabián Vargas, y que les impidieron estar ayer en el partido final.

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Juan Román Riquelme no jugó el partido decisivo, pero dio la vuelta olímpica con su hijo mayor, aquí con el técnico Carlos Ischia.
Imagen: Télam
 
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