ECONOMíA › TOMADA CONFIA EN QUE DURANTE 2004 SEGUIRA RECUPERANDOSE EL EMPLEO

Un ministro subido a la tendencia

El Ministerio de Trabajo aseguró que el empleo podría crecer cuatro puntos, como mínimo, este año, sólo por efecto del crecimiento del PIB. Y según Tomada, será menos precario.

 Por Raúl Dellatorre

El Gobierno confía en que durante este año se mantendrá la tendencia a la recuperación del empleo, montada en el crecimiento proyectado del producto bruto. Carlos Tomada, ministro de Trabajo, rechazó los pronósticos negativos que indican que la falta de inversión podría constituir una limitación a que dicho proceso continúe. “Todavía existe un importante nivel de capacidad ociosa, y por otra parte no es cierto que no haya inversión: la inversión creció un 41 por ciento este año; ésas son las excusas de las mismas escuelas académicas extranjeras que antes nos decían que Argentina no iba a crecer porque el costo laboral era demasiado elevado y propugnaban la baja de salarios y la precarización”, sostuvo ayer el titular de la cartera laboral.
Un informe elaborado por Trabajo sostiene que tras la fuerte reacción del empleo al crecimiento durante el año 2003, cabe esperar que el aumento esperado del PIB en 2004, “superior al 6 por ciento, redunde en incrementos del empleo de alrededor del cuatro por ciento como piso”. Este criterio, sin embargo, fue cuestionado por el experto en economía laboral y asesor de la OIT Alfredo Monza, quien sostuvo que la relación entre crecimiento del empleo y crecimiento económico que se dio en el último año es excepcional e irrepetible. “No hay ninguna experiencia internacional que demuestre que puede sostenerse ese ritmo en el largo plazo”, había manifestado Monza al presentar el Panorama Laboral de la OIT para América Latina y el Caribe.
Ayer, Tomada sostuvo al respecto –al ser consultado por este diario sobre esa diferencia de criterio– que “hay que tomar en cuenta que aquí cambió el patrón de crecimiento económico, que hoy es más trabajo intensivo que en los ‘90. Puede ser que la elasticidad (relación entre el crecimiento del empleo y crecimiento del PIB) no se mantenga en 0,9, como en el 2003, pero tampoco va a volver al 0,25 de los ‘90”. E indicó que, de todos modos, se está trabajando fuerte en políticas activas de generación de empleo. “Se está haciendo un trabajo muy ambicioso en construcción, metalmecánica, textiles y calzado, y madera, que son los más dinámicos en creación de empleo y son también los elegidos por (la secretaría de) Industria para Foros de Competitividad (políticas de promoción a pymes)”, respondió el ministro.
En la cartera laboral confían en que la tendencia al crecimiento del empleo “se mantendrá en el mediano plazo”, mejorando incluso la “calidad” del mismo con respecto a las precarias condiciones actuales. Según la propia evaluación del ministerio, la mayor parte de los nuevos empleos generados en el último año es de carácter formal (trabajadores inscriptos) y por tiempo indeterminado (estables), contrariamente a lo que sostienen algunos analistas privados. La creación de puestos de trabajos formales en el sector privado mantuvo un promedio mensual de 0,1 por ciento en el segundo semestre de 2002, pasó a 0,2 en la primera mitad de 2003 y saltó a 0,7 por ciento en el último semestre (con datos hasta noviembre de 2003).
Otro dato que aporta Trabajo es que en el crecimiento del empleo entre el segundo y tercer trimestre de 2003 “no tuvieron incidencia los beneficiarios del Plan Jefas y Jefes de Hogar”. La tasa del crecimiento del empleo resulta del 0,8 por ciento mensual, se tome o se excluya a los beneficiarios. Computando a los receptores de dichos planes como desocupados, la tasa de desempleo resultante asciende a 23 por ciento en el segundo trimestre y 21,4 en el tercero.
No obstante estos datos alentadores, en la cartera laboral admiten que “cambiar la actual estructura ocupacional llevará muchísimo tiempo”. La precarización dejó como saldo que los trabajadores asalariados registrados hayan pasado a ser una minoría dentro del mercado laboral, con 3,4 millones de personas. Sorprendentemente, la cantidad de inscriptos como “no asalariados” hoy representa una cifra equivalente a la anterior, alrededor de 3,3 millones de personas.
“Antes, los no asalariados eran tradicionalmente los empresarios y un número insignificante de cuentapropistas, que en total eran 100 o 200 mil personas”, recordó un viejo conocedor del mercado de trabajo. “Hoy en esa franja se agrupa una cantidad de autónomos, monotributistas y otras formas de supuestos proveedores de servicios que, en la mayoría de los casos, sólo encubren a un trabajador en relación de dependencia”, señaló. Si a ello se suma un par de millones de desocupados, un par de millones de subocupados y otros tantos beneficiarios de planes de subsistencia, es sencillo advertir por qué se dice que existe una estructura ocupacional, producto de las políticas de los ‘90, que llevará no sólo tiempo sino que demandará profundos cambios económicos antes de empezar a revertirse.

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El ministro Carlos Tomada le dio ayer un informe al presidente de la Nación sobre la situación laboral.
 
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