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Misión a Washington, con promesa oficial de no traer nada de nada

Entre la presunta primicia de La Nación, afirmando ayer que el país sale a buscar U$S 25.000 millones de ayuda, y la visión mucho menos optimista que ofreció Página/12, el Gobierno prefirió confesar, por boca de Eduardo Amadeo, que volverán con las manos vacías.

 Por Claudio Scaletta

Jorge Remes Lenicov debió asumir que, al menos por ahora, no recibirá ayuda del Fondo Monetario Internacional. Según los funcionarios de Economía, el viaje a Estados Unidos que emprenderá hoy el ministro tendrá por objeto “aclarar algunos puntos del programa económico” que habrían sido mal interpretados por Washington. Entre ellos, el momento adecuado para iniciar las “reformas estructurales” pendientes y los efectos fiscales y monetarios de la pesificación. Ya no se trata de volver con ayuda económica: alcanzará con “definir la futura agenda de negociaciones”. En este contexto, cualquier guiño podrá ser presentado como un logro.
Luego de las señales inequívocas enviadas en los últimos días por funcionarios del FMI, el Gobierno dejó de lado sus esperanzas de contar con fondos frescos para apuntalar la cotización del peso. La flotación no tendrá en su debut el escenario previsto cuando fue ideada. Una semana fue suficiente para que el equipo económico pasase de la ilusión a la desesperanza. Hoy las expectativas no podrían ser más modestas. “Esta no es una misión de negociación. Es más que nada un viaje de conocimiento personal”, señaló a Página/12 una alta fuente del Ministerio de Economía.
Sin embargo, a pesar de la excesiva formalidad del funcionario, quedó claro que no se tratará de una visita social. “La Argentina no está hoy en condiciones de emprender las reformas estructurales que demanda el Fondo”, señaló la fuente. Además, “tenemos que explicarles que la pesificación con paridades distintas (1 a 1 para las deudas y 1,40 a 1 para los depósitos) no tendrá los efectos negativos que ellos señalan”, agregó. “Tienen que entender que es la primera vez en la historia que una devaluación producto de una crisis financiera incorpora el concepto de preservar valor”, exageró. En concreto, la tarea de la misión argentina será contestar personalmente las recriminaciones que llegaron desde Washington, donde se desconfía de la alianza entre Duhalde y los grupos económicos locales.
La línea ortodoxa del Fondo insiste además en una suerte de reedición del “déficit cero ya”, lo que supondría un veloz ajuste del aparato estatal (denominado “reformas estructurales”), con eje en el recorte del gasto provincial. Los funcionarios argentinos, en tanto, son conscientes de que en el actual contexto político no es posible romper lanzas con los gobernadores. A ello se refirió ayer el vocero presidencial Eduardo Amadeo cuando afirmó que “éste es un sistema parlamentario”. Por eso, según explicó la fuente de Economía, el mensaje que transmitirán en Estados Unidos será el de la imposibilidad de realizar en lo inmediato el ajuste demandado. “Vamos a aclarar qué reformas estructurales son posibles en el corto plazo y cuáles no”, señaló.
Probablemente alarmado porque ayer el diario La Nación afirmó que la misión va a buscar 25 mil millones de dólares, el Gobierno se apresuró a pinchar toda ilusión. Amadeo aseveró: “No tenemos ninguna expectativa de traer solución alguna. Lo digo directamente”. Pocas veces se confesó tamaño pesimismo. El portavoz se suma a este desesperanzado viaje en el que Remes y el secretario de Finanzas, Lisandro Barry, se reunirán no sólo con el titular del Fondo, Horst Köhler, sino también con el titular del Tesoro, Paul O’Neill, y los presidentes del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, y del Banco Mundial, James Wolfensohn.
De acuerdo a la visión de Economía, dentro de la administración republicana existiría cierta indefinición acerca de cuál debe ser el rol de los organismos financieros internacionales. Por ello, creen que la “comprensión” de la situación argentina que atribuyen a Iglesias y a funcionarios del gobierno de Bush podría transmitirse a los fondomonetaristas más ortodoxos. Desde esta perspectiva, la misión argentina insistirá en la definición de “una agenda realista”. “No queremos hacer como hicieron todos los gobiernos argentinos en los últimos 20 años, que prometen cosas que no cumplen”, destacó la fuente. Al margen de los resultados que se obtengan, habrá una pregunta que Remes y Barry escucharán con insistencia: ¿Cuál es el plan que tienen para reestructurar la deuda? “Todavía no hablamos de esos números, nunca estuvo en negociación ningún peso”, se sinceró el interlocutor. “Pero tendremos que llegar a algún acuerdo sobre la refinanciación de los vencimientos”.

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Lisandro Barry, secretario de Finanzas e integrante de una misión para verse las caras.
Finalmente, Economía debió tirarse a la pileta de la flotación cambiaria sin patito.
 
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