ECONOMíA › REUNIóN DE BOUDOU CON EYZAGUIRRE. LAS CONDICIONES QUE PLANTEó EL FONDO PARA VOLVER A LOS MERCADOS

El FMI quiere revisar, el paciente se niega

Fue una reunión signada por la mala experiencia histórica. Con nuevos actores, el FMI y el Gobierno volvieron a estar cara a cara. Las revisiones periódicas a la política económica y sus logros, el objetivo del Fondo, siguen siendo resistidas.

 Por Cristian Carrillo

En un clima de formal cordialidad discurrió el encuentro entre el Gobierno y el Fondo Monetario. Fue a la hora del té. El ministro de Economía, Amado Boudou, recibió ayer al director para el hemisferio occidental del organismo, Nicolás Eyzaguirre, en su despacho. Si bien las partes buscaron restarle “espectacularidad” mediática y venderlo como un “encuentro casual”, ambos interlocutores pretendían romper el hielo y trazar una senda de entendimiento. Era una situación difícil tras varios años desde que rompieran lanzas, ya desde antes del pago de lo adeudado por el país a la entidad. Pero entre muchos gestos amables, Eyzaguirre hizo un comentario al salir del encuentro que podría haber herido sentimientos oficiales: desmintió la aprobación por parte del Fondo a los cambios metodológicos en el Indec. Hubo un encuentro, admitió, pero “fue una visita de cortesía de la entonces dirección del Indec al centro de estadísticas del Fondo”, aclaró.

El enviado del Fondo reiteró la necesidad de que el país acepte las revisiones periódicas que establece el artículo IV de su estatuto para acceder a líneas de crédito. El ministro rechazó cualquier tipo de discusión con condicionamientos, destacando que no iban a hacer ningún pedido. Eyzaguirre no pudo escapar a las críticas por la incapacidad del organismo de predecir la crisis y la vuelta de las recetas ortodoxas como solución. Es una relación que pasó del amor al odio y que, a pesar de las promesas de cambio de parte del Fondo, genera mucha desconfianza.

“Siempre hemos tenido las puertas y los oídos abiertos, y el corazón cercano a la Argentina”, manifestó Eyzaguirre horas antes del encuentro. Pero esa declaración de amor no tuvo la llegada que el directivo esperaba. “Escucharemos qué nos pide”, respondió un frío y distante Boudou al llegar a un hotel céntrico donde se desarrolló el evento que organizó la Cámara Argentina de Comercio. Allí, en el encuentro, varios panelistas insistían en la necesidad de una reconciliación entre las partes. Los condicionamientos fueron, no obstante, la principal traba para restablecer la relación. De todos modos, desde el Palacio de Hacienda reconocieron que la reunión “fue positiva” y hubo avances, que pueden cristalizarse luego de la Cumbre del G-20.

Como se anticipó por la mañana, el convite se centró en la posibilidad de que el país pueda acceder a líneas de créditos y si está dispuesto a pagar el precio reclamado por ello: aceptar las revisiones periódicas del organismo sobre los números de la Argentina. “No podemos decir que, si aceptan, el cielo es su techo, pero sí que es la base del diálogo y de las oportunidades que se le abren a la Argentina”, explicó el directivo del organismo. “Me gusta empezar las discusiones sin condicionamientos”, le respondió el titular del Palacio del Hacienda.

En un apartado con la prensa, Eyzaguirre dijo que hay que “desmitificar cierta connotación que se les da” a las revisiones. El artículo IV del estatuto del Fondo prevé un relevamiento sobre la estrategia de las políticas económicas, la justificación de esas medidas y los resultados obtenidos de cada país. En esencia, las revisiones sirven para evaluar la capacidad de pago de los desembolsos que se hagan desde el organismo, que además suelen estar atados a esos programas fiscales. Por eso el gobierno argentino busca lograr un acuerdo financiero sin condiciones, como lograron en la región México y Colombia. En total, el Fondo firmó 14 de estos programas.

Con México es por más de 47.000 millones de dólares y con Colombia, por más de 20.000 millones. Son líneas de créditos flexibles, bajo programas precautorios. Es decir, que no utilizan el dinero, sino que tienen una cuenta de respaldo que en el caso de un problema de sobregiro se acredita directamente. Si bien se conoció como un programa sin requisitos, en realidad se les pidió que tengan un conjunto de reglas que establezcan la manera de hacer política macroeconómica. “Si las reglas son sostenibles, no ponemos ninguna condición, ninguna, del verbo ninguna (sic)”, afirmó el ejecutivo del Fondo. Otro tipo de facilidades, denominadas de acceso directo, se otorgaron a Guatemala, El Salvador y Costa Rica, a quienes “se les solicitó que apliquen ciertos ajustes que sus gobiernos ya pensaban hacer”.

El director del FMI se deshizo en elogios para con el país. Destacó la situación de superávit fiscal y pronosticó un escenario favorable para el año próximo, de la mano del precio de los commodities. De todos modos, reiteró que no puede hacerse una evaluación sin la posibilidad de revisar las cifras “in situ”.

Una veintena de empresarios que participó del encuentro se acercó al chileno Eyzaguirre para hacer lobby por el restablecimiento de las relaciones con el Fondo. El Gobierno manifestó su intención de avanzar hacia una “intersección” que permita un acuerdo, y hasta deslizaron la posibilidad de que se discuta el artículo IV, pero no que el Fondo imponga sus programas de ajuste. “Desde el punto de vista de la presidenta (Cristina Fernández de Kirchner), la intención es reinstalar una nueva relación con el Fondo, una discusión sin condicionamientos”, insistió Boudou, antes de reiterar que “las políticas económicas y monetarias de la Argentina se deciden en la Argentina; hay una experiencia muy triste con las recetas del FMI, que fracasaron en repetidas oportunidades”.

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Nicolás Eyzaguirre, director del FMI para el Hemisferio Occidental. Intento de acercamiento.
Imagen: Gustavo Mujica
 
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