EL MUNDO › KENNEDY INFLUYó EN LA POSICIóN DE WASHINGTON

Ted jugó un rol por la paz en el Ulster

 Por David McKittrick*

Desde Londres

A los ojos de los irlandeses y de buena parte de los ingleses, Edward Kennedy es conocido por haber sido uno de los héroes en el proceso que llevó finalmente a la desmovilización del Ejército Republicano Irlandés (IRA). El jugó un papel esencial en convencer al entonces presidente Bill Clinton de que levante la prohibición que había impedido durante años el ingreso a Estados Unidos del líder del partido Sinn Fein, Gerry Adams. Esa decisión hoy es considerada fundamental en tanto le demostró al IRA que si deponía las armas se le podían abrir muchas puertas con un aliado muy poderoso.

Pero Kennedy no siempre fue visto como un héroe. Durante años, tanto el gobierno de Londres como los Unionistas del Ulster lo miraron con resentimiento y sospechas. Parte de estos prejuicios tenían su origen en la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando su padre Joe, en ese entonces designado embajador en Inglaterra por el presidente Franklin Roosevelt, le aconsejara a éste no ayudar a Gran Bretaña contra Hitler. “La democracia está liquidada en Inglaterra. No hay nada que hacer acá”, le dijo.

En sus primeros tiempos como político, incluso, el joven Ted se ganó la antipatía de muchos cuando instó a Inglaterra, sencillamente, a retirarse por completo de Irlanda del Norte, en lo que fue considerado como el gesto tosco y naïf de un joven sin ninguna experiencia. En los años que siguieron, sin embargo, el político nacionalista John Hume y varios gobiernos irlandeses lo convencieron, y, hacia el final de la década del ’70, Kennedy ya había cambiado de parecer: el principal problema era terminar con la violencia.

Para el comienzo de los años ’90 el proceso de paz ya estaba en marcha y tanto Hume como el gobierno de Dublín presionaban sin descanso a Clinton para que recibiera a Adams y demostrara con ese gesto que apostar por la política y no por las armas tenía sus ventajas. Habiendo sido durante años un férreo opositor del Sinn Fein, Kennedy confesó que estaba “completamente desconcertado” cuando las autoridades de Dublín comenzaron a pedirle que intercediera en favor de la visita de Adams.

A la visita del político nacionalista y católico irlandés, líder desde hacía años de un partido que para muchos seguía siendo apenas el brazo armado de los guerrilleros, se opusieron el Departamento de Estado, el FBI, diversos políticos y, sobre todo, el primer ministro británico, John Major. Pero Clinton, en parte gracias a los consejos de Kennedy, accedió. “Nada relacionado con Irlanda tiene posibilidades de moverse en Washington sin Kennedy. Si quieres lograr algún avance en el asunto, lo vas a buscar a él”, dijo una vez un conocido lobbysta americano-irlandés. La visita sirvió y el proceso de paz recibió un impulso decisivo.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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Jaqueline, sus hijos, Teddy (izq. atrás) y Robert (der.) en el funeral de J.F.K.
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