ECONOMíA › EL TITULAR DE LA CNV ANTICIPA ALTERNATIVAS DE INVERSION EN MONEDA LOCAL

Cómo seducir con el peso

Alejandro Vanoli revela en esta entrevista con Página/12 que se están generando instrumentos para canalizar la gran liquidez en pesos a partir de las restricciones a la compra de dólares. Una chance son fideicomisos atados al precio del metro cuadrado.

“Existe mucha liquidez que busca oportunidades de negocios, producto de que no existe la tradicional opción del dólar billete como inversión”, señala el titular de la Comisión Nacional de Valores, Alejandro Vanoli. El funcionario, en una entrevista que brindó a Página/12, asegura que el objetivo es captar esa liquidez para ampliar el financiamiento empresario. Entre las alternativas que se estudian en el seno del ente regulador, junto con actores privados, se destaca la posibilidad de lanzar fideicomisos cuya renta se calcule sobre el precio del valor del metro cuadrado en la ciudad de Buenos Aires. La presidenta Cristina Fernández había anticipado el mes pasado que se estudiaba “ofrecerles a los argentinos los instrumentos para que ahorren en ladrillos”. Vanoli también previó un incremento en instrumentos ligados a la actividad económica y, más precisamente, con el consumo. La meta es quintuplicar en cinco años la cantidad de inversores: pasar de 400 mil a 2 millones.

–¿Cuál es el impacto de los controles a la compra de moneda extranjera en el mercado bursátil?

–Las restricciones cambiarias generaron un momento propicio para plantear alternativas de inversión. Existe mucha liquidez en el mercado local que busca oportunidades de negocios, producto de que ya no está la opción del dólar billete como inversión. Hay distintos instrumentos y alternativas en función del riesgo y el perfil del inversor, que pueden pactarse en pesos y están ligados, por ejemplo, a la evolución del tipo de cambio, pero también a la cotización de commodities o al precio del metro cuadrado para construir.

–¿Habrá alternativas en inversiones inmobiliarias?

–Nos planteamos cómo acercarle al público, a aquel que no le alcanza para comprar un departamento como inversión, algún producto que esté ligado a la evolución del metro cuadrado de construcción. En ese sentido, ya existen reuniones y conversaciones con desarrolladores, bancos emisores (de fideicomisos) y fondos de inversión para generar fideicomisos financieros ligados a este activo. Por ejemplo, puedo depositar 5000 pesos y acompañar el movimiento de precios del metro cuadrado en la Capital Federal, y ahorrar en pesos.

–¿Será también para pequeños inversores o ahorristas?

–En el ámbito de la oferta pública hay desarrollos inmobiliarios que están pensados para el núcleo de mayor riqueza, como Nordelta y Puerto Madero. Pero esto apunta a otro segmento, como el desarrollo inmobiliario de zonas urbanas y rurales, que permita complementar las iniciativas públicas vigentes, como el plan Pro.Cre.Ar. En este caso, se piensa en una primera instancia en localidades como Palermo y Caballito o ciudades como Córdoba o Rosario, para sectores medios de la sociedad.

–¿Cómo se plantea captar ese exceso de liquidez que dejó el cepo cambiario?

–Trabajamos en un proceso de educación financiera, para que la gente adquiera un mayor conocimiento de lo que son los instrumentos de financiamiento, tanto desde el punto de vista del ahorro como de financiamiento para las empresas. En este sentido, también vemos que es un buen momento frente a la mejora en los indicadores financieros: la Argentina logra recuperar el crecimiento de su actividad, con superávit financiero externo, que tranquiliza al mercado cambiario. Hoy existen unas 400.000 personas que tienen cuentas activas en cajas de valores. Nos estamos poniendo como meta quintuplicar en un plazo de cinco años esta participación.

–¿Prevé una mejora del financiamiento extrabancario de las empresas?

–El financiamiento podría terminar este año entre un 10 y 15 por ciento por encima de los niveles de 2011 y estimamos crecer a un ritmo anual del 20 por ciento en el próximo quinquenio, a partir de la incorporación de YPF, según cálculos conservadores. Además, muchas empresas, por la actual coyuntura, están planeando financiarse. Por caso, los fideicomisos de consumo van a crecer por el aumento en el consumo. Estuvimos con la cámara de electrodomésticos y nos informaron que prevén más de un 20 por ciento en la producción y venta de electrodomésticos en 2013.

–¿La apuesta es al mercado doméstico?

–No se está pensando en captar fondos en el exterior, porque hay una decisión de desendeudar la economía.

–Las calificadoras tampoco colaboran en la búsqueda de fondos en el exterior.

–No hay razones objetivas para la calificación argentina. Por ejemplo, se pagó puntillosamente todos los Boden hasta su vencimiento, y cito 2005, 2007, 2008 y 2012. Ni siquiera cuando faltaban pocos meses para que se cancelara el último vencimiento de alguno de estos papeles se los sacó de la categoría de bonos basura. Esto no resiste análisis. La Argentina tiene categoría de default cuando se está desendeudando. La calificación es un castigo a la decisión soberana de la Argentina de definir su política económica.

–Parte del argumento del establishment financiero se basa en las estadísticas del Indec.

–Tal como sucedió con Grecia, en todo el mundo hay descreimiento por las cifras oficiales de los países, pero los privados han hecho muchas veces manipulación en el mercado, y no se hace hincapié en ello. Lo que sucedió con la Libor tuvo poca trascendencia en medios locales, incluso los más especializados. La cuestión es que eso ha generado una falta de credibilidad muy grande. Los reguladores sabían que era una tasa que se hacia con información de algunos bancos –no era una tasa ejecutable, no se hacían transacciones sobre ella–, sino que era informada y permitía que se pusieran de acuerdo.

–¿El mundo sigue lejos de incrementar la regulación del sistema?

–Es muy dificultoso porque se choca siempre contra la misma piedra: los lobbys financieros. Generalmente Inglaterra y Estados Unidos, dentro del G-20, se muestran poco proclives para que se regule la intermediación financiera, mientras siguen albergando paraísos fiscales.

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Alejandro Vanoli es presidente de la Comisión Nacional de Valores y miembro del Plan Fénix.
 
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