ECONOMíA › PARA EL JEFE DEL FMI, EL ACUERDO “ES UN ESFUERZO DE BUENA FE”

Si no fuera por el bueno de Köhler

El director gerente del Fondo anticipó su opinión a favor del acuerdo, pero dejó sentadas sus prevenciones ante la “frágil estabilidad” lograda. Recomienda a la Junta de Directores “sopesar los riesgos con cuidado” al prestar la ayuda a la Argentina. Apoyo más que por convicción, por “un esfuerzo de buena fe”.

El director gerente del FMI, Horst Köhler, eliminó ayer el último resto de incertidumbre que pudiera existir en el Gobierno por la concreción del acuerdo. “He decidido recomendar su aprobación”, manifestó, en una nota dirigida al directorio del organismo. Aunque el convenio quedó cerrado anteayer, todavía faltaba la formalidad de que la máxima autoridad del staff del Fondo emitiera su dictamen. Al hacerlo, Köhler aprovechó los resquicios del lenguaje diplomático para explicitar su opinión. Primero subrayó que la falta de consenso político sobre cómo resolver la crisis fue un obstáculo para la negociación. Y después, en uno de los párrafos más polémicos, sostuvo que el acuerdo debe ser entendido “como una demostración de esfuerzo de buena fe de la comunidad internacional en favor de los argentinos”. Es decir, casi como una dádiva.
Después de un año en el que ha escuchado de todo, el Gobierno lo único que rescató del documento de Köhler fue su recomendación de que el acuerdo sea refrendado por el directorio. El cuerpo político del organismo se reunirá el próximo jueves para cumplir con ese trámite. Allí están los representantes de los países que integran el Grupo de los Siete, que fueron los verdaderos impulsores del acuerdo. De no haber sido por la voluntad de ese grupo de naciones de cerrar la negociación, la conducción técnica del FMI la hubiera seguido estirando. Y eso queda claro en la carta de Köhler.
La motivación central del G-7 para que se firmara el convenio fue facilitar la transición política y asegurar el recambio de Gobierno. En este punto, Köhler expresa bien lo que piensa aquel grupo de naciones. “El gobierno ha desarrollado una serie de compromisos de políticas que podrían, si se implementan en forma consistente y creíble, construir un puente hacia un programa global que será negociado con el nuevo gobierno después de las elecciones”, indicó. La negociación de fondo, entonces, será con la próxima administración, mientras que ahora el acuerdo consiste sólo en una refinanciación de vencimientos hasta agosto.
A pesar de tratarse de un convenio mínimo, Köhler considera que debe dejar planteadas sus objeciones. Para despegarse de una decisión que no es suya, el alemán advierte que “incluso un programa transitorio involucra riesgos excepcionales para el Fondo, que son subrayados con el apropiado cuidado y profundidad en el informe del staff”. “Estos riesgos se relacionan con la fragilidad del marco de políticas macroeconómicas y con los desafíos políticos para su implementación”, puntualiza. Y en esa línea, señala: “Es importante que la junta de directores sopese estos riesgos con cuidado y sus implicancias para Argentina, la región y el propio Fondo”.
Los otros dos puntos destacados de su comunicado son el reconocimiento de que “la situación económica argentina se ha estabilizado”, aunque “todavía sigue siendo frágil”, y el guiño para que el Banco Mundial y el BID destraben créditos para financiar programas sociales, “que son claves para proteger a los grupos vulnerables por los efectos de la crisis”.
El Gobierno mostró ayer su satisfacción por la conclusión de las negociaciones. Duhalde y Lavagna accedieron a múltiples contactos con periodistas de radio y televisión para hablar sobre el acuerdo. El Presidente afirmó que gracias a ese entendimiento “la Argentina pasó de terapia intensiva a terapia intermedia”. “El desafío del próximo gobierno es sacar al país de terapia intermedia y evitar que vuelva al estado anterior”, evaluó. El mismo día que el directorio del FMI formalizará el acuerdo, Duhalde partirá hacia Davos, Suiza, para participar del Foro Económico Mundial. El congreso de los financistas top será aprovechado por el Presidente para “reinsertar a la Argentina al mundo”. El jefe de Estado tiene previsto dar un discurso. Otro mandatario latinoamericano que irá a Davos es Luiz Inacio Lula da Silva.
Para Duhalde, “la comunidad internacional se dio cuenta de que Argentina tiene derecho a pensar por sí misma cómo salir de la crisis”. Lavagna, por su parte, remarcó que el Gobierno “no dictará ninguna medida específicaligada al acuerdo”. El Gobierno todavía no quiere dar a conocer los términos de la Carta de Intención. En anteriores oportunidades la difusión de ese documento arrojó sorpresas sobre las condiciones a las que se habían comprometido las autoridades para firmar.
Lavagna sostuvo que esta vez hubo diferencias hasta último momento “porque insistimos en preservar un margen de maniobra para que no se interrumpa el proceso de recuperación que ya comenzó”. El ministro insistió en que de ahora en más el Gobierno se preocupará por evitar fuertes oscilaciones en la cotización del dólar. “La idea es mantener el valor del dólar sin cambios muy bruscos”. Esto es, en torno al nivel actual. Sin embargo, Lavagna reconoció que “la lógica indica que en el mediano plazo el peso empiece a fortalecerse”. Por último, sostuvo que su próxima tarea será comenzar la renegociación de la deuda con los acreedores privados, aunque ese proceso “será largo” y demandará “por lo menos dos años”.

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Horst Köhler, un “amigo” de la Argentina sensible a las necesidades de los más castigados.
En la foto junto a su portavoz, Thomas Dawson. Ayer no lo precisó: habló por sí mismo.
 
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